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| foto AP/Rebecca Blackwell |
Los Baltimore Ravens lograron una victoria sólida de 28-6 sobre los Miami Dolphins en el Hard Rock Stadium durante el Thursday Night Football de la Semana 9 de la NFL, en un esperado regreso de Lamar Jackson tras tres juegos fuera por una lesión en el tendón de la corva.
Jackson mostró su mejor versión completando 18 de 23 pases para 204 yardas y cuatro envíos de touchdown, conectando dos veces con Mark Andrews en jugadas de 2 y 20 yardas, además de encontrar en la zona de anotación a Charlie Kolar y Rashod Bateman. El corredor Derrick Henry fue pieza clave con 119 yardas por tierra, aportando la estabilidad necesaria para mantener el control ofensivo total del equipo.
Miami inició anotando un gol de campo de 49 yardas por parte de Riley Patterson, tras una serie ofensiva impulsada por Tua Tagovailoa y Jaylen Waddle, pero pronto mostró sus limitaciones. El equipo sufrió errores en momentos críticos y penalizaciones que frenaron sus avances, especialmente dentro de la zona roja de Baltimore. La frustración se hizo evidente, con bochornosos abucheos de la afición y un vaciado progresivo de las gradas en el último cuarto.
En contraposición, Baltimore aprovechó cada error de los Dolphins y mantuvo cierres efectivos. La ofensiva de los Ravens recuperó consistencia luego de una primera mitad irregular, combinando pases y carreras que desgastaron a la defensa rival. Destacaron también los novatos: Malaki Starks, primera selección de los Ravens, interceptó un pase profundo de Tagovailoa, mientras el safety Alohi Gilman forzó un fumble decisivo convertido en touchdown. Estas jugadas reflejan la profundidad y el talento emergente en Baltimore.
La ofensiva de Miami volvió a fallar en momentos clave, con un fumble de Malik Washington y varias penalizaciones que arruinaron oportunidades importantes. La falta de precisión entre Tua Tagovailoa y Jaylen Waddle se convirtió en un lastre constante.
El triunfo renueva el impulso de Baltimore y su identidad ofensiva cuando Jackson está en el campo. Para Miami, la derrota profundiza sus problemas estructurales y aumenta la presión sobre su cuerpo técnico y jugadores para revertir la situación en la División Este de la Conferencia Americana.
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