Mostrando entradas con la etiqueta Centenario La Novela. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Centenario La Novela. Mostrar todas las entradas

martes, abril 12, 2016

“CENTENARIO” La novela Episodio 11





Escrito por Augustus Doors.

Llevaban más de dos horas de vuelo y Garabato estaba tratando de darle sentido a la información que tenía en la cabeza. Habían secuestrado al hijo del juez un grupo de colombianos, en lo que parecía más un ajuste de cuentas, que un secuestro por dinero. Luego lo habían tratado de asesinar en Madrid, cargándose a sus tías y a la doméstica. ¿Por qué no lo mataron? O el muchacho era muy hábil para escaparse, o de plano había tenido mucha suerte. Tal vez existía una tercera posibilidad: que no quisieran matarlo, sólo querían mandar un mensaje. 
¿Pero un mensaje para quién? ¿Para el juez o para el Delfín?.

Pepe sintió un movimiento raro en el avión, miró por las ventanillas y observó un caza de la fuerza aérea mexicana a corta distancia, como si los estuvieran observando. Abrió la cortinilla de plástico del otro lado y lo mismo: otro caza a una distancia que casi podías saludar al piloto.
-¿Negro qué pasa?
-Usted no se preocupe, solo andan checando que no seamos narcos…
-Pero este avión no es…
-Detective siéntese y tómese un trago… que en una hora llegamos.
-¿Una hora? ¿Y porque volamos tan bajo?
-Usted hace muchas preguntas mister…
-¿Trae drogas en el avión?
-Solo las de uso personal…  ¿quiere un perico?
-No gracias, si tiene un tequila esta bien…

El Gulfstream 150 alcanzó los treinta y ocho mil pies de altura, y el piloto lo puso a su máxima velocidad 850 km por hora. Los cazas los acompañaron unos minutos y luego desaparecieron.
El piloto se apuraba para ganarle a la tormenta que iba en dirección de Toluca.

*

En Coapa, en las instalaciones del club América tres hombres entraron a las oficinas. Uno de ellos se dirigió al escritorio del presidente y prendió su computadora. Metió la clave que traía escrita en un papel y la máquina le dio el acceso. Colocó el USB y vació todo el contenido del disco duro. Luego metió otro USB y descargó unos programas en el sistema operativo.

Mientras los otros dos, instalaban micrófonos en los teléfonos de los ejecutivos, y dos micro-cámaras encima de los monitores de televisión. 

Una vez terminado el trabajo en las oficinas pasaron a la zona de vestidores al lado del campo de entrenamiento y colocaron cámaras y micrófonos. 

Cuando terminaron el trabajo limpiaron todo las partes donde hubiera podido quedar huellas digitales. Observaron que todo estaba en su lugar y uno de ellos marcó un número de teléfono. Fuera del club una camioneta prendía a control remoto las cámaras y micrófonos para hacer una prueba. Por el celular les indicó a los hombres que todo estaba conectado y funcionando.

Los tres hombres salieron por el muro que cubre el edificio y del otro lado la camioneta los estaba esperando para recogerlos. 

La red estaba tendida, en unos días verían cuantos peces gordos podían atrapar…

*

Garabato estaba tan ensimismado que no se dio cuenta que Doroteo Mariscal estaba sentado a tres lugares de distancia. 

Era un muchacho flaco, con las greñas largas y unos ojos enormes como de lechuza, que se veían aún más grandes con los lentes de aumento que traía.
-Hola soy Pepe…

El muchacho se puso de pie, sin soltar su lata de Coca-cola y lo saludo:
-Hola me llamo Doroteo pero en las redes me conocen como Dorothy. Gracias por ayudarme prometo que no lo voy a olvidar…

El chico hablaba a toda velocidad y empezaba las frases a un volumen y las terminaba hablando muy bajito.
-Eso está bien, porque ahora trabajas para mi.
-¡Yo no trabajo para nadie!.
-Entonces te bajas del avión -dijo el Negro en broma.
-Tú estás aquí gracias al Camote, él nos dio tu nombre y pidió que quería trabajar contigo…
-¿Tú conoces al pinche Camote? 
-El Camote trabaja para mí y ha pedido la ayuda de tres hackers. Tu eres uno de ellos…
-¿Quién más?
-Ya lo sabrás cuando llegues…
-¿Hay paga?
-Eso lo discutes con el Camote…
-No te prometo nada hasta hablar con el Camote… ¿Tienes una computadora a la mano?

El negro desapareció detrás de una cortina, un minuto después regresó con una laptop y se la dio al muchacho.
-Chido…-lo dijo tecleando a una velocidad impresionante - ¡Qué pinche maquinón! ¿Todo tu equipo es así ? … ¿Con esto podemos hacer lo que quieras?... ¡No mames! Tiene una velocidad cabrona…

Dorothy se fue a sentar en una asiento cercano al baño, no paraba de aporrear el teclado y esperar respuestas…
Al poco rato levantó la vista y dijo:
-¡Eh Garabato! El Camote te manda saludos, dice que los tenías con pendiente. Que están en el Bunker con Rolo… que allí te esperan. 
¿Rolo también trabaja para ti? 
¿Quién eres Al Capone o el Chapo Guzmán? 

Pepe lo quedó mirando y vio como Dorothy se relajaba, al comprobar que el Camote si trabajaba para él, luego escuchó varias risas…
-El jefe Camote ya me puso a trabajar el cabrón… ¡Oye! -le dijo al Negro- ¿Dónde hay más cocas y algo de comer?

El Negro se paró y le trajo dos latas de Cocas y un sandwich de jamón con queso. Dorothy no volvió hacer ruido el resto del viaje…

*

-¡Rolo, apareció Dorothy!  -dijo el Camote…
-¿Quién chingaos es Dorothy?
-Doroteo, el hacker que faltaba en el equipo… me está mandando mensajes…
-¿Dónde está?
-Dice que en un avión bien chido con Garabato, y anda preguntando quién es Pepe…
-Solo dile que un amigo, no vayan a estar leyendo la comunicación.
-Dorothy manda todo encriptado en tres niveles, imposible de abrirlo.
-¿Y cómo tú lo puedes abrir?
-Porque el fue mi maestro y cuando me manda un mail, con las tres primeras letras, me indica cuál nivel de decodificación primario o secundario tengo que abrir…
-Suena complicado.
-Dorothy es el mejor de todos. Se está burlando de mí… llamándome patrón…
-Dile que los esperamos en el bunker… Y dale trabajo para que no moleste a Pepe.

*

El productor del noticiero nacional de Televisa retozaba en la cama, viendo a su reportera Ángela Contreras revisando su laptop totalmente encuerada.
-Si dieras las noticias en pelotas tendríamos unos ratings increíbles…
-Y si tu las dieras…
-¿Me estás albureando?
-¿Cómo crees?

El la jaló de la pierna para que se acercara, la chamaca tenia la piel tersa, los ojos verdosos y pelo chino castaño claro. Volvió a sentir un bulto entre las piernas y le acarició la pierna.
-Ven –le dijo en su mejor tono seductor.
-Espera, me dejaron varios mensajes en mi buzón. Uno sobre obras de arte y lavado de dinero. Y la otra sobre negocios ilegales de tus talentos en los noticieros…
-Son puros pinches chismes…
-Pos para ser chismes, ya nombraron a dos de tus jefes, y dicen que la revista Proceso está sobre la investigación. Mira aquí hasta aparece tu nombre.
-Deja ver…Chin… Ahora sí se armó el desmadre…
-No que son chismes…
-Claro que lo son, pero ya tocaron a un par de picudos, y créeme que esos no se quedan callados. Van a volar cabezas…
-Espero que no sea la tuya, porque si no me cogí al caballo perdedor. Y eso no se va ver bien…
-¡Cabrona!
-Ven… -le dijo ella haciendo a un lado la computadora.
-No, voy a la oficina, y si quieres nos vemos esta noche…

El productor se metió en la ducha, mientras hablaba con uno de sus talentos por el speaker. No se dio cuenta que desde la habitación ella estaba grabando todo con su iphone.

*

-¡Rolo! -gritó el Camote.
-¿Qué pasa? –dijo acercándose al monitor.
-Apareció la señal del avión…
-¿Estás seguro? 
-La señal viene de la computadora de Dorothy, no de la nave. La otra posibilidad es que estén volando como Superman…

Rolo le dio un golpe en la nuca, con la mano abierta.
-¡No seas payaso!.
-Pero mira…
-¿Qué son esos dos puntos?
-Son dos aviones militares siguiéndolos a la distancia… los traen en la mira.
-En que se habrá metido ahora Pepe…
-No lo sé, pero esos aviones artillados tiene una efectividad del 99.8 % cuando quieren chingarse a alguien…
-Gracias por la información. No le quites los ojos de encima…
-Espera… -el Camote abrió una laptop y tecleó sin parar, y luego esperó el resultado de su búsqueda -¡Ya lo tengo!. Ese avión tiene permiso de aterrizar en el aeropuerto de Toluca en 51 minutos…

Rolo se quedó pensando qué hacer con esa información. Por lo pronto no se le ocurrió nada y decidió esperar.

*

Carmen Arismendi llegaba a su departamento de la Colonia San Ángel y vio a dos hombres a la entrada del condominio, bloqueando el paso. El chofer les tocó la bocina y los hombres se dirigieron al coche de la periodista.
-Pare Miguel, vienen para acá.
-Pero Señora pueden ser peligrosos.
-Si hubiesen querido matarnos, ya lo hubieran hecho.

El chofer detuvo el automóvil  y Carmen abrió la ventana de la puerta trasera, uno de los hombres se acercó a ella, mientras el otro bloqueaba la puerta del chofer.
-Señora bájese, necesito hablar con Usted.
-Oiga ahora no tengo tiempo -dijo Carmen.
El hombre le mostró que llevaba una pistola en el cinto y repitió la orden.
-Bájese por favor necesito decirle algo en privado… -Y abrió la puerta del coche. 

