“CENTENARIO” La novela Episodio 10




Escrito por Augustus Doors


Cuando el licenciado Olmos entró a la oficina del Secretario, lo encontró sentado revisando los periódicos del día.
-Perdón por la tardanza, el tráfico está terrible en la ciudad… -dijo Olmos
-¿Ya viste el desmadre que armó la prensa con lo de la exposición de Bellas Artes?
-Si señor, todo empezó con dos cuadros de Tamayo que se van a una subasta en New York después de la exhibición. 

Los del diario “El Universal” sacaron una nota sobre la venta del patrimonio cultural de nuestro país; pero los del “Reforma” siguieron buscando más obras en venta y descubrieron que mucha de obra expuesta, es prestada por donadores  anónimos. No les costó mucho trabajo hacer la relación con el lavado de dinero.
-¿Y es cierto?
-Sí
-¡Mierda!. ¿Cómo no vieron eso los del patronato de la primera dama?
-Ese patronato está lleno de viejas gordas y maricones.
-¿Nadie se dio cuenta?
-Señor… los carteles desde hace muchos años lavan dinero comprando obra importante, y guardando ese patrimonio artístico fuera del país.
-¿Qué tan grave es el asunto?
-El cincuenta por ciento de obra importante, está en manos de compradores anónimos.
-¿Cómo defendemos a la primera dama?
-Insistir que ella no sabía nada.
-Va a quedar como una idiota…
-Es mejor que piensen eso, que cómplice del narco ¿No?
-Está bien… yo me encargo que ella lo niegue todo, y tu ve con el juez Navarro-Hurtado para que firme una orden de retención de la obra de arte por las autoridades, hasta que se aclare la procedencia de las obras y los coleccionistas. 

Por lo menos crearemos la percepción que el gobierno hace algo.
-¿Algo más señor?
-¿Sabes algo de Garabato?
-Nada
-Quiero una junta con él esta noche, organízala en la Taberna del León y reserva un privado… Ahora déjeme solo que tengo que hablar con el Presidente.
-Suerte -dijo Olmos antes de salir.

El secretario sabía que iba a necesitar mucha suerte, porque el jefe debía estar furioso con su mujer, y seguro se la desquitaba con él…

*

El Comisario Jefe del Centro Nacional Interpol España recibió la llamada de uno de sus agentes. Le reportó que se había visto un movimiento inusual alrededor de la casa de seguridad, donde tenían al hijo del juez mexicano en custodia. 

Ordenó su remoción inmediata a una instalación del tercer nivel, y se le quitó el acceso a teléfonos y computadoras. Algo no estaba bien y le comenzaba a poner nervioso la posibilidad de un crimen internacional en sus narices, en plena capital española. 

El comisario le encargó a su mejor elemento el traslado del chico.

Los delincuentes que custodiaban la casa de lejos, vieron salir tres automóviles con ventanas oscuras, y enseguida se dispusieron a seguirlos con sus motos a la distancia. Mientras esto sucedía el muchacho era trasladado por la azotea, al edificio vecino y de allí salieron por una galería de alfombras persas. El chico fue envuelto en una alfombra y transportado en un camión a su siguiente destino. 

La operación duró 18 minutos y fue todo un éxito.

*

Rolo entró al bunker y encontró al Camote junto con los otros dos chicos trabajando en sus computadoras.
-¿Alguna noticia?
-Nada -contestó el Camote.
-Como nada… ¡Un avión no puede desaparecer en el aire!…
-Hace casi dos años desapareció un Boing 777 de Malaysia Airlanes con más de doscientos pasajeros, y ni con toda la ayuda mundial lo pudieron encontrar… 
-No dejen de buscarlo… porque si tiene alguna esperanza de que lo encuentren, somos nosotros.

*

Por la tarde en la cafetería de la Librería Gandhi, cerca del metro Coyoacán, se reunían la periodista Carmen Arismendi con Verónica Madrigal, la viuda del funcionario de Pemex que se había suicidado unos días antes. 

En la mesa del al lado un joven periodista de la revista Proceso jugaba ajedrez con su fotógrafo e intentaban escuchar partes de la conversación. Y en la esquina del café un miembro de la inteligencia del estado grababa la conversación con un micrófono unidireccional que tenía debajo de su periódico, mientras se tomaba un capuchino doble, y fingía leer un libro de Proust.

La mujer le contó a la periodista que su marido era un hombre honesto, que toda su vida lo había sido, y que ahora querían ensuciar su nombre. 
-Pero su marido al suicidarse admitió culpa en el fraude- dijo Carmen.
-Culpa no, él no era culpable de nada se lo aseguro.

Hizo una pausa y no hubo necesidad de hacerle otra pregunta, ella solo estaba tomándose el tiempo para darse valor y soltar todo lo que sabía.
-Mi marido hace un par de semanas me contó que había encontrado un desfalco de más de mil millones de pesos en su trabajo. Y las facturas alteradas, habían pasado por su escritorio y nunca se había dado cuenta.
-¿Cómo se pueden robar esa cantidad de dinero sin que el responsable se diera cuenta?
-Muy sencillo, robo hormiga. 
-¿Mil millones de pesos en robo hormiga? 
-¿Usted tiene idea cuánto se gasta al año en Pemex en equipo, infraestructura, mantenimiento, perforación y transporte del crudo? Mi marido encontró una facturación rara de compra de pintura para el mantenimiento de las embarcaciones y las torres marítimas. La diferencia entre una y otra era solo del quince por ciento en el precio del galón. Eso multiplicado por miles de galones, por más de diez años, hace que la cifra final sea escandalosa.
-¿Pero si su marido no tenía nada que ver, por qué se mató?
-Porque alguien más metió las narices. Un periodista de Tabasco. 

