Escrito por Augustus Doors
En la suite del Camino Real, Garabato tomaba notas de las cosas que tenía pendientes, revisaba la lista de las personas que estaban comprometidas en la investigación en videos, fotografías o cuentas de bancos con depósitos o salidas de dinero difíciles de explicar.
Luego pensó en cómo dividir esa lista de involucrados en el “paquete”: todos eran personajes de la vida pública del país.
Tocaron a la puerta y colocó los papeles dentro de un cajón antes de abrir, era Rocío que venía con un vestido corto, escotado, un poco transparente y traía un diminuto bikini abajo.
-¿Nos Vamos?
-¿Qué tal si mejor nos quedamos aquí? -respondió Pepe besándole el cuello.
-No. Te tengo preparada una sorpresa.
Pepe se apuró a ponerse una camisa de lino, unos zapatos y bajaron juntos.
Rocío tenía el coche estacionado al lado de las canchas de tenis, y salieron sin que nadie los viera.
Pepe se sentía bien, relajado, casi tranquilo. En ese momento no le importaba que tuviese un caso esperándolo en la capital, sabía que necesitaba descansar un poco porque una vez que se metiera de lleno en el caso no iba haber salida. Y se justificaba así mismo que estaba planteando la estrategia de cómo abordar el problema. En parte era cierto, pero la verdad era que estaba encantado de haberse reencontrado con Rocío.
*
La historia de Pepe y Rocío era muy simple, se habían conocido en Guadalajara ocho años antes, él acababa de dejar el seminario, ella estaba estudiando administración de empresas. Se toparon en un bar y no se separaron por una semana.
Luego Pepe tuvo que viajar a la capital y prometió regresar pronto.
Tres años después la encontró en Facebook y se enteró que trabajaba en Acapulco y que había tenido una hija. Así que supuso que se había casado y decidió no hacer ningún contacto.
Un par de años después se hospedó en el Hotel Camino Real Punta Diamante, y se hizo un cliente asiduo del lugar, la atención del personal del hotel, la comida, lo privada de la zona, y lo exclusivo de sus huéspedes, lo hacía sentir bien. Además desde que llegó se sintió especialmente bien atendido. No tardaría en descubrir que la que tomaba atención personal de sus estadías era la gerente del hotel: Rocío.
Se encontraron y la atracción fue como la primera vez, no se pudieron separar en dos días. Así sin promesas, ni planes para el futuro, se encontraban cada que Pepe aparecía y Rocío tenía tiempo libre.
Platicando con ella supo que había terminado su carrera y se especializó en hotelería, que había sido madre soltera, que no tenía pareja en Acapulco, que su niña ahora tenía casi ocho años, y sobre todo que era una mujer feliz.
Y esa felicidad era contagiosa y a él le hacía olvidar el mundo.
Muchas veces Pepe se había preguntado, porque no dejaba todo y se iba a vivir a Acapulco con ella. No tenía la respuesta.
Cuando estaban separados, no la extrañaba, no pensaba en ella, vivía una vida de soltero rodeado de mujeres y alcohol, siempre al borde del precipicio.
Y él sabía que era un adicto a la adrenalina.
*
En el Bunker el Camote terminaba de instalar un amplificador de señal, lo conectó a la red y vio como el internet tenía a una muy buena velocidad.
Prendió todas las computadoras al mismo tiempo para ver si había fluctuación de la velocidad en la búsqueda de información. Fue de una en una, dando comandos de búsqueda, y observando el comportamiento, además de ir midiendo las subidas y bajadas de información.
Sonrió al comprobar que el comportamiento de la red era sólido.
Se metió debajo de la mesa y conectó todas las máquinas a una de comando y de allí generó una imagen para el monitor gigante.
De pronto todo estaba prendido a la vez, dio unos pasos para atrás para ver el resultado de su trabajo. Parecía una versión modesta del centro espacial de la NASA en Pasadena, y se veía muy impresionante.
En ese momento entró Rolo seguido de dos muchachos.
Rolo se quedó mirando las pantallas mientras los dos chicos se abrazaron con el Camote.
El equipo de hackers estaba casi completo… sólo faltaba encontrar a uno.
*
Rocío lo dejó en el hotel minutos antes de que iniciara el clásico, en el bar habían algunos huéspedes observando en los monitores, los previos del juego.