Ella bajo temerosa de saber que venían armados, pero decidida a no mostrar su miedo en ningún momento. Caminaron a unos pasos de distancia del coche.
-Le Mandan decir que no le ande rascando a cosas que no le importan, está poniendo en peligro a mucha gente.
-¿Me está ordenando que me calle?
-No Señora periodista, le están pidiendo  por favor que mire para otro lado…
-¿Quién lo pide?

El hombre sonrió y encogió los hombros.
-Pues dígale a su jefe que mi trabajo es informar de las cosas que están mal en el país… y no ve voy a quedar callada...
-Mi jefe no es de los hombres que aceptan un no como respuesta…
-Pues dígale que yo no le tengo miedo a las amenazas…
-Señora no son amenazas... -le hizo una seña a su compañero. 
El otro hombre sacó su arma y le disparó tres tiros a el chofer.

Carmen gritó y dio dos pasos topándose con la pared, el hombre que le había hablado hasta ese momento de forma amable, ahora los hacía de forma amenazante con el revólver en la mano.
-Su respuesta negativa le acaba de costar la vida a su chofer. Si usted no colabora se van a morir personas alrededor suyo, y cuando el jefe pierda la paciencia, vendrá personalmente a buscarla. Le aseguro que Usted no quiere eso…

Carmen no podía parar de llorar, el miedo le había golpeado en el estómago y no se podía contener, veía en el coche a su chofer recostado sobre el volante con un hoyo en la cabeza y la herida todavía humeante.
-¡Lárguese! –gritó y comenzó a vomitar contra la pared.
-Ya vio que hablamos en serio, no haga que la vuelva a visitar… 
Los hombres se subieron en un automóvil pequeño y aceleraron en medio de la calle empedrada.

En ese momento salió el vigilante del condominio a ver si Carmen estaba bien.
-¿Señora está bien?
-¿Por qué no salió antes a ayudarnos? ¿No vio que nos estaban amenazando?
-Sí señora, pero ellos tenían armas, y yo lo único que cargo es un silbato. 
Venga entre, no se quede afuera.
Carmen se sentó dentro de la caseta mientras el vigilante llamaba a la policía.

*

El avión aterrizó en el aeropuerto de Toluca en medio de una tormenta eléctrica y un aguacero brutal. Después de tocar pista se desviaron hacia la zona de los hangares privados al norte de la torre de control, recorrieron unos quinientos metros y giraron a la derecha para entrar en un enorme hangar con luces muy blancas. Frente a la nave un par de operadores le indicaban al piloto donde estacionar, y el punto exacto donde detenerse. 

Cuando el ayudante del vuelo sintió la aeronave detenida, se apuró a abrir la escotilla y revisar que la escalera de salida estaba en posición correcta.
Luego asomó su cabeza dentro de la nave y le dirigió una mirada al Negro.
-Tenemos visitas inesperadas.
-¡Pinche suerte! -dijo el Negro.
-¿Qué pasa?  -preguntó Garabato…
-Usted baje y si le preguntan algo, no sabe nada. Solo es un pasajero que viene de Guadalajara…

El Negro bajó primero seguido por el ayudante de vuelo, Garabato y detrás de todos Dorothy. Frente a ellos tenían tres Hombres del ejército mexicano y dos Jeeps artillados estacionados frente a la puerta de salida del avión. 

El Capitán camino al encuentro con el Negro mientras gritaba órdenes:
-¡Deténganse!. Necesito la documentación del vuelo.
-Eso pregúntelo al piloto, está en la cabina, nosotros llevamos prisa -dijo el Negro.
-¡Nadie se mueve! Están todos arrestados por cruzar zonas aéreas de seguridad sin autorización, por no obedecer órdenes de las autoridades, y por un posible tráfico de drogas.
-¿Qué traemos drogas? ¿Está usted loco? –dijo Pepe.
-Están todos detenidos hasta que la autoridad  termine la inspección del avión.
-Oiga usted no tiene ningún derecho… -dijo el Negro dando un paso adelante, y en automático los militares le apuntaron sus armas. 
El Negro se detuvo cuando vio varios rayos verdes en su pecho y cabeza.

Una Suburban negra llegó en ese momento, y un hombre trajeado se bajó y se acercó al capitán entregándole un documento. Lo leyó, levantó la cabeza y preguntó:
-¿Alguno de Ustedes se llama José Garabato?
-Yo -contestó Pepe.

El hombre trajeado se acercó y le puso las esposas.
-Si me detiene, el muchacho viene conmigo –dijo Garabato.
Le pusieron esposas a Dorothy y luego los hicieron subir en la camioneta y desaparecieron en medio del aguacero.

El sonido de un celular rompió el silencio.
-¿Me permite contestar el teléfono capitán? –dijo el Negro.
-Sáquelo muy despacio.
-¿Bueno? No patrón tenemos una visita en el aeropuerto… Y al detective se lo acaban de llevar detenido. Capitán, mi jefe quiere hablar con Usted.

El militar sorprendido tomó el teléfono.
-Aquí el capitán Hernández, ¿con quién hablo?
El capitán parecía haber enmudecido, sólo escuchaba lo que le decían al otro lado de la línea. El Negro sabía exactamente lo que pasaba, y no se extrañó cuando el capitán empalideció y parecía que se iba a desmoronar en cualquier momento.
-Sí señor –dijo el capitán y le pasó el teléfono al Negro. 

Mientras seguía la plática telefónica, el Capitán ordenó a sus hombres replegarse y subir en sus unidades. Cuando terminó el Negro la llamada, se acercó a él y le dijo en voz baja:
-Perdón por las inconveniencias señor…
-No se preocupe Capitán, agradezco su comprensión.
El capitán se dio media vuelta, se subió en una de las unidades y desaparecieron por donde habían venido.

El Negro se volvió hacia el ayudante de vuelo.
-Carguen combustible y abastezcan lo que necesite el avión, salimos en una hora y media.
-Señor la tormenta esta severa…
-Cuando hay órdenes del patrón, ni la mismísima muerte nos detiene… ¿Entendió?
-Si señor en una hora y media.

El Negro pensó que era tiempo de tomar una ducha caliente y esperar en la salita de los VIP del hangar. Pero primero le apetecía un trago…

*

En la Suburban el agente les quitó las esposas, y el detective preguntó enojado:
-¿Adónde nos llevan? Ustedes no pueden detenernos sin una orden de…
-Cálmese Garabato, Usted no está detenido, lo llevamos a una cita con el Secretario a la Ciudad de México… Era la voz de Cero Maldad que estaba al volante.
-¿Cómo sabían dónde estaba?
-Mientras esté al servicio del Secretario, nosotros sabemos todo lo que sucede en su vida… Y no digo esto para que se sienta importante, pero por ahora su vida es un asunto de seguridad nacional…

Garabato se quedó pensando en lo que acababa de escuchar, si sabían dónde estaba y con quién, por qué no detenían al capo. Dónde estaba la línea que dividía lo legal de lo ilegal. 

Al salir del aeropuerto comenzó a ver por la ventana de la camioneta uno de los cinturones de miseria de la ciudad. Millones de seres viviendo a la sombra del hambre…

*

Elena estaba en las oficinas de la agencia de inteligencia mexicana, cuando recibió una llamada desde el aeropuerto de Toluca informándole lo ocurrido, de inmediato ordenó a dos miembros de su equipo, que investigaran la matrícula del avión, las rutas de la última semana, la compañía a la que pertenecía. Además de los antecedentes de los miembros de la tripulación. 

¿Qué hacía Garabato en ese avión? Se dio cuenta que no conocía nada de él.
Un detective privado no tiene la lana para darse esos lujos, pero sus clientes parecía que sí. Tenía que saber para quién trabajaba.

Una hora después recibía los informes. Todo estaba en orden. Hasta los libros de contabilidad del avión y del hangar estaban al día. Elena sabía que cuando todo estaba en orden es que seguramente algo andaba mal.

Ya vería a Garabato y se lo preguntaría en persona.

*

El director general de Bellas Artes el maestro Enrique Sigler recibió al licenciado Olmos en sus oficinas.
-Cuando viene a visitarme supongo que no trae buenas noticias…
-No maestro lo siento. El Ministro Navarro-Hurtado firmó la orden de confiscación de toda la obra de la exposición “México en la Pintura”…
-¡Eso es imposible! Usted sabe que las exposiciones se consiguen por la confianza que ponen muchos coleccionistas al prestar sus obras. Si las retenemos corremos el peligro de que no vuelvan a confiar en esta institución.
-Maestro, el escándalo que se formó por las publicaciones de la prensa, han creado dudas no solo de su institución, sino del gobierno y directamente acusan al patronato de la primera dama de servir de escaparate para elevar los costos de las obras, y contribuir al lavado de dinero.
-Licenciado todas esas son sólo historias de la prensa para vender periódicos…
-¿Usted conoce personalmente a los coleccionistas que prestaron sus obras?
-No a todos. Pero algunos particulares o empresas son amigos de Bellas Artes por mucho tiempo, y ellos solo están prestando obra para que el público disfrute de la experiencia, ellos no reciben un solo quinto por la exhibición o la venta de reproducciones…
-No creo que su afirmación sea correcta maestro.
-¿Me está diciendo mentiroso?
-No maestro. Pero Usted como yo sabemos que la participación de una obra en una muestra especial en el Palacio de Bellas Artes, y la reproducción de esa obra dentro del catálogo de la muestra, eleva el valor de la pieza en algunos casos hasta el trescientos por ciento… ¿No es cierto?
-Se dan casos si…
-En el peor de los casos las obras suben un veinte o treinta por ciento, las exhibiciones públicas le dan prestigio y validez a una obra, sea quien sea el coleccionista.
-Hay algo de verdad en sus palabras…si.
-Ahora imagínese que algunos coleccionistas sean traficantes de drogas, o políticos corruptos que quieren lavar el dinero, con la obtención de piezas importantes.
-¡Sería una desgracia para el país!
-Lo es maestro. Por ahora sólo necesito que anuncie que por demanda popular se extienden las fechas de la exhibición. Nadie tiene que enterarse de que la obra está confiscada por el Estado por el momento. 
Esperemos que la investigación dure poco y usted pueda devolver las piezas a sus dueños sin mayores complicaciones.
-Esta bien voy hacer lo que pueda, pero en dos meses hay una subasta en New York, y ya se publicó en el catalogo cinco piezas que tenemos en la muestra, como podrá suponer habrá mucha presión de Sotheby’s para que sean devueltas a tiempo…
-Ya lidiaremos con eso más adelante. Por ahora hay que taparle la boca a la prensa.
-Ya. Licenciado necesito que me haga un favor.
-Diga Maestro.
Sacó un sobre de su escritorio y se lo dio.
-Dígale al Secretario que le mando sus boletos para el Otello de Verdi, de la próxima semana, ya confirmó su presencia Plácido, y sé que su jefe no se lo va a querer perder. Le reservé un palco.
-Gracias maestro. Muchas gracias por su ayuda.

