Hay atletas que pasan por la universidad y ganan títulos; hay otras, muy pocas, que transforman programas enteros y redefinen lo que significa dominar. María Fassi pertenece al segundo grupo. La Asociación de Entrenadores de Golf Femenino (WGCA, por sus siglas en inglés) anunció oficialmente el ingreso de la golfista mexicana a su prestigioso Salón de la Fama, un honor reservado exclusivamente para quienes, como bien dicta el criterio de selección, "dejaron una huella real e imborrable".

Para entender la magnitud de este nombramiento, hay que rebobinar a su etapa con la Universidad de Arkansas (@RazorbackWGolf). Fassi no solo fue buena; fue una fuerza de la naturaleza. La hidalguense culminó su carrera amateur en 2019 de la manera más cinematográfica posible: ganando el Campeonato Individual de la NCAA en su propio campo, el Blessings Golf Club, frente a su gente y su familia.

Su paso por la NCAA se resume en dominio absoluto: ganadora del ANNIKA Award en dos ocasiones consecutivas (2018 y 2019) —el equivalente al Heisman del golf femenino— y múltiples selecciones al equipo First Team All-American.

Lo que llevó a Fassi al Salón de la Fama de la WGCA no fueron solo los trofeos, sino el "cómo". Su estilo de juego agresivo, su potencia desde el tee de salida y esa pasión latina desbordada en cada putt contagiaron a todo el circuito colegial. Fassi elevó el perfil del golf universitario femenino, atrayendo miradas que antes no existían en la categoría.

Con este reconocimiento, María Fassi se une a la élite histórica del deporte. Mientras continúa su batalla semana a semana en la LPGA, su nombre ya está grabado en letras doradas en los libros de historia del deporte universitario estadounidense. Desde Pachuca para el mundo, Fassi ya es eterna.

Foto: @WGCAGOLF

El reloj marcó el final, no solo de un combate, sino de una de las carreras más laureadas en la historia del entretenimiento deportivo. La noche de este sábado 13 de diciembre de 2025 quedará grabada en la memoria colectiva como el momento en que la música de John Cena dejó de sonar. En el evento estelar de Saturday Night's Main Event, ante un Capital One Arena abarrotado y al borde de las lágrimas, el "Líder de la Cenation" colgó las botas tras ser derrotado por la fuerza imparable de Gun ther.

El combate fue promocionado como el choque definitivo entre el pasado glorioso y el presente dominante, y cumplió con creces. Gunther, el "General del Ring", no mostró piedad ante la leyenda. Desde el primer campanazo, el austriaco impuso su estilo físico y brutal, castigando el pecho de Cena con sus característicos chops que resonaron en todo el recinto.

Cena, fiel a su mantra de "Never Give Up" (Nunca te rindas), tuvo destellos de heroísmo. Con 17 campeonatos mundiales a sus espaldas —récord que logró superar este mismo año rompiendo el empate con Ric Flair—, intentó revertir la situación con su clásico Attitude Adjustment, pero el desgaste físico de una gira de despedida agotadora fue evidente. Gunther contrarrestó cada intento de remontada con una precisión quirúrgica.

El desenlace fue tan doloroso como definitivo. Gunther atrapó a Cena en un candado devastador, y aunque el estadio entero rogaba por una última escapatoria, la realidad se impuso. Cena no pudo más. La derrota marcó el paso de la antorcha; el respeto se ganó en la lona, pero la victoria fue para la nueva era.

Tras el combate, el silencio se apoderó de Washington D.C. por un instante, antes de romper en una ovación ensordecedora de "Thank You Cena". Visiblemente emocionado y golpeado, John Cena se puso de pie, no como el superhéroe invencible de antaño, sino como el hombre agradecido detrás del personaje.

Cumpliendo con la tradición más sagrada del wrestling, Cena se desató las botas y las dejó en el centro del ring, seguidas de su icónica muñequera. No hubo vuelta atrás. "El tiempo es ahora", había dicho durante años, pero esta noche, el tiempo se detuvo.

John Cena se retira como el luchador más condecorado de la historia moderna de la WWE. Deja un currículum inigualable: 17 veces Campeón Mundial, Campeón Grand Slam (tras capturar el título Intercontinental en su gira final), dos veces ganador del Royal Rumble y la cara indiscutible de la compañía durante dos décadas.

Gunther se lleva la victoria más grande de su carrera, consolidándose como el jefe final de la WWE, pero la noche es, y siempre será, de John Cena. Hoy no perdimos a un luchador; despedimos a una leyenda.

foto: @giroditalia

En el ciclismo de élite, los galones no se piden; se ganan en el asfalto, sufriendo en los puertos de montaña y devorando kilómetros contra el reloj. Y para Isaac del Toro, el "niño maravilla" de Ensenada, el tiempo de pedir permiso ha terminado. Según confirmaron fuentes internas del equipo a Sports Illustrated y reportes desde la concentración de pretemporada, el mexicano ha sido designado como el líder único e indiscutible del UAE Team Emirates para el próximo UAE Tour 2026.