Los del sindicato lo invitaron a visitar una de las instalaciones marítimas, y nunca regresó vivo a su casa. Sólo desapareció y ahora hay una investigación que nunca llegará a nada… Mi marido no era un ladrón, menos un asesino. No pudo con la culpa.
-Pero él no lo mató...
-No, pero sabía lo que había pasado, y eso lo convirtió en cómplice de un asesinato.
-¿Pero por qué no habló?
- Si alguien habla ellos no sólo van por ti, sino que desaparecen a todo lo que lleve tu nombre. 

Matarse era la única forma de protegernos.
-¿Y usted por qué habla?
-Porque mis nietas ya están a salvo y no tengo nada que perder. Sabe, ellos nunca confiaron en nosotros porque mi marido no les recibía nada. Siempre fuimos muy derechos, y eso incomoda a todos los que hacen cosas chuecas, y en este país está corrupto desde sus cimientos…

Metió la mano en la bolsa y sacó un sobre grueso de papel amarillo.
-Aquí tiene estos documentos, haga con ellos lo que quiera… 
-¿Qué es esto?
-No lo abra aquí. Es la prueba que el director de Pemex y el gobernador del estado estaban enterados del “negocio”, y todos están metidos hasta el cuello.
-¿No tiene miedo?
-Yo ya soy una mujer muerta. Usted Doña Carmen está hablando con un cadáver andante.. -lo dijo con una sonrisa de resignación…

*

Rolo se negaba a pensar que le había pasado algo a Pepe. 

Recordó en lo ilusionado que estaba su amigo en ser testigo de la temporada del centenario el América. A él le gustaba el fútbol, pero Pepe vivía toda la semana pensando, comiendo y esperando el siguiente partido. Era un verdadero fanático. 

En el fondo era igual que su madre, desde que murió su hermano, ella se la pasaba pensando en la religión todo el día, también se había vuelto una fanática. 

Ellos por lo menos creían en algo y tenían una razón para vivir. 
Rolo sólo estaba preocupado en no morir cada día, el vivir al límite era la única forma que conocía.

Decidió salir del bunker a respirar aire fresco y en la puerta del hotel se encontró con su madre
-¿Qué sucede que te veo con cara de preocupación?
-Nada madre, voy a caminar un rato…
-Cuando regreses no voy a estar aquí, voy al rosario en la iglesia…
-Te pido un favor… reza por Garabato…

Luego prendió un cigarrillo y comenzó a caminar sin rumbo. 

En esos momentos me gustaría creer en los milagros, pensó.

*

Elena había tratado de comunicarse con Pepe y no había tenido suerte. La máquina contestadora estaba llena de mensajes y ya no admitía más. 

Toda esa situación entre ellos había sido bastante desafortunada, pero eran las reglas del juego y ella era un oficial de inteligencia y obedecía órdenes.

Ser mujer en México no era fácil, ser bella menos y además trabajar en inteligencia militar que es un mundo totalmente masculino, es casi imposible. Pero ella se había abierto camino. 

Creció en un mundo duro, huérfana de madre y abusada de niña. Encontró una salida con una tía solterona, hermana de su madre que la adoptó como si fuese suya. Se metió al ejército para poder pagar los estudios y se graduó de psicóloga, luego se especializó en el comportamiento criminal. Y a los veintiséis años escribió su tesis de maestría sobre cómo combatir al crimen organizado, donde criticaba la desorganización de los servicios de inteligencia de México y Centroamérica. 

Esto le valió ser invitada como analista militar. 

Ella no aceptó porque quería empezar a trabajar en el campo. La dejaron entrenar con los hombres, suponiendo que no iba a aguantar. Le dieron operaciones complicadas, pero su terquedad para ganarse un puesto entre sus compañeros la colocó rápidamente como un miembro más del equipo. Aunque aquello no era totalmente cierto, porque a pesar de que ella manejaba las armas, la información y la parte operativa igual que sus compañeros, ella era consciente que nunca la verían igual. Así que decidió sacarle ventaja a su belleza. Era como una llave mágica que le permitía entrar a lugares donde sus compañeros no podían. 

Inteligencia y belleza eran sus fuertes, pero también su desgracia, porque sabía que por esa misma razón estaba condenada a la soledad. 

Por eso Garabato le había llamado la atención…porque ya no existían caballeros en este mundo, y él era uno de esos tipos raros en peligro de extinción…

*

El Delfín recibió la llamada mientras viajaba a Miami.
-¿Qué? ¿Cómo Sucedió? – gritó y luego escuchó la respuesta.
-¡Si a Garabato le sucedió algo, eres hombre muerto! -colgó mientras miraba por la ventana del avión, pensando que no debía ser agradable morir en un accidente aéreo…

(Continuara…)





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