El licenciado salió de Bellas Artes pensando que no había sido muy difícil.

Dentro de su oficina el director prendió un cigarrillo, y pensó en las consecuencias que tendría si se enteraran que las cinco obras que se iban a subastar en New York, ya habían sido recogidas. En su lugar en las salas del segundo piso del Palacio se habían colocado unas hermosas copias de las obras.
El maestro Sigler se encargaría personalmente de que nadie se enterara que en el Palacio de Bellas Artes estaba colgada obra falsificada.

*


En la sala de juntas de la Secretaría de Gobernación se encontraban reunidos Manuel González, secretario de Gobernación; Reynaldo Noya, director general de inteligencia, y el ministro de la Suprema Corte Emiliano Hurtado-Navarro. 

Alguien tocó tres veces y abrió la puerta. Cero Maldad dejó pasar a Garabato, y se quedó cuidando por fuera de que nadie los interrumpiera.

-¡Pepe ya nos tenía preocupados cabrón! –dijo el secretario rompiendo el hielo.
-Señor secretario, lo siento estuve unos días fuera de la capital.
-Bueno dime… ¿qué has averiguado?…
-No mucho, hay cabos sueltos por todos lados. Parecería que nada tiene sentido o conexión, pero tengo la impresión de que alguien está tres o cuatro pasos adelante moviendo las fichas a su antojo.
-¿Una corazonada detective? –preguntó con sarcasmo el director.
-Si señor, una corazonada por ahora…
-No puedo creer que estemos hablando de corazonadas en medio de un escándalo nacional…
-Tu eres el director de inteligencia con cientos de millones de dólares de presupuesto. ¿Dime qué información tienes? –dijo el secretario muy serio.
-Estamos investigando las fuentes de información, verificando la procedencia de las obras de arte y tratando…
-Tratando, intentando, averiguando… ¿no te das cuenta todas las pendejadas que dices? ¿Tienes algo concreto que informar?
-Bueno estamos cerca…
-¡No me jodas Reynaldo! No quiero que vuelvas a venir sin información concreta. Tienes veinticuatro horas para encontrar algo o me dejas tu renuncia en mi escritorio… ¿Entendiste?
-Si señor secretario…
-Ahora lárgate a trabajar y pon a todos los espías de mierda que tienes en la calle a ver si escuchan algo…
El director de Inteligencia bajo la vista, recogió los papeles de la mesa y salió de la sala de juntas.

Afuera Cero Maldad había escuchado los gritos del secretario, y vio salir al director derrotado y humillado.
-Lo acompaño a la salida señor director- dijo Cero Maldad.
-Gracias.

Los dos salieron caminando en silencio rumbo a la zona de estacionamiento, y dejaron a Dorothy sentado en la pequeña oficina. El muchacho miró la computadora frente a él y sintió la atracción inmediata. Era como poner un gramo de coca en frente de un adicto con síntomas de abstinencia. Se sentó frente a la computadora y empezó a teclear. Le tomó diez segundos entrar al sistema, y se puso a husmear entre datos, programas, memos, folders hasta que encontró los top secrets y un sobre titulado P. Cuando lo abrió supo que era el folder donde tenían la comunicación privada del secretario con el presidente. 

Dorothy tuvo doce minutos de trabajo antes de que Cero Maldad regresara a la oficina, y lo encontrara sentado en el sillón donde lo dejó leyendo un número viejo de la revista Muy Interesante. 
Dorothy había conseguido las llaves de la caja de secretos más importante de la Nación.

El licenciado Olmos cruzó la oficina rumbo a la sala de juntas y se detuvo en seco.
-¿Quién es este joven? -le preguntó a Cero Maldad.
-Amigo del detective -contestó Cero.
-¿Ahora también somos niñeras?
-Si señor…
A Dorthy le cagó esa actitud, ya se encargaría de hackear la computadora de ese sangrón y llenársela de basura.

El licenciado entró a la sala de juntas.
-Señor secretario vengo de Bellas Artes, por ahora todo está controlado, y el maestro Sigler está de acuerdo con nuestra idea de extender la exhibición un mes.
-¿Algo más?
-Me dio copias de la lista de coleccionistas y empresas que prestaron obras a la muestra, nuestros hombres ya están investigando.
-Pásale una copia a la comandante.
-Si Señor.
-¿Algo más?
-No señor, solo agradecerle al juez por su ayuda con los documentos legales para la confiscación de obra.
-De nada –contestó el juez- yo estoy para servirles.

Se hizo un silencio incomodo y el Licenciado Olmos se dio cuenta que estaban esperando que se retirara del cuarto. Salió rápidamente hablando mientras caminaba.
-Estoy en la oficina de su secretaria por si necesita algo…

El secretario lo vio salir. Luego hizo una pausa y miró al juez y a Garabato con mucha seriedad. Se notaba que tenía algo importante que decir y le costaba hacerlo.
-Tengo la sospecha de que una sola persona está detrás de todo esto…
-¿Quién? –preguntó el juez.
-¿Han escuchado hablar del famoso Delfín?

Un silencio de muerte se escuchó como respuesta en la sala de juntas.

*


Elena en las oficinas de inteligencia, leyó el reporte del asesinato del chofer de la periodista Carmen Arismendi, en la puerta de su condominio en la Colonia San Angel. Ningún sospechoso detenido, nadie sabía nada. Esa noticia iba a correr como reguero de pólvora, alimentada con el chisme de los fraudes de Pemex y la supuesta intervención del gobierno para proteger al Gobernador del Estado.

No hay nada que pueda hacer -pensó Elena- y decidió irse a casa y descansar unas horas. Cuando despertó por la mañana, el país se encontraba en estado de emergencia…

(Continuará…)






domingo, abril 03, 2016

“CENTENARIO” La novela Episodio 10




Escrito por Augustus Doors


Cuando el licenciado Olmos entró a la oficina del Secretario, lo encontró sentado revisando los periódicos del día.
-Perdón por la tardanza, el tráfico está terrible en la ciudad… -dijo Olmos
-¿Ya viste el desmadre que armó la prensa con lo de la exposición de Bellas Artes?
-Si señor, todo empezó con dos cuadros de Tamayo que se van a una subasta en New York después de la exhibición. 

Los del diario “El Universal” sacaron una nota sobre la venta del patrimonio cultural de nuestro país; pero los del “Reforma” siguieron buscando más obras en venta y descubrieron que mucha de obra expuesta, es prestada por donadores  anónimos. No les costó mucho trabajo hacer la relación con el lavado de dinero.
-¿Y es cierto?
-Sí
-¡Mierda!. ¿Cómo no vieron eso los del patronato de la primera dama?
-Ese patronato está lleno de viejas gordas y maricones.
-¿Nadie se dio cuenta?
-Señor… los carteles desde hace muchos años lavan dinero comprando obra importante, y guardando ese patrimonio artístico fuera del país.
-¿Qué tan grave es el asunto?
-El cincuenta por ciento de obra importante, está en manos de compradores anónimos.
-¿Cómo defendemos a la primera dama?
-Insistir que ella no sabía nada.
-Va a quedar como una idiota…
-Es mejor que piensen eso, que cómplice del narco ¿No?
-Está bien… yo me encargo que ella lo niegue todo, y tu ve con el juez Navarro-Hurtado para que firme una orden de retención de la obra de arte por las autoridades, hasta que se aclare la procedencia de las obras y los coleccionistas. 

Por lo menos crearemos la percepción que el gobierno hace algo.
-¿Algo más señor?
-¿Sabes algo de Garabato?
-Nada
-Quiero una junta con él esta noche, organízala en la Taberna del León y reserva un privado… Ahora déjeme solo que tengo que hablar con el Presidente.
-Suerte -dijo Olmos antes de salir.

El secretario sabía que iba a necesitar mucha suerte, porque el jefe debía estar furioso con su mujer, y seguro se la desquitaba con él…

*

El Comisario Jefe del Centro Nacional Interpol España recibió la llamada de uno de sus agentes. Le reportó que se había visto un movimiento inusual alrededor de la casa de seguridad, donde tenían al hijo del juez mexicano en custodia. 

Ordenó su remoción inmediata a una instalación del tercer nivel, y se le quitó el acceso a teléfonos y computadoras. Algo no estaba bien y le comenzaba a poner nervioso la posibilidad de un crimen internacional en sus narices, en plena capital española. 

El comisario le encargó a su mejor elemento el traslado del chico.

Los delincuentes que custodiaban la casa de lejos, vieron salir tres automóviles con ventanas oscuras, y enseguida se dispusieron a seguirlos con sus motos a la distancia. Mientras esto sucedía el muchacho era trasladado por la azotea, al edificio vecino y de allí salieron por una galería de alfombras persas. El chico fue envuelto en una alfombra y transportado en un camión a su siguiente destino. 

La operación duró 18 minutos y fue todo un éxito.