Pepe decidió verlo en su habitación.
Cuando entró su celular estaba sonando encima de la cama, vio que le marcaba Rolo y decidió que le hablaría después del partido.
Prendió la televisión mientras checaba sus recados. Había uno marcado como urgente del Licenciado Olmos, lo que fuera podía esperar noventa minutos.
Levantó el teléfono de la habitación y pidió una botella de tequila, unos Squirts y un par de botanas.
Al poco rato tocaron a la puerta y Garabato abrió y vio a dos hombres que no eran del personal del hotel.
-¿Quiénes son Ustedes…?
-Señor Garabato, espere un momento… -El hombre marcó un celular, escuchó un par de timbrazos y habló- Patrón aquí tengo al detective..
Y le pasó el celular a Garabato.
-¿Si diga?
-¿Qué pasó Garabato?-era la voz del Delfín- …no quiero embromarlo mucho porque sé que ya va empezar el juego del América pero necesito verlo…
-¿Cuándo?
-Lo antes posible… el asunto es delicado y no es bueno hablarlo por teléfono… ¿Entiende?
-Bueno, yo…
-Mañana a las 10 de la mañana le pongo un avión en el aeropuerto para que lo traiga y platicamos, no le toma más de tres horas y lo regreso donde quiera.
-Está bien…
-Bueno pues, páseme con el negro… y suerte en el clásico…
-Gracias… -le pasó el teléfono al hombre.
-Sí patrón, lo que Usted diga…
Mientras que el hombre colgaba la llamada y metía el teléfono en el bolsillo, llegaba el servicio al cuarto.
Los hombres se despidieron.
-Gracias Don Pepe, mañana el coche lo pasa a recoger a las ocho cuarenta y cinco, y no se preocupe de nada que ahora mismo nosotros vamos a pagar todos sus gastos en el hotel…
-Oiga no es necesario…
-Son órdenes…usted déjese consentir… -esto último lo dijo con una sonrisa en la boca.
Supo que de nada le iba a servir discutir con esos hombres, ellos obedecían órdenes.
El chico del room-service colocó todo el servicio en la mesa de la salita, y desapareció antes de que le diera la propina. Encima de la mesa le dejaron una botella de buen tequila seguro enviada por el Delfín…
Pepe decidió dejarse consentir
Se sirvió un caballito y probó el tequila. Lo peligroso de acostumbrarse a lo bueno, es que luego uno es capaz de venderle su alma al diablo para no perderlo.
Igual me lo merezco -pensó Garabato y se sirvió otro caballito-.
*
En las oficinas del Centro de Investigación de Inteligencia Nacional (CISEN) el licenciado Olmos se reunía con el Director General Reynaldo Noya para entregarle personalmente un encargo del Secretario de Gobernación.
El director era un hombre de pocas palabras, duro, terco, pero absolutamente leal al presidente y el régimen de gobierno, y llevaba una relación cercana con el secretario.
Los tres amigos habían estudiado juntos en las mismas universidades en México y en Los Estados Unidos y eran conocidos en la prensa de oposición como las tres patas del poder en México: El Político, el inteligente y el ejecutor.
-Gracias por recibirme señor director…
-En qué le puedo servir licenciado…
-El secretario le envía esto -le dio un USB- y le manda decir que es muy urgente.
El director se dirigió a su computadora y metió el USB y abrió el primer folder, luego el segundo.
Fue al listado y mandó imprimir el documento.
Casi inmediatamente salió la impresión, levantó el teléfono y marcó tres números.
-Alvar ven enseguida. -y siguió revisando la lista.
-Hay de chile y de manteca –dijo el director.
-Eso nos tiene confundidos, no hay lógica excepto que son personajes públicos importantes…
En ese momento entró Alvar Manríquez, su analista y mano derecha. Le dio la lista y luego se movió a un lado para que vea los folders en la computadora.
Se hizo un silencio pesado en la sala.
Manríquez escribió varias notas en el papel impreso y levantó la vista.
-De esta lista sabemos que la revista “El Proceso” investiga el caso de las adquisiciones de Pemex. También andan tras la pista de la compra de equipo por parte del ejército… “El Reforma” sacó una nota sobre el hijo del Ministro de la Suprema Corte y su salida del País… Y en la portada de culturales del “Universal” aparece la nota de la venta de los Tamayos, pero no se le liga en ningún momento con nada ilegal…
-Quiero saber obra y milagros de todos los que aparecen en la lista, y si algo está ligado directamente con el Presidente.