Esta no es una asignación cualquiera. No es una carrera menor de preparación. Estamos hablando del UAE Tour (del 16 al 22 de febrero), la carrera "de casa" para la escuadra emiratí, el evento donde los patrocinadores exigen, no solo presencia, sino dominio total. Darle las llaves del equipo a un joven de 22 años en el evento que lleva el nombre de la nación que paga las nóminas es la declaración de confianza más contundente que Mauro Gianetti y Joxean Matxin podían firmar.

La decisión no llega por generación espontánea. Es el resultado directo de una temporada 2025 que quedará grabada con letras de oro en la historia del deporte mexicano. Del Toro ya no es una promesa; es una realidad tangible del WorldTour.

Tras un año donde rozó la gloria con un subcampeonato en el Giro de Italia —siendo el primer mexicano en la historia en portar la maglia rosa y pelear la general hasta la última semana— y sumar un total de 15 victorias (incluyendo el Gran Piemonte y el Campeonato Nacional de Ruta), Isaac ha demostrado tener las piernas y, más importante aún, la mentalidad para soportar la presión de ser un "Jefe de Filas".

El ranking UCI lo respalda. Cerrando el 2025 en el top 5 mundial, Del Toro ha superado la etiqueta de "cazador de etapas" para convertirse en un vueltómano de garantías.

El UAE Tour 2026 presentará el clásico desafío del desierto: abanicos traicioneros, vientos cruzados y las brutales ascensiones a Jebel Jais y Jebel Hafeet. En ediciones anteriores, hemos visto a Tadej Pogačar y Adam Yates dominar estas cumbres. Ahora, la responsabilidad de mantener la hegemonía del equipo en su propio terreno recae sobre los hombros del mexicano.

La alineación que rodará para él aún está por confirmarse oficialmente, pero se espera que el UAE Team Emirates despliegue una guardia pretoriana de lujo. No sería extraño ver a corredores de la talla de Tim Wellens o incluso un Pavel Sivakov trabajando como gregarios de lujo para proteger al mexicano del viento y colocarlo en la base de la montaña.

Este movimiento estratégico envía un mensaje claro al resto del pelotón: el UAE Team Emirates ya no es solo el equipo de Pogačar. Tienen un "Plan B" que es tan letal como el "Plan A". Mientras Pogačar y Vingegaard afilan cuchillos para el Tour de Francia en julio, Isaac del Toro tiene vía libre para reclamar el inicio de temporada.

Para el ciclismo mexicano, esto es un hito sin precedentes. Ver a un compatriota liderando al mejor equipo del mundo, en su carrera más importante a nivel corporativo, es la prueba definitiva de que la época dorada del ciclismo nacional no es un sueño, es el presente.

El desierto espera al 'Toro'. Y si algo nos enseñó el 2025, es que cuando Isaac embiste, no hay quien lo detenga.

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El T-Mobile Arena de Las Vegas fue testigo este sábado del cierre de calendario numerado de UFC en 2025, una velada que prometía definir el futuro inmediato de la división de peso mosca. Sin embargo, para la afición mexicana, la noche se tornó en una amarga pesadilla. Brandon "The Assassin Baby" Moreno, el hombre que hizo historia para México en el octágono, vio frenadas en seco sus aspiraciones de una nueva oportunidad titular al caer por nocaut técnico en el segundo asalto ante el fenómeno japonés, Tatsuro Taira.

El combate, pactado en las 125 libras, enfrentaba a dos generaciones. Moreno, de 32 años y clasificado número dos del mundo, buscaba defender su territorio ante el empuje de Taira, de 25 años y quinto en el ranking, quien llegaba invicto y con la etiqueta de futura superestrella.

El inicio del combate fue tenso y físico, lejos de los intercambios explosivos de golpes que a veces caracterizan la división. Taira salió a presionar desde el primer segundo, respetando el poder del mexicano pero buscando imponer su ritmo. El japonés logró llevar la pelea al clinch contra la reja en varias ocasiones, buscando desgastar los brazos de Moreno.

Aunque hubo poca acción de golpeo significativo, el primer round ofreció destellos de la batalla técnica en el suelo. Taira logró un derribo momentáneo, pero terminó en una posición incómoda que Moreno intentó capitalizar buscando una sumisión a las piernas. El intento no prosperó y el asalto terminó con una sensación de paridad táctica, aunque con Taira dictando la posición en la jaula.

La dinámica cambió drásticamente en el segundo capítulo. Taira comenzó a utilizar jabs y patadas bajas para medir la distancia, preparando el terreno para su arma principal. Ante un Moreno que mantenía su guardia baja, el japonés encontró el momento preciso para ejecutar una entrada explosiva y conseguir el derribo que cambiaría la historia de la pelea.

Una vez en la lona, la superioridad de Tatsuro Taira fue abrumadora. Demostrando un control de grappling de élite, el japonés pasó rápidamente a una posición de montada. Cuando Moreno intentó girar para evitar el castigo, Taira capitalizó el movimiento para tomarle la espalda con una facilidad pasmosa.