*

Rolo entró al bunker y encontró al Camote junto con los otros dos chicos trabajando en sus computadoras.
-¿Alguna noticia?
-Nada -contestó el Camote.
-Como nada… ¡Un avión no puede desaparecer en el aire!…
-Hace casi dos años desapareció un Boing 777 de Malaysia Airlanes con más de doscientos pasajeros, y ni con toda la ayuda mundial lo pudieron encontrar… 
-No dejen de buscarlo… porque si tiene alguna esperanza de que lo encuentren, somos nosotros.

*

Por la tarde en la cafetería de la Librería Gandhi, cerca del metro Coyoacán, se reunían la periodista Carmen Arismendi con Verónica Madrigal, la viuda del funcionario de Pemex que se había suicidado unos días antes. 

En la mesa del al lado un joven periodista de la revista Proceso jugaba ajedrez con su fotógrafo e intentaban escuchar partes de la conversación. Y en la esquina del café un miembro de la inteligencia del estado grababa la conversación con un micrófono unidireccional que tenía debajo de su periódico, mientras se tomaba un capuchino doble, y fingía leer un libro de Proust.

La mujer le contó a la periodista que su marido era un hombre honesto, que toda su vida lo había sido, y que ahora querían ensuciar su nombre. 
-Pero su marido al suicidarse admitió culpa en el fraude- dijo Carmen.
-Culpa no, él no era culpable de nada se lo aseguro.

Hizo una pausa y no hubo necesidad de hacerle otra pregunta, ella solo estaba tomándose el tiempo para darse valor y soltar todo lo que sabía.
-Mi marido hace un par de semanas me contó que había encontrado un desfalco de más de mil millones de pesos en su trabajo. Y las facturas alteradas, habían pasado por su escritorio y nunca se había dado cuenta.
-¿Cómo se pueden robar esa cantidad de dinero sin que el responsable se diera cuenta?
-Muy sencillo, robo hormiga. 
-¿Mil millones de pesos en robo hormiga? 
-¿Usted tiene idea cuánto se gasta al año en Pemex en equipo, infraestructura, mantenimiento, perforación y transporte del crudo? Mi marido encontró una facturación rara de compra de pintura para el mantenimiento de las embarcaciones y las torres marítimas. La diferencia entre una y otra era solo del quince por ciento en el precio del galón. Eso multiplicado por miles de galones, por más de diez años, hace que la cifra final sea escandalosa.
-¿Pero si su marido no tenía nada que ver, por qué se mató?
-Porque alguien más metió las narices. Un periodista de Tabasco. 

Los del sindicato lo invitaron a visitar una de las instalaciones marítimas, y nunca regresó vivo a su casa. Sólo desapareció y ahora hay una investigación que nunca llegará a nada… Mi marido no era un ladrón, menos un asesino. No pudo con la culpa.
-Pero él no lo mató...
-No, pero sabía lo que había pasado, y eso lo convirtió en cómplice de un asesinato.
-¿Pero por qué no habló?
- Si alguien habla ellos no sólo van por ti, sino que desaparecen a todo lo que lleve tu nombre. 

Matarse era la única forma de protegernos.
-¿Y usted por qué habla?
-Porque mis nietas ya están a salvo y no tengo nada que perder. Sabe, ellos nunca confiaron en nosotros porque mi marido no les recibía nada. Siempre fuimos muy derechos, y eso incomoda a todos los que hacen cosas chuecas, y en este país está corrupto desde sus cimientos…

Metió la mano en la bolsa y sacó un sobre grueso de papel amarillo.
-Aquí tiene estos documentos, haga con ellos lo que quiera… 
-¿Qué es esto?
-No lo abra aquí. Es la prueba que el director de Pemex y el gobernador del estado estaban enterados del “negocio”, y todos están metidos hasta el cuello.
-¿No tiene miedo?
-Yo ya soy una mujer muerta. Usted Doña Carmen está hablando con un cadáver andante.. -lo dijo con una sonrisa de resignación…

*

Rolo se negaba a pensar que le había pasado algo a Pepe. 

Recordó en lo ilusionado que estaba su amigo en ser testigo de la temporada del centenario el América. A él le gustaba el fútbol, pero Pepe vivía toda la semana pensando, comiendo y esperando el siguiente partido. Era un verdadero fanático. 

En el fondo era igual que su madre, desde que murió su hermano, ella se la pasaba pensando en la religión todo el día, también se había vuelto una fanática. 

Ellos por lo menos creían en algo y tenían una razón para vivir. 
Rolo sólo estaba preocupado en no morir cada día, el vivir al límite era la única forma que conocía.

Decidió salir del bunker a respirar aire fresco y en la puerta del hotel se encontró con su madre
-¿Qué sucede que te veo con cara de preocupación?
-Nada madre, voy a caminar un rato…
-Cuando regreses no voy a estar aquí, voy al rosario en la iglesia…
-Te pido un favor… reza por Garabato…

Luego prendió un cigarrillo y comenzó a caminar sin rumbo. 

En esos momentos me gustaría creer en los milagros, pensó.

*

Elena había tratado de comunicarse con Pepe y no había tenido suerte. La máquina contestadora estaba llena de mensajes y ya no admitía más. 

Toda esa situación entre ellos había sido bastante desafortunada, pero eran las reglas del juego y ella era un oficial de inteligencia y obedecía órdenes.

Ser mujer en México no era fácil, ser bella menos y además trabajar en inteligencia militar que es un mundo totalmente masculino, es casi imposible. Pero ella se había abierto camino. 

Creció en un mundo duro, huérfana de madre y abusada de niña. Encontró una salida con una tía solterona, hermana de su madre que la adoptó como si fuese suya. Se metió al ejército para poder pagar los estudios y se graduó de psicóloga, luego se especializó en el comportamiento criminal. Y a los veintiséis años escribió su tesis de maestría sobre cómo combatir al crimen organizado, donde criticaba la desorganización de los servicios de inteligencia de México y Centroamérica. 

Esto le valió ser invitada como analista militar. 

Ella no aceptó porque quería empezar a trabajar en el campo. La dejaron entrenar con los hombres, suponiendo que no iba a aguantar. Le dieron operaciones complicadas, pero su terquedad para ganarse un puesto entre sus compañeros la colocó rápidamente como un miembro más del equipo. Aunque aquello no era totalmente cierto, porque a pesar de que ella manejaba las armas, la información y la parte operativa igual que sus compañeros, ella era consciente que nunca la verían igual. Así que decidió sacarle ventaja a su belleza. Era como una llave mágica que le permitía entrar a lugares donde sus compañeros no podían. 

Inteligencia y belleza eran sus fuertes, pero también su desgracia, porque sabía que por esa misma razón estaba condenada a la soledad. 

Por eso Garabato le había llamado la atención…porque ya no existían caballeros en este mundo, y él era uno de esos tipos raros en peligro de extinción…

*

El Delfín recibió la llamada mientras viajaba a Miami.
-¿Qué? ¿Cómo Sucedió? – gritó y luego escuchó la respuesta.
-¡Si a Garabato le sucedió algo, eres hombre muerto! -colgó mientras miraba por la ventana del avión, pensando que no debía ser agradable morir en un accidente aéreo…

(Continuara…)




viernes, marzo 25, 2016

“CENTENARIO” La novela Episodio 9



Escrito por Augustus Doors

En la suite del Camino Real, Garabato tomaba notas de las cosas que tenía pendientes, revisaba la lista de las personas que estaban comprometidas en la investigación en videos, fotografías o cuentas de bancos con depósitos o salidas de dinero difíciles de explicar. 

Luego pensó en cómo dividir esa lista de involucrados en el “paquete”: todos eran personajes de la vida pública del país.

Tocaron a la puerta y colocó los papeles dentro de un cajón antes de abrir, era Rocío que venía con un vestido corto, escotado, un poco transparente y traía un diminuto bikini abajo.
-¿Nos Vamos?
-¿Qué tal si mejor nos quedamos aquí? -respondió Pepe besándole el cuello.
-No. Te tengo preparada una sorpresa. 
Pepe se apuró a ponerse una camisa de lino, unos zapatos y bajaron juntos.
Rocío tenía el coche estacionado al lado de las canchas de tenis, y salieron sin que nadie los viera.

Pepe se sentía bien, relajado, casi tranquilo. En ese momento no le importaba que tuviese un caso esperándolo en la capital, sabía que necesitaba descansar un poco porque una vez que se metiera de lleno en el caso no iba haber salida. Y se justificaba así mismo que estaba planteando la estrategia de cómo abordar el problema. En parte era cierto, pero la verdad era que estaba encantado de haberse reencontrado con Rocío.

*

La historia de Pepe y Rocío era muy simple, se habían conocido en Guadalajara ocho años antes, él acababa de dejar el seminario, ella estaba estudiando administración de empresas. Se toparon en un bar y no se separaron por una semana. 

Luego Pepe tuvo que viajar a la capital y prometió regresar pronto. 

Tres años después la encontró en Facebook y se enteró que trabajaba en Acapulco y que había tenido una hija. Así que supuso que se había casado y decidió no hacer ningún contacto. 

Un par de años después se hospedó en el Hotel Camino Real Punta Diamante, y se hizo un cliente asiduo del lugar, la atención del personal del hotel, la comida, lo privada de la zona, y lo exclusivo de sus huéspedes, lo hacía sentir bien. Además desde que llegó se sintió especialmente bien atendido. No tardaría en descubrir que la que tomaba atención personal de sus estadías era la gerente del hotel: Rocío. 

Se encontraron y la atracción fue como la primera vez, no se pudieron separar en dos días. Así sin promesas, ni planes para el futuro, se encontraban cada que Pepe aparecía y Rocío tenía tiempo libre. 

Platicando con ella supo que había terminado su carrera y se especializó en hotelería, que había sido madre soltera, que no tenía pareja en Acapulco, que su niña ahora tenía casi ocho años, y sobre todo que era una mujer feliz. 