-Hay dos gobernadores, su compadre de Colima y varios de sus amigos personales, no creo que sea coincidencia… -dijo Manríquez.
-Quiero certezas, y busque todo lo que huela mal. No me importa quién sea.
-Sí señor director… ¿Algo más?
-Que nadie se entere, solo use a los hombres de su grupo de apoyo, nadie externo…
Y trate el asunto como un caso de seguridad nacional…
Todos sabían que cuando se trataba de seguridad del estado, todas las barreras legales para impedir una investigación rápida y efectiva, no tenían validez.
-Sí señor –dijo Manríquez y salió de la habitación como si llevara una papa caliente entre las manos. Y eso era precisamente lo que tenía.
-Gracias señor director…
-Antes de que se vaya déjeme hacerle una pregunta.
-Diga Usted…
-¿Es cierto que el Secretario volvió a llamar al detective Garabato?
-Si Señor.
-¡Es una pendejada! Está cegado con ese idiota desde lo que pasó con su hermana… Hágame un favor, mantenga a ese hombre vigilado, puede ser un peligro para el secretario…
Se dieron un apretón de manos y Olmos se dirigió a la salida, donde lo esperaba Cero Maldad con la camioneta en marcha.
A Olmos no le gustaba el CISEN, había mucho poder concentrado en un solo lugar. Y si bien confiaba en el director, sólo Dios sabía las filtraciones que debía tener ese lugar con tanta gente trabajando allí.
Sintió escalofríos antes de subirse a la camioneta.
*
El Secretario de Gobernación recibió una llamada del Comisario Jefe de la Oficina Central Nacional de Interpol España, para comunicarle que el joven Francisco Navarro había sido trasladado a una casa de seguridad en los alrededores de Madrid, después de un atentado registrado en casa de su familia, y donde habían resultado muertas sus dos tías y una mujer del servicio doméstico.
El secretario agradeció la ayuda de las autoridades españolas y le dijo que se pondría en contacto con ellos lo más pronto posible.
Luego llamó al Ministro Navarro-Hurtado y le dio las malas noticias.
Vio la hora y decidió marcarle más tarde a Garabato, a veces envidiaba al detective, que se podía evadir de la realidad viendo fútbol. Él no tenía ninguna distracción, su cabeza siempre estaba en el siguiente objetivo.
*
Sentado en el sillón de su habitación Garabato sufría los últimos minutos del América-Guadalajara, sus amarillos iban ganando por dos goles a uno y hacía mucho tiempo no disfrutaba un juego como ese día… escuchó el silbatazo final y se puso de pie con los puños arriba en señal de triunfo… Juego complicado, feo, trabado pero al final el resultado es lo importante -se dijo así mismo.
Se sirvió otro caballito y se tomó el hidalgo en honor a su equipo.
Se puso el traje de baño y bajó a nadar un rato en la alberca.
Cuando subió nuevamente a su habitación, tenía varios recados en su celular, los escuchó y se dio cuenta que se le habían acabado las vacaciones…
*
Por la madrugada Olmos regresaba a su casa y se paró en un puesto de periódicos para recoger los diarios recién salidos. En la primera plana del Reforma a cuatro columnas decía: “El Cartel en el Palacio de Bellas Artes”, y explicaba en la cabeza de la nota, la relación de los carteles de la drogas, con la exposición más reciente del Palacio: “Grandes Maestros Mexicanos” inaugurada por el mismo presidente y organizada por el patronato de la primera dama.
El licenciado pasó por su casa a cambiarse de ropa y se regresó a la oficina, apenas había salido el sol y el presidente había recibido el primer golpe.
*
El Camote había estado toda la noche jugando con su Xbox y antes de irse a dormir pasó a revisar si la computadora había encontrado algo raro en las búsquedas que había ordenado.
Vio el mail y decidió despertar a Rolo.
Se acercaron ambos a la computadora y Rolo todavía medio dormido trató de leer el mensaje. Era un mail del hijo del juez contándole de la muerte de sus tías, y preguntándole a su padre quién querría matarlo. Pero eso no era lo peor.
En los siguientes diez minutos siguiendo la ruta del mensaje, y el registro de su teléfono, lograron ubicar la dirección de la casa de seguridad en Madrid, desde donde había mandado el mensaje.