El principio del fin llegó cuando Taira aseguró un "body triangle" (triángulo al cuerpo o gancho de cuatro con las piernas) alrededor del torso de Moreno. Esta técnica no solo inmovilizó al mexicano, sino que permitió a Taira aplanarlo completamente contra la lona, boca abajo, anulando cualquier posibilidad de defensa o escape.

Con Moreno en una posición indefensa, Taira desató una tormenta de golpes (ground and pound) desde la espalda. Fueron una serie de impactos constantes a la cabeza de un Moreno que solo podía cubrirse sin ofrecer respuesta ofensiva.

Ante la falta de defensa inteligente y el castigo acumulado, el réferi encargado del combate intervino para detener la contienda, decretando el nocaut técnico en los primeros minutos del segundo asalto. Brandon Moreno se levantó inmediatamente y protestó airadamente la decisión, argumentando al oficial que se encontraba en condiciones de continuar peleando, aunque las imágenes mostraban una situación crítica para el tijuanense.

Esta victoria es un golpe de autoridad para Tatsuro Taira. El japonés no solo derrotó a un excampeón, sino que lo hizo ver fácil en su terreno más fuerte: el suelo. Taira seguramente tomará el lugar de Moreno como el segundo mejor peso mosca del mundo y se posiciona como el candidato indiscutible para retar por el cinturón en 2026.

Para Brandon Moreno, la derrota es un revés significativo. A sus 32 años, sigue estando en la élite, pero deberá replantear su estrategia y camino si desea tener una última corrida hacia el oro que alguna vez ostentó con tanto orgullo.

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Las expectativas eran altas y no defraudaron. El enfrentamiento entre el campeón interino mexicano, Isaac 'Pitbull' Cruz, y el retador estadounidense, Lamont Roach, se transformó en una batalla campal en el Frost Bank Center, que culminó la noche de este sábado con un empate mayoritario que dejó insatisfechos a ambos protagonistas y encendió la polémica sobre la actuación del tercero sobre la superficie.

Con este resultado, Cruz (28-3-2, 18 KOs) conserva su cinturón interino de peso superligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), aunque con un sabor agridulce por sentir que la victoria se le escapó debido a una decisión arbitral.

El combate fue una guerra de desgaste, pero la aritmética del resultado final se definió en el séptimo asalto. El réferi James Green determinó quitarle un punto a Isaac Cruz por un golpe bajo. Esta deducción resultó crucial.

Al finalizar los 12 asaltos, un juez vio ganar a Cruz por 115-111, mientras que los otros dos jueces entregaron tarjetas idénticas de 113-113, decretando el empate mayoritario. Matemáticamente, sin ese punto descontado en el séptimo giro, las dos tarjetas de empate se habrían convertido en victorias cerradas de 114-113 para el mexicano, otorgándole un triunfo por decisión unánime.

"Yo gané, fue el réferi el que me quitó la pelea", declaró categóricamente el 'Pitbull' Cruz al término del combate, señalando directamente la intervención de Green como el factor que le impidió levantar la mano como vencedor absoluto.

Desde el campanazo inicial, Cruz fiel a su estilo, salió a presionar, buscando acortar el ring con combinaciones explosivas. La agresividad rindió frutos temprano. A la altura del tercer round, una ofensiva veloz del mexicano envió a Lamont Roach a la lona. Fue un momento significativo, ya que representó la primera vez en la carrera profesional de Roach (25-1-3, 10 KOs) que visitaba el tapiz.

Sin embargo, Roach, quien abandonó su título superpluma para subir a las 140 libras para este reto, demostró una enorme capacidad de recuperación. Tras campear el vendaval de los primeros cuatro o cinco asaltos, el estadounidense ajustó su estrategia. Sorprendentemente, Roach decidió combatir en la distancia corta durante la primera mitad de la pelea, utilizando también el contragolpe y recursos como el amarre (clinch) para ensuciar la pelea y frenar el ímpetu del campeón mexicano.

La segunda mitad del combate fue una guerra de trincheras con asaltos muy cerrados. Cuando parecía que la pelea se le complicaba por el ajuste de Roach, el 'Pitbull' sacó a relucir su corazón y agallas, logrando un repunte importante, especialmente en el round 11, para intentar inclinar la balanza a su favor.

La frustración no fue exclusiva del lado mexicano. Lamont Roach también expresó su molestia al escuchar la decisión. "Esto es una mier...", exclamó el estadounidense. Aunque reconoció la calidad de Cruz, Roach sintió que había hecho lo suficiente para llevarse el triunfo: "Al principio fue complicado, pero después pude imponer mi estilo y gané cerrado este combate".

La pelea cumplió con las expectativas de ser una de las mejores del año, enfrentando a dos guerreros que comparten el hecho de ser los únicos que han logrado sobrevivir 12 asaltos ante el noqueador Gervonta 'Tank' Davis. Tras el empate, y dado el espectáculo ofrecido y lo cerrado del resultado, una revancha en 2026 parece ser el camino más lógico para definir a un claro ganador entre estos dos titanes de las 140 libras.