Y esa felicidad era contagiosa y a él le hacía olvidar el mundo.

Muchas veces Pepe se había preguntado, porque no dejaba todo y se iba a vivir a Acapulco con ella. No tenía la respuesta. 

Cuando estaban separados, no la extrañaba, no pensaba en ella, vivía una vida de soltero rodeado de mujeres y alcohol, siempre al borde del precipicio. 

Y él sabía que era un adicto a la adrenalina.  

*

En el Bunker el Camote terminaba de instalar un amplificador de señal, lo conectó a la red y vio como el internet tenía a una muy buena velocidad. 

Prendió todas las computadoras al mismo tiempo para ver si había fluctuación de la velocidad en la búsqueda de información. Fue de una en una, dando comandos de búsqueda, y observando el comportamiento, además de ir midiendo las subidas y bajadas de información. 

Sonrió al comprobar que el comportamiento de la red era sólido. 

Se metió debajo de la mesa y conectó todas las máquinas a una de comando y de allí generó una imagen para el monitor gigante. 

De pronto todo estaba prendido a la vez, dio unos pasos para atrás para ver el resultado de su trabajo. Parecía una versión modesta del centro espacial de la NASA en Pasadena, y se veía muy impresionante. 

En ese momento entró Rolo seguido de dos muchachos. 

Rolo se quedó mirando las pantallas mientras los dos chicos se abrazaron con el Camote. 
El equipo de hackers estaba  casi completo… sólo faltaba encontrar a uno.

*

Rocío lo dejó en el hotel minutos antes de que iniciara el clásico, en el bar habían algunos huéspedes observando en los monitores, los previos del juego. 

Pepe decidió verlo en su habitación. 
Cuando entró su celular estaba sonando encima de la cama, vio que le marcaba Rolo y decidió que le hablaría después del partido. 

Prendió la televisión mientras checaba sus recados. Había uno marcado como urgente del Licenciado Olmos, lo que fuera podía esperar noventa minutos.

Levantó el teléfono de la habitación y pidió una botella de tequila, unos Squirts y un par de botanas.

Al poco rato tocaron a la puerta y Garabato abrió y vio a dos hombres que no eran del personal del hotel.
-¿Quiénes son Ustedes…?
-Señor Garabato, espere un momento… -El hombre marcó un celular, escuchó un par de timbrazos y habló- Patrón aquí tengo al detective.. 

Y le pasó el celular a Garabato.
-¿Si diga?
-¿Qué pasó Garabato?-era la voz del Delfín- …no quiero embromarlo mucho porque sé que ya va empezar el juego del América pero necesito verlo…
-¿Cuándo?
-Lo antes posible… el asunto es delicado y no es bueno hablarlo por teléfono… ¿Entiende?
-Bueno, yo…
-Mañana a las 10 de la mañana le pongo un avión en el aeropuerto para que lo traiga y platicamos, no le toma más de tres horas y lo regreso donde quiera.
-Está bien…
-Bueno pues, páseme con el negro…  y suerte en el clásico…
-Gracias… -le pasó el teléfono al hombre.
-Sí patrón, lo que Usted diga…
Mientras que el hombre colgaba la llamada y metía el teléfono en el bolsillo, llegaba el servicio al cuarto. 

Los hombres se despidieron.
-Gracias Don Pepe, mañana el coche lo pasa a recoger a las ocho cuarenta y cinco, y no se preocupe de nada que ahora mismo nosotros vamos a pagar todos sus gastos en el hotel…
-Oiga no es necesario…
-Son órdenes…usted déjese consentir… -esto último lo dijo con una sonrisa en la boca.

Supo que de nada le iba a servir discutir con esos hombres, ellos obedecían órdenes.
El chico del room-service colocó todo el servicio en la mesa de la salita, y desapareció antes de que le diera la propina. Encima de la mesa le dejaron una botella de buen tequila seguro enviada por el Delfín… 
Pepe decidió dejarse consentir

Se sirvió un caballito y probó el tequila. Lo peligroso de acostumbrarse a lo bueno, es que luego uno es capaz de venderle su alma al diablo para no perderlo.
Igual me lo merezco -pensó Garabato y se sirvió otro caballito-.

*

En las oficinas del Centro de Investigación de Inteligencia Nacional (CISEN) el licenciado Olmos se reunía con el Director General Reynaldo Noya para entregarle personalmente un encargo del Secretario de Gobernación.

El director era un hombre de pocas palabras, duro, terco, pero absolutamente leal al presidente y el régimen de gobierno, y llevaba una relación cercana con el secretario.

Los tres amigos habían estudiado juntos en las mismas universidades en México y en Los Estados Unidos y eran conocidos en la prensa de oposición como las tres patas del poder en México: El Político, el inteligente y el ejecutor.

-Gracias por recibirme señor director…
-En qué le puedo servir licenciado…
-El secretario le envía esto -le dio un USB- y le manda decir que es muy urgente.

El director se dirigió a su computadora y metió el USB y abrió el primer folder, luego el segundo. 
Fue al listado y mandó imprimir el documento. 

Casi inmediatamente salió la impresión, levantó el teléfono y marcó tres números.
-Alvar ven enseguida. -y siguió revisando la lista.
-Hay de chile y de manteca –dijo el director.
-Eso nos tiene confundidos, no hay lógica excepto que son personajes públicos importantes…

En ese momento entró Alvar Manríquez, su analista y mano derecha. Le dio la lista y luego se movió a un lado para que vea los folders en la computadora. 

Se hizo un silencio pesado en la sala. 
Manríquez escribió varias notas en el papel impreso y levantó la vista.

-De esta lista sabemos que la revista “El Proceso” investiga el caso de las adquisiciones de Pemex. También andan tras la pista de la compra de equipo por parte del ejército… “El Reforma” sacó una nota sobre el hijo del Ministro de la Suprema Corte y su salida del País… Y en la portada de culturales del “Universal” aparece la nota de la venta de los Tamayos, pero no se le liga en ningún momento con nada ilegal…
-Quiero saber obra y milagros de todos los que aparecen en la lista, y si algo está ligado directamente con el Presidente.
-Hay dos gobernadores, su compadre de Colima y varios de sus amigos personales, no creo que sea coincidencia… -dijo Manríquez.
-Quiero certezas, y busque todo lo que huela mal. No me importa quién sea.
-Sí señor director… ¿Algo más?
-Que nadie se entere, solo use a los hombres de su grupo de apoyo, nadie externo… 
Y trate el asunto como un caso de seguridad nacional…

Todos sabían que cuando se trataba de seguridad del estado, todas las barreras legales para impedir una investigación rápida y efectiva, no tenían validez.
-Sí señor –dijo Manríquez y salió de la habitación como si llevara una papa caliente entre las manos. Y eso era precisamente lo que tenía.

-Gracias señor director…
-Antes de que se vaya déjeme hacerle una pregunta.
-Diga Usted…
-¿Es cierto que el Secretario volvió a llamar al detective Garabato?
-Si Señor.
-¡Es una pendejada! Está cegado con ese idiota desde lo que pasó con su hermana… Hágame un favor, mantenga a ese hombre vigilado, puede ser un peligro para el secretario… 

Se dieron un apretón de manos y Olmos se dirigió a la salida, donde lo esperaba Cero Maldad con la camioneta en marcha. 

A Olmos no le gustaba el CISEN, había mucho poder concentrado en un solo lugar. Y si bien confiaba en el director, sólo Dios sabía las filtraciones que debía tener ese lugar con tanta gente trabajando allí. 

Sintió escalofríos antes de subirse a la camioneta.

*

El Secretario de Gobernación recibió una llamada del Comisario Jefe de la Oficina Central Nacional de Interpol España, para comunicarle que el joven Francisco Navarro había sido trasladado a una casa de seguridad en los alrededores de Madrid, después de un atentado registrado en casa de su familia, y donde habían resultado muertas sus dos tías y una mujer del servicio doméstico. 

El secretario agradeció la ayuda de las autoridades españolas y le dijo que se pondría en contacto con ellos lo más pronto posible. 

Luego llamó al Ministro Navarro-Hurtado y le dio las malas noticias. 

Vio la hora y decidió marcarle más tarde a Garabato, a veces envidiaba al detective, que se podía evadir de la realidad viendo fútbol. Él no tenía ninguna distracción, su cabeza siempre estaba en el siguiente objetivo. 

*

Sentado en el sillón de su habitación Garabato sufría los últimos minutos del América-Guadalajara, sus amarillos iban ganando por dos goles a uno y hacía mucho tiempo no disfrutaba un juego como ese día… escuchó el silbatazo final y  se puso de pie con los puños arriba en señal de triunfo… Juego complicado, feo, trabado pero al final el resultado es lo importante -se dijo así mismo.

Se sirvió otro caballito y se tomó el hidalgo en honor a su equipo.

Se puso el traje de baño y bajó a nadar un rato en la alberca.

Cuando subió nuevamente a su habitación, tenía varios recados en su celular, los escuchó y se dio cuenta que se le habían acabado las vacaciones…

*

Por la madrugada Olmos regresaba a su casa y se paró en un puesto de periódicos para recoger los diarios recién salidos. En la primera plana del Reforma a cuatro columnas decía: “El Cartel en el Palacio de Bellas Artes”, y explicaba en la cabeza de la nota, la relación de los carteles de la drogas, con la exposición más reciente del Palacio: “Grandes Maestros Mexicanos” inaugurada por el mismo presidente y organizada por el patronato de la primera dama.

El licenciado pasó por su casa a cambiarse de ropa y se regresó a la oficina, apenas había salido el sol y el presidente había recibido el primer golpe.

*

El Camote había estado toda la noche jugando con su Xbox y antes de irse a dormir pasó a revisar si la computadora había encontrado algo raro en las búsquedas que había ordenado.

Vio el mail y decidió despertar a Rolo. 