Si los asesinos hacían lo mismo podrían localizarlo en menos de diez minutos, si ya no lo habían hecho…
Marcó el celular de Garabato.
*
En el momento que sonó el celular Garabato estaba subiendo al avión que lo llevaría a Guadalajara, tenía hombres alrededor de él así que no habló mucho, se dedicó a escuchar todo lo que había pasado.
Cuando Rolo terminó el relato, se dio cuenta de que Pepe guardaba silencio y no preguntaba nada como era su costumbre así que le preguntó:
-¿Estás solo?
-No
-¿Puedes hablar?
-No
-¿Estás en peligro?
-No creo…
-¿Quieres que hagamos algo?
-No, si tienes alguna otra noticia de la familia me llamas, no voy a apagar el celular por si me quieres localizar…
Rolo se quedó mirando al Camote, dijo que no puede hablar.
Lo raro es que dijo que no va apagar el teléfono: él nunca apaga el teléfono.
El camote se quedó pensando y regresó a la computadora.
-¿En qué celular está?
-En el de siempre…
El Camote trabajó durante quince minutos, mientras Rolo se tomaba un café.
-Mira esto…
-¿Qué?
-Salió en un avión de Acapulco, pero no viene para acá… mira…
En la pantalla había un mapa de México y la imagen de un avión que iba marcando con una línea delgada su ruta. Definitivamente no venía rumbo a la ciudad de México.
La información que le dio Rolo puso a Garabato intranquilo, el hijo del juez estaba otra vez en peligro, y esta vez iban a matarlo…
*
El licenciado estaba a diez cuadras de su oficina, pero le había tocado el tráfico de la mañana y una manifestación de maestros descontentos con el aumento salarial. Venía escuchando el programa “Desayunado noticias” con la periodista Carmen Arismendi, un noticiero escuchado por millones de capitalinos cada mañana, y en lo que venía escuchando hablaba de la manifestación de los maestros, que estaban causando un caos en la ciudad. Y de su histórica lucha por una mejor educación en México.
Pura mierda -pensó Olmos- Estos maestros luchan por mantener sus privilegios, por no perder sus plazas de trabajo para poder heredarlas o venderlas. Y sobre todo se oponían a los cursos de regularización, porque muchos de esos maestros apenas si sabían leer. Una auténtica vergüenza. Y la culpa la tenía el mismo gobierno, por haber sido cómplice del sindicato por tantos años, y haber cambiado votos por el silencio.
Olmos prendió un cigarrillo y abrió la ventana. La calle olía a cerveza y meados.
La radio regresaba de comerciales y la periodista cambió de tema, porque tenía en la línea a la mujer del funcionario de Pemex que se había suicidado. Solo tuvo que presionar tantito, para que la mujer se lanzara a la yugular en contra del Gobernador de Veracruz, culpándolo por la muerte de su marido.
Iba a ser un día largo…
*
Se bajó del avión , se subió a un coche, entró en la zona de carga de un edificio lujoso y terminó en un restaurante dentro de un hotel de lujo…
Si le preguntaban cuál, no tenía idea, así como tampoco tenía idea de la zona de la ciudad en la que se encontraba.
Lo único que sabía era que el Delfín lo esperaba de pie y con los brazos abiertos, a veinte pasos de distancia. Se acercó tímidamente y el Delfín le dio el abrazo del oso. Así deben de saludar los machos de las especies violentas, acostumbradas a matar o morir en el bosque –pensaba Garabato- y ahora me va a arrancar la cabeza…
-¡Garabato que cabrón gusto me da verte…!
-¿Cómo ha estado?
-Si me hablas de Usted mando que te quiebre el negro… -y se rio viendo al negro.
-Está bien… ¿Cómo estás?
-De maravilla, arreglando unos asuntitos por acá y preparando mis vacaciones…
-Me da mucho gusto que estés bien…
-Pero bueno sírvete algo, el café está caliente y el pan lo acaban de traer…
Garabato no sabía qué terreno estaba pisando y se sentía intranquilo.
Se sirvió café negro y lo probó.
-Este café está buenísimo…
-Lo mismo dije yo el día que lo probé, el mejor café de la ciudad y por eso compre este hotel.
-¿Compró el hotel por que le gusto el café?