Se acercaron ambos a la computadora y Rolo todavía medio dormido trató de leer el mensaje. Era un mail del hijo del juez contándole de la muerte de sus tías, y preguntándole a su padre quién querría matarlo. Pero eso no era lo peor. 

En los siguientes diez minutos siguiendo la ruta del mensaje, y el registro de su teléfono, lograron ubicar la dirección de la casa de seguridad en Madrid, desde donde había mandado el mensaje. 

Si los asesinos hacían lo mismo podrían localizarlo en menos de diez minutos, si ya no lo habían hecho…

Marcó el celular de Garabato.

*

En el momento que sonó el celular Garabato estaba subiendo al avión que lo llevaría a Guadalajara, tenía hombres alrededor de él así que no habló mucho, se dedicó a escuchar todo lo que había pasado. 

Cuando Rolo terminó el relato, se dio cuenta de que Pepe guardaba silencio y no preguntaba nada como era su costumbre así que le preguntó:
-¿Estás solo?
-No
-¿Puedes hablar?
-No
-¿Estás en peligro?
-No creo…
-¿Quieres que hagamos algo?
-No, si tienes alguna otra noticia de la familia me llamas, no voy a apagar el celular por si me quieres localizar… 

Rolo se quedó mirando al Camote, dijo que no puede hablar. 
Lo raro es que dijo que no va apagar el teléfono: él nunca apaga el teléfono. 

El camote se quedó pensando y regresó a la computadora.
-¿En qué celular está?
-En el de siempre…

El Camote trabajó durante quince minutos, mientras Rolo se tomaba un café.
-Mira esto…
-¿Qué?
-Salió en un avión de Acapulco, pero no viene para acá… mira…

En la pantalla había un mapa de México y la imagen de un avión que iba marcando con una línea delgada su ruta. Definitivamente no venía rumbo a la ciudad de México.

La información que le dio Rolo puso a Garabato intranquilo, el hijo del juez estaba otra vez en peligro, y esta vez iban a matarlo…

*

El licenciado estaba a diez cuadras de su oficina, pero le había tocado el tráfico de la mañana y una manifestación de maestros descontentos con el aumento salarial. Venía escuchando el programa “Desayunado noticias” con la periodista Carmen Arismendi, un noticiero escuchado por millones de capitalinos cada mañana, y en lo que venía escuchando hablaba de la manifestación de los maestros, que estaban causando un caos en la ciudad. Y de su histórica lucha por una mejor educación en México. 

Pura mierda -pensó Olmos- Estos maestros luchan por mantener sus privilegios, por no perder sus plazas de trabajo para poder heredarlas o venderlas. Y sobre todo se oponían a los cursos de regularización, porque muchos de esos maestros apenas si sabían leer. Una auténtica vergüenza. Y la culpa la tenía el mismo gobierno, por haber sido cómplice del sindicato por tantos años, y haber cambiado votos por el silencio.

Olmos prendió un cigarrillo y abrió la ventana. La calle olía a cerveza y meados.

La radio regresaba de comerciales y la periodista cambió de tema, porque tenía en la línea a la mujer del funcionario de Pemex que se había suicidado. Solo tuvo que presionar tantito, para que la mujer se lanzara a la yugular en contra del Gobernador de Veracruz, culpándolo por la muerte de su marido. 

Iba a ser un día largo…

*

Se bajó del avión , se subió a un coche, entró en la zona de carga de un edificio lujoso y terminó en un restaurante dentro de un hotel de lujo… 

Si le preguntaban cuál, no tenía idea, así como tampoco tenía idea de la zona de la ciudad en la que se encontraba.

Lo único que sabía era que el Delfín lo esperaba de pie y con los brazos abiertos, a veinte pasos de distancia. Se acercó tímidamente y el Delfín le dio el abrazo del oso. Así deben de saludar los machos de las especies violentas, acostumbradas a matar o morir en el bosque –pensaba Garabato- y ahora me va a arrancar la cabeza…

-¡Garabato que cabrón gusto me da verte…!
-¿Cómo ha estado?
-Si me hablas de Usted mando que te quiebre el negro… -y se rio viendo al negro.
-Está bien… ¿Cómo estás?
-De maravilla, arreglando unos asuntitos por acá y preparando mis vacaciones…
-Me da mucho gusto que estés bien…
-Pero bueno sírvete algo, el café está caliente y el pan lo acaban de traer…

Garabato no sabía qué terreno estaba pisando y se sentía intranquilo. 
Se sirvió café negro y lo probó.
-Este café está buenísimo…
-Lo mismo dije yo el día que lo probé, el mejor café de la ciudad y por eso compre este hotel.
-¿Compró el hotel por que le gusto el café? 
-Muy mi gusto… ¿no?…
-No pos si. Que bueno que no le gusta el fútbol, porque si no compraba las Chivas, a Messi y a Cristiano Ronaldo…
-¡No dudes de que lo puedo hacer cabrón!
Lo dijo serio, y después de una pausa se echó a reír… 

-No el fútbol no es lo mío, de puro coraje yo me quebraría a más de un cabrón por andar fallando goles… A propósito de fútbol te tengo una sorpresa… -sacó una caja del bolsillo de su chamarra y se la dio.
-Anda ábrela sin miedo...

Garabato abrió la caja y puso cara de sorpresa, era el cronómetro que acababa de presentar Hublot del cien aniversario del América…
-¿Te gusto?
-No se hubiera molestado. Pero dígame Usted no me trajo hasta acá para darme un regalo…
-Por eso me caes bien Garabato… Ahora entiendo porque te respetan tanto los grandotes, no te andas por las ramas… Necesito tu ayuda con algo. 

Traigo metido en la cabeza que alguien sabe algo de lo de mi hijo, y no sé cómo, ni quién. Sólo estábamos enterados su madre, yo. Y el juez solamente porque su mujer nunca preguntó nada. Otra que sabía era la comadrona, pero ya se murió…

No pongas esa cara, esa se murió de vieja, yo no tuve nada que ver. Pero estoy seguro de que ella tampoco abrió la boca. 

-Intentaron matarlo hoy por la mañana en Madrid…-dijo Garabato.
-¿Qué?
-Murieron sus dos tías y la cocinera… él está bien.
-¿Dónde está?
-En una casa de seguridad de la policía, custodiado por la interpol.
-Le dije al juez que no lo moviera de país, aquí yo le puedo dar protección.
-No pudo evitar que lo secuestraran…
Ese comentario molestó al Delfín

-Fue un accidente, pero no volverá a ocurrir… ¿El muchacho está bien?
-Si, no tengo los detalles de lo que sucedió, pero corrió con suerte.
-Quiero que investigue quién quiere matarlo…
-Esta bien pero será el último trabajo que hago para usted…
-¿Por qué? ¿Ya se piensa morir tan pronto?

No se esperaba esa respuesta.
-No, pero ya le dije que no trabajo con narcotraficantes…
-Los políticos para los que trabaja no son mejores que yo, y también tienen sus manos con sangre… 

Pero bueno me alegra que me pueda ayudar con esto, la verdad es que después de verlo trabajar confío en Usted.
-Gracias.
-Cuando termine esto va a tener tanto dinero, que le van a faltar años para gastarlo…
-Necesito que me lleven a la capital…
-Tengo otro regalo para Usted, está en el avión esperándolo…
-¿Qué!
-Usted estaba buscando a un muchacho: Doroteo Mariscal, pos se lo encontré medio muerto hace unos días, y ya lo vio un médico y le dimos de tragar… ¿Ahora se le ha dado por rescatar vagos de la calle?

Garabato trató de adivinar rápido quién era el chico, sólo podía ser el hacker desaparecido, y el Delfín se debía de haber enterado por Cero Maldad.
-Conozco a su madre desde hace mucho, tiene un puesto en el mercado de la Merced. Gracias por haberlo encontrado.
-De nada. Hasta pronto detective…. Negro llévalo donde necesite y asegúrate de que lo lleven hasta la puerta de su casa.

Garabato salió del hotel otra vez por la parte de atrás, directo al aeropuerto.

*

Ya se comenzó a mover otra vez -dijo el Camote- cuando apareció una línea en el monitor.
-¿Y ahora adónde va?
-Ahora si parece que viene rumbo a la capital.

El camote abrió una lata de Coca Cola fría y prendió el Xbox. Cuando regresó la vista a la computadora, la señal del avión había desaparecido.
-Algo está mal…
-¡Qué! -respondió Rolo acercándose a la computadora.
-¡El avión desapareció!
-¿Y eso qué significa?

El Camote, reinicio el programa en otro monitor, trabajaba escribiendo comandos en dos computadoras, unos segundos después aparecía nuevamente el mapa de México, pero ninguna señal de la ruta del avión.
-¿Camote qué pasa? –preguntó Rolo sin dejar de mirar la pantalla.
-Creo que se cayó el avión…-respondió el Camote.

(Continuará…)




viernes, marzo 18, 2016

“CENTENARIO” La novela Episodio 8



Escrito por Augustus Doors


Cuando Garabato vio entrar a Elena en la habitación se sintió confundido.
-¿Es esto una broma? -preguntó.
-Te lo explico Pepe –dijo el secretario- Elena en uno de mis elementos más leales y efectivos en el Departamento de Inteligencia del Estado.
-¿Por eso la mandaste espiarme?
-No le pedí que se acercase a ti, para que te conociera mejor…
-¡Eres un cabrón!
-Lo siento –dijo Elena.
-Pepe estamos metidos en asuntos muy delicados, y si bien tus resultados son muy efectivos, tus métodos y tus hombres no son de confiar.
-Si querías saber quién toma las decisiones… Solo tenías que preguntarlo. Yo soy el responsable de todo lo que pasa en mis averiguaciones, y mis contactos ejecutan mis ordenes…
-Según mis fuentes no es realmente lo que sucede –dijo Elena.

Pepe volteo a ver a Elena y le preguntó de forma agresiva
-¿Entonces comandante, me puede explicar cuál es su versión de la historia?