-Muy mi gusto… ¿no?…
-No pos si. Que bueno que no le gusta el fútbol, porque si no compraba las Chivas, a Messi y a Cristiano Ronaldo…
-¡No dudes de que lo puedo hacer cabrón!
Lo dijo serio, y después de una pausa se echó a reír…
-No el fútbol no es lo mío, de puro coraje yo me quebraría a más de un cabrón por andar fallando goles… A propósito de fútbol te tengo una sorpresa… -sacó una caja del bolsillo de su chamarra y se la dio.
-Anda ábrela sin miedo...
Garabato abrió la caja y puso cara de sorpresa, era el cronómetro que acababa de presentar Hublot del cien aniversario del América…
-¿Te gusto?
-No se hubiera molestado. Pero dígame Usted no me trajo hasta acá para darme un regalo…
-Por eso me caes bien Garabato… Ahora entiendo porque te respetan tanto los grandotes, no te andas por las ramas… Necesito tu ayuda con algo.
Traigo metido en la cabeza que alguien sabe algo de lo de mi hijo, y no sé cómo, ni quién. Sólo estábamos enterados su madre, yo. Y el juez solamente porque su mujer nunca preguntó nada. Otra que sabía era la comadrona, pero ya se murió…
No pongas esa cara, esa se murió de vieja, yo no tuve nada que ver. Pero estoy seguro de que ella tampoco abrió la boca.
-Intentaron matarlo hoy por la mañana en Madrid…-dijo Garabato.
-¿Qué?
-Murieron sus dos tías y la cocinera… él está bien.
-¿Dónde está?
-En una casa de seguridad de la policía, custodiado por la interpol.
-Le dije al juez que no lo moviera de país, aquí yo le puedo dar protección.
-No pudo evitar que lo secuestraran…
Ese comentario molestó al Delfín
-Fue un accidente, pero no volverá a ocurrir… ¿El muchacho está bien?
-Si, no tengo los detalles de lo que sucedió, pero corrió con suerte.
-Quiero que investigue quién quiere matarlo…
-Esta bien pero será el último trabajo que hago para usted…
-¿Por qué? ¿Ya se piensa morir tan pronto?
No se esperaba esa respuesta.
-No, pero ya le dije que no trabajo con narcotraficantes…
-Los políticos para los que trabaja no son mejores que yo, y también tienen sus manos con sangre…
Pero bueno me alegra que me pueda ayudar con esto, la verdad es que después de verlo trabajar confío en Usted.
-Gracias.
-Cuando termine esto va a tener tanto dinero, que le van a faltar años para gastarlo…
-Necesito que me lleven a la capital…
-Tengo otro regalo para Usted, está en el avión esperándolo…
-¿Qué!
-Usted estaba buscando a un muchacho: Doroteo Mariscal, pos se lo encontré medio muerto hace unos días, y ya lo vio un médico y le dimos de tragar… ¿Ahora se le ha dado por rescatar vagos de la calle?
Garabato trató de adivinar rápido quién era el chico, sólo podía ser el hacker desaparecido, y el Delfín se debía de haber enterado por Cero Maldad.
-Conozco a su madre desde hace mucho, tiene un puesto en el mercado de la Merced. Gracias por haberlo encontrado.
-De nada. Hasta pronto detective…. Negro llévalo donde necesite y asegúrate de que lo lleven hasta la puerta de su casa.
Garabato salió del hotel otra vez por la parte de atrás, directo al aeropuerto.
*
Ya se comenzó a mover otra vez -dijo el Camote- cuando apareció una línea en el monitor.
-¿Y ahora adónde va?
-Ahora si parece que viene rumbo a la capital.
El camote abrió una lata de Coca Cola fría y prendió el Xbox. Cuando regresó la vista a la computadora, la señal del avión había desaparecido.
-Algo está mal…
-¡Qué! -respondió Rolo acercándose a la computadora.
-¡El avión desapareció!
-¿Y eso qué significa?
El Camote, reinicio el programa en otro monitor, trabajaba escribiendo comandos en dos computadoras, unos segundos después aparecía nuevamente el mapa de México, pero ninguna señal de la ruta del avión.
-¿Camote qué pasa? –preguntó Rolo sin dejar de mirar la pantalla.
-Creo que se cayó el avión…-respondió el Camote.
(Continuará…)
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