Elena volteó a ver al secretario que le hizo una seña que podía hablar.
-Su intuición para abordar las investigaciones es mayormente acertada, pero su punto débil son sus hombres, que son gente sin entrenamiento, fácilmente corruptible y sin ningún control.

Pepe sonrió al comentario.
-¿Qué te causa tanta gracia? -preguntó el secretario.
-Que dice que mi gente no es confiable, y Ustedes trabajan en la oficina más poderosa del país y tienen filtraciones en todos los frentes…no te parece un chiste…
-No es un chiste el reguero de muertos que dejó su gente, ni tampoco que se hallan perdido tres millones de dólares…-dijo Elena.
-Los muertos fueron bajas necesarias… y a mí no me pagaron para cuidar el dinero, sino para rescatar al muchacho. 

Además por lo que entiendo el Juez Navarro-Hurtado tenía un seguro antisecuestro con una aseguradora londinense, que le va a devolver hasta el último centavo.

El secretario volteó a ver al juez que le asintió al secretario.
-¿Y si tanto desconfían de mí, porqué me llaman otra vez?
-Nadie desconfía de ti –replicó el secretario. – son tus métodos los que nos incomodan.
-Tú le tienes que dar explicaciones a tu jefe, a la prensa y a derechos humanos. Yo solo le doy resultados a mis clientes. Si no les gusta es su problema.
-Esta bien, pero en este caso hay mucha gente de peso inmiscuida. Antes de empezar una guerra por las calles me gustaría estar prevenido.
-Me parece justo.
-Me gustaría que ustedes trabajen juntos
-Eso no va a poder ser. Es claro que no conozco al comandante lo suficiente para confiarle nada y además ella desconfía de mis contactos…-dijo Pepe.
Elena iba a decir algo pero el secretario la detuvo con una seña.

Sonó el teléfono del juez indicando que tenía un mensaje.
-¡Dios mío- dijo el juez- miren esto!

Le mandaron una foto de su hijo cenando en un restaurante en el centro de Madrid, con la hora y la fecha en que había sido tomada.
-Esa foto la tomaron hace exactamente ocho minutos -dijo Garabato- pidan a la Interpol que le de protección a su hijo. Ahora si me lo permiten tengo mucho que hacer.
-Pepe yo sigo pagando sus honorarios, hágame saber lo que necesita- dijo el juez.
-No creo que sea necesario señor ministro, este es un encargo del Secretario de Gobernación y mi cliente es el Estado Mexicano. Me siento mejor si le paso mi recibo a Manuel.
-Como usted guste -dijo el juez-  ya sabe que estoy a sus ordenes para lo que necesite.
-Gracias señor ministro -dijo Pepe- y salió de la habitación.

Mientras caminaba al coche, se sintió confundido, había permitido que vean su molestia. No esperaba ver a Elena allí y eso lo había descolocado. Sabía muy bien que a ese nivel no podía cometer ninguna equivocación, o permitirse ninguna distracción porque le podía costar muy caro. Estaba enojado consigo mismo por no dejar de pensar en ella, cuando se tropezó con Cero Maldad, y esto lo regresó a la realidad. Cero le abrió la puerta de la camioneta.
-A Sanborns de Azulejos por favor…

Cero Maldad contestó con un gruñido y ese coche salió a toda velocidad rumbo al centro de la ciudad.

*

Francisco Navarro estaba comiendo con sus tías en el salón San Gil del Café de Oriente, frente al Palacio Real en Madrid, cuando entraron discretamente dos hombres, uno de ellos habló con el capitán de meseros y se acercaron a la mesa del hijo del juez mexicano.
-¿Señor Navarro? –preguntó uno de los hombres.
-Si, ¿quién es usted?
-Nos envía su padre, soy el oficial Magredo del Interpol
-¿En qué le puedo servir?
-Señor Usted se encuentra en peligro, tenemos que salir de aquí, en el camino le explicamos…
-¿Puede esperar a que terminemos de comer?
-No señor, lo siento es una emergencia, señoras acompáñenos  por favor.

Francisco y sus tías subieron al nivel de la calle y se dieron cuenta de que había una intensa movilización policial, alrededor del restaurante. Los llevaron hasta a una camioneta Mercedes Benz negra y salieron custodiados por patrullas de policía secreta.

La operación sólo tomó unos minutos y mandaron un mensaje al secretario de gobernación de México que decía: “El hijo del Ministro está seguro”.

Lo que no sabían es que eran observados por un grupo de delincuentes que estaban esperando por el muchacho enfrente del Café de Oriente, pero esta vez no venían a secuestrarlo. 

Tenían orden de asesinarlo.

*

-¿Quiere que lo espere? Le preguntó Cero Maldad.
-No gracias, de aquí me voy solo… -y cerró la puerta de la camioneta.

Cero puso en movimiento la camioneta y se perdió en el tráfico de la capital.
Garabato entro al restaurante y fue directamente a la mesa donde estaba Rolo
-Nos tenemos que ir.
-¿No vas a comer algo?
-No. Vámonos…

A Rolo le extrañó la actitud de Pepe, pero no dijo nada y se puso en movimiento, al salir del establecimiento caminaron en sentido contrario al tráfico observando si alguien hacía el intento de seguirlos. Entraron por un par de calles pequeñas, y cuando vieron un taxi desocupado se subieron y le ordenaron que diera un par de vueltas, antes de decirle dónde iban.

Se bajaron a diez cuadras del bunker y caminaron en silencio. 

Garabato se sentía observado, pero sabía que eran los hombres de Rolo, acababan de cruzar el segundo círculo de seguridad, todavía faltaban uno más antes del llegar al hotel.

*

El Secretario de Gobernación en su oficina estaba despidiéndose del juez Navarro-Hurtado, cuando recibió el mensaje de que el hijo del juez estaba seguro.
-Ya tienen a Francisco, puedes descansar tranquilo.
-Te agradezco mucho lo que haces por mi familia, estoy en deuda contigo…
-Lo sé –dijo el secretario.
-Voy a estar en casa por si necesitas algo.
-Habla con tu hijo, no le des mucho detalle, dile que no se mueva por ahora. No sabemos si están intervenidos sus teléfonos.
-De acuerdo.
-Voy a necesitar ordenes de registro y probablemente una de detención provisional.
-Lo que tú necesites, mándalas y las firmo.
-Gracias Emiliano.
-Gracias a ti Manuel.

Se dieron un abrazo y el ministro salió de la habitación. 

El secretario levantó el teléfono.
-Necesito que le den  protección al juez Navarro-Hurtado y que dejen guardia frente a su casa las 24 horas. 

Y colgó el teléfono, pensando que algo realmente grave estaba por ocurrir. 

Alguien se había encargado de coleccionar los trapos sucios de mucha gente importante, y si esa información salía a la luz, ocasionaría un escándalo que podría causar un desequilibrio en el poder político del país.

Su trabajo por ahora era que toda esa información quedara enterrada en la obscuridad, sin importar el costo.

*

Garabato entró al bunker seguido por Rolo, y encontraron al Camote trabajando en una computadora.
-Déjanos solos- dijo Garabato- pero no te vayas lejos, te vamos a necesitar…

El Camote salió de la habitación y cerró la puerta.
-¿Qué pasa? –preguntó Rolo.
-Es lo que quiero saber… ¡¿qué pasa?!  Toda la tarde he tenido cabrones diciéndome que no controlo a mi gente, que dejo un reguero de muertos por donde paso, que me robe dinero… ¡y estoy seguro que sabes de lo que estoy hablando!..

Rolo no contestó.
-Necesito saber qué está pasando. Te pedí que me ayudaras, no que convirtieras la ciudad en un campo de videojuego disparando a diestra y siniestra…
-No fue así.
-¿No, entonces cómo? … explícame…
-A veces para sacar información hay que presionar, luego cuando rescatamos al chico… no quise dejar cabos sueltos.
-No estoy de acuerdo con tus métodos, no podemos tomarnos la ley en nuestras manos…
-¿Y ellos si lo pueden hacer?
-¿Ellos quién, los delincuentes? ¿los secuestradores? ¿el gobierno? … No porque ellos sean unos asesinos, también tenemos que serlo.
-Si no matas, te matan… esas son las reglas del juego.
-No me gusta este juego, que va a pasar con nosotros cuando no tengamos como cliente al gobierno, cuando no tengamos protección oficial…
-Igual nos puede matar el camión de la basura… Además tener al gobierno detrás no es garantía de nada, ¿viste cómo se asustaron con las fotos?
 -¿Tienes tú algo que ver con eso? –preguntó Garabato muy serio.
-Por supuesto que no. Sólo le pedí al Camote que antes de terminar el caso, revisara la computadora del juez, y el archivo lo encontró en la basura. Le llegó ayer y todavía no lo había visto.
-¿Sabemos quién lo mando?
-Todavía no… 
-Me pidieron que me hiciera cargo del caso.
-Acéptalo, ya estamos metidos hasta el cogote en esto. Y esta gente no deja cabos sueltos…
-¿Qué necesitamos?
-Te hago la lista ahora mismo, y voy a necesitar tres personas más.
-¿Son de confianza?
-Si pero hay un problema…
-¿Cuál?
-Los dos están en la cárcel y el otro desaparecido.
-¿Son tan importantes?
-Son los mejores hackers del país, ellos entrenaron al Camote, y los detuvieron hace dos semanas por andar metiéndose donde no deben...
-Dame sus nombre y veo que puedo hacer.
-Encuéntralos, y yo los convenzo para que trabajen con nosotros.
-¿Estás seguro que son de confiar?
-Saben que conmigo no se juega, y eso basta.

Garabato sacó un sobre del saco…
-El juez Navarro-Hurtado me dio un cheque hoy… -miró el cheque y chifló- el viejo si que es generoso… quinientos mil…
-No está mal.
-¿No está mal? ¿Quinientos mil dólares?
-¡Eso es como casi diez millones de pesos!… Ya sabemos quién paga los tacos hoy…
-Toma, guárdalo en la caja fuerte… hablando de lana… ¿sabes qué fue del dinero del rescate?
-Si, están en el clóset… tres melones…
-¿Porqué no me lo habías dicho?
-Porque no lo habías preguntado… 
-Tenemos que devolverlos.
-¿Por qué? El juez va a cobrar el seguro, el dinero se les perdió a los delincuentes y yo me los encontré. 
-¡Es una locura!
-¿Te imaginas la vida que nos vamos a dar cuando termine esto?
-No estoy seguro que sea correcto quedarnos con ese dinero, no somos ladrones
- Yo si, y al final se lo estás robando a los secuestradores y ladrón que roba ladrón…
-Por lo pronto ese dinero no se toca… Ahora necesito que me prometas algo.
-¿Qué?
-No mas muertos, ni decisiones estúpidas sin que yo esté enterado.
-Esta bien jefe.
-Llama al Camote…

Rolo golpeo la pared dos veces y apareció el Camote abriendo la puerta
-Ven Camote, necesito que vayas de compras… y de paso te compras un Xbox One para ti…
-¿De veras? –dijo sorprendido, sonriendo por primera vez en semanas.
-Si pero primero vamos a revisar lo que necesitamos, tenemos un trabajo grande por delante.

Garabato se quedó observando al Camote, y pensó que se le había olvidado que sólo era un niño…

*

En las oficinas de la Secretaría de Gobernación, el secretario González y el licenciado Olmos platicaban, mientras Cero Maldad estaba parado cerca de la puerta, cuidando que nadie los interrumpiera.

-Recibí una llamada del Reforma, quieren que demos un comentario sobre una filtración de Pemex, y preguntan si estamos haciendo alguna investigación.
-Ya soltaron el primer chisme para que sepamos que van en serio.
-¿Qué quieren?
-No han pedido nada, solo nos han dicho que esperemos su comunicación.
-Tenemos que tomar la iniciativa… ¿qué dicen los de inteligencia?
-Están enredados con varios asuntos serios, hoy se detectó en la frontera, una carga con radiación fuera de normas, están trabajando con la CIA, eso tiene prioridad. 
Y por otro lado están nerviosos por rumores de otro posible escape del Chapo Guzmán.
-Dígame ¿en qué puedo ayudarlo?

El secretario le entregó un papel con tres nombres.
-Ya hablé con el juez Navarro-Hurtado, para liberar a estos tres muchachos, dos de ellos sabemos donde están, investigue el paradero del tercero. Los suelta y me trae sus archivos completos.
-¿Esto qué tiene ver con el caso?
-Son tres hackers amigos de Garabato, y los necesitamos en la calle lo más rápido posible.
-¿Está seguro?
-No, la verdad no. Tenemos a los mejores hombres de inteligencia del continente, pero mi instinto me dice que debo de tener un plan B y ese plan es Garabato.

Mira la lista de lo que necesita… -el licenciado la leyó-.
-¿Está de broma?
-No, es totalmente seria… hágase cargo, si encuentra algún problema avíseme…
- Si señor. 

El licenciado salió seguido por Cero maldad.

El secretario abrió uno de los cajones del escritorio y sacó una cajetilla de cigarrillos, prendió uno y respiro hondo. El sentir el tabaco en los pulmones le hiso ponerse en alerta, siguió fumando mientras pensaba si era acertado meter a Garabato en el caso. Sabía que lo había hecho para protegerse. En el momento que se acercaran mucho a él, tendría una ficha más para negociar o sacrificar. Eso lo hacía sentirse desleal con alguien que nunca le había fallado, pero en este negocio a veces todo se resumía en matar o morir. 

Y él no estaba dispuesto a morir todavía.

*

En las Lomas del Pedregal, el Subdirector de adquisiciones de Pemex, el licenciado Rodrigo Alcántara, llegó a su casa, y vio a su mujer jugando con sus nietas en el jardín. Caminó directamente a su estudio sin saludar a nadie y cerró la puerta con llave.

Su teléfono celular no paraba de sonar entre mensajes y llamadas. Apagó el celular y abrió su computadora portátil, revisó su correo y vio el mensaje urgente. 

Abrió el folder y se llevó la mano a la boca. 
Una carrera exitosa dentro y fuera del gobierno por más de treinta y cinco años para que todo se fuera a la mierda por un video.

Escribió una nota, sacó el revólver del cajón y se pegó un tiro en la cabeza.

*

Elena llamó varias veces al teléfono de Garabato, pero no contestaba. Si iban a estar juntos en esa investigación sería mejor hablar las cosas claras, eso era lo que ella pretendía, pero por lo visto Pepe se había sentido traicionado.

Entraron varios elementos de la marina y el ejército a la sala de juntas donde ella estaba, luego pasaron los analistas y finalmente el encargado de la operación de campo, el teniente Max Padilla. Ella lo conocía de un curso de inteligencia que compartieron en Francia, era un tipo desconfiado, testarudo y despiadado con sus enemigos. 

Elena lo mandó llamar porque quería equilibrar las fuerzas en la calle: los delincuentes venían por todas las canicas; los hombres de Garabato se tornaban violentos; ella colocó a un tipo brutal en la alineación de su equipo táctico, con la idea de intimidar a sus oponentes. Luego se daría cuenta que cometió un error de cálculo.

Elena les dio un breve resumen de lo ocurrido en las últimas horas. El trabajo principal sería encontrar el origen de las transmisiones, mientras que el teniente Padilla debía poner hombres en la calle para escuchar todo lo que ocurría, listos para tomar acciones drásticas, además de tener equipos de “limpieza” listos para intervenir.

*

Mientras esto ocurría Garabato estaba sentado en el restaurante “El Pescadito” en la Condesa, comiendo un coctel de camarones mientras veía la repetición del juego de la despedida de Cuauhtémoc Blanco en el Azteca. Pepe no había podido ir al estadio y lo lamentaba porque el Cuau era su ídolo desde siempre. En la tele se le veía gordo y viejo, pero seguía siendo un jugador genial. 

Ahora todos hablaban del clásico, que iban a jugar el fin de semana en el estadio de las Chivas, y donde el América era el amplio favorito. Encima de la mesa Pepe tenía el Esto, As, y la sección deportiva del Reforma, miró los periódicos y sonrió. Hacía varios días que no se tomaba un par de horas para sentarse y relajarse unos minutos. Tomó un sorbo de su Corona y observó a la gente a su alrededor. Todo parecía normal, la gente hacía su vida como todos los días, tratando de sobrellevar los días difíciles, y robarle unos minutos a la rutina. Recordó lo que le decía su madre todo el tiempo: “Si no tiene solución para qué te preocupas; y si tiene solución para qué te preocupas”… 

Tomó otro sorbo de cerveza y vio al mesero que se acercaba mirando a la calle con cara de espanto, como un reflejo empujó la mesa de metal y se tiró al suelo en el momento que una ráfaga de metralla mataba al mesero y alcanzaba a dos clientes. El automóvil con los gatilleros desapareció cuando llegó a la esquina.

Era la segunda vez en menos de tres semanas que se salvaba por un pelo. Levantó la cabeza y vio que varios policías se dirigían corriendo hacia el restaurante. 

Decidió desaparecer antes de que llegaran.

*

El resto de la semana pareció sumergido en una calma desesperante. 

Elena y los de inteligencia reunían información de la calle, y seguían algunas líneas de investigación sugeridas por la Interpol. El secretario de gobernación le informaba periódicamente los minúsculos avances al presidente, mientras Olmos liberó a los primeros dos muchachos por órdenes de su jefe, y buscaba el paradero del tercero.

Rolo, Camote y los dos nuevos miembros del equipo, tomaron posesión de todo el piso donde se encontraba el Bunker, y trabajaban día y noche para instalar las computadoras, antenas, amplificadores de frecuencias, además de colocar un par de generadores eléctricos en la azotea.

Mientras todo esto ocurría Garabato viajó a Acapulco y decidió tomar distancia por unos días. Aprovechó para descansar un poco y analizar cuál sería su próximo paso.

Reservó una suite en un hotel Camino Real Punta Diamante, donde se había hospedado antes, y conocía al Gerente y las facilidades del lugar. Nadó en la alberca un rato y luego se acercó a la barra del bar, allí se encontró con una vieja amiga.
-¿Y ese milagro que te dejas ver?…- le dijo la cantinera…
-Hola Rocío.
-¿Te sirvo lo de siempre?
-Si por favor… Está todo muy tranquilo por acá.
-La ocupación del hotel está al ocho por ciento, así que te van a atender como a un rey…
-Gracias…
-¿En que habitación estás? ¿Para subirte tu siguiente trago?
-709

Los dos se sonrieron, ella sabía que Garabato buscaba refugio en ese lugar, y conocía todos sus gustos, era un buen tipo y un buen cliente, casi un buen amigo.

Garabato mientras se dirigía a su habitación, pasó por la sala de negocios, revisó si tenía mensajes en su cuenta, y no encontró nada importante. Recogió unos periódicos y se dirigió a la zona de los elevadores.

Al poco rato de entrar en su habitación, tocaron a la puerta. Era Rocío con una bandeja con botanas y una botella del tequila que el gustaba, lo puso encima de la mesa y preguntó:
-¿Se le ofrece algo más al señor? 
-Quítate la ropa y ven acá.
A Garabato se le había olvidado lo hermosa que era. 

A él lo sorprendió el deseo y ella incansable lo dejó jugar, lo consintió en todos sus caprichos hasta dejarlo agotado. Sin despegar los cuerpos sudorosos, esperó a que recuperara un poco de energía, le dio de comer en la boca y tuvieron sexo durante toda la tarde.

Cuando Garabato se despertó era de madrugada, y ella ya no estaba. Le había dejado una nota con su número celular. 

Garabato se sentó desnudo en el balcón sintiendo el aire tibio de la madrugada y observando la belleza de la bahía, prendió un cigarro y por unos segundos se sintió en paz con el universo.

(Continuará).