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Foto: Wimbledon twitter |
Hay distintos tipos de tenistas en el panorama actual. Hay grandes jugadoras, estrellas rutilantes que aportan espectáculo a este deporte, y existen tenistas especiales que desprenden un aura, una esencia que emociona al público. La tenista española Garbiñe Muguruza es una de este último grupo; una tenista capaz de llenar estadios y de despertar expectación allá donde va, marcando hitos históricos a pesar de su temprana edad. A sus 23 años y ya con un Roland Garros en sus vitrinas, hoy la tenista nacida en Caracas ha sumado su segundo Grand Slam en su carrera deportiva.
Da igual que haya llegado con muchas más derrotas de las esperadas en este 2017, y que su nivel ha estado lejos al demostrado en 2015 y mediados de 2016, pero el gen ganador de Muguruza se activa en cuanto pisa un Grand Slam, siendo éstos grandes torneos donde practica su mejor tenis y emociona a todos los espectadores. Hoy sometió a toda una Venus Williams, no solo con su tenis, sino también con su carácter y su condición de futura número uno del mundo.
El partido arrancó como lo hacen la gran mayoría de finales. Muy tenso, sin apenas ritmo, con peloteos que apenas superaban los siete intercambios. En un combate a primera sangre entre dos pegadoras de gran nivel y con similitudes en la pista, marcar el tempo del partido se antojaba especialmente fundamental para el devenir del partido. Aunque Garbiñe sufrió lo indecible para conseguir mantener sus respectivos servicios, fue ella la que manejaba el partido. A diferencia de estos días atrás, los errores de Venus aumentaban, especialmente con su servicio, llegando a acumular tres dobles faltas en un mismo juego.
El servicio, especialmente el porcentaje de primeros saques, era la clave del partido. Cuando la eficacia de Garbiñe bajó en este aspecto, la mayor de las Williams estuvo a punto de derribar la muralla hispana, que llegó a salvar dos bolas de set con mucho coraje y raza. Lejos de encogerse en los tramos finales del set, la tenista hispano-venezolana siguió siendo un auténtico rodillo desde el fondo de la pista, logrando la primera rotura del partido en el undécimo juego y así cerrar el primer set por 7-5.
Con la confianza de verse un set arriba en el marcador, Garbiñe Muguruza comenzó la segunda manga como acabó la primera, a un nivel muy alto, y gracias a esto consiguió una bola de rotura nada más comenzar el set. La tenista hispano-venezolana se sentía muy cómoda sobre la hierba londinense y, con el control total del partido, comenzó a provocar errores en su rival hasta el punto de desquiciarla sobre la pista. Garbiñe no desaprovechó la ocasión de conseguir un nuevo break para colocar el 4-0 con su servicio, y colocando una diferencia prácticamente insalvable en el marcador.
A partir de ahí, el partido apenas tuvo historia, pues Muguruza siguió conectando goles ganadores mientras que su rival seguía acumulando errores no forzados, hasta el punto de ceder nuevamente su servicio, lo que unido a la fiabilidad con el saque de la española, permitió a Garbi apuntarse el segundo set por un contundente 6-0 y sumar su segundo Grand Slam. Con este resultado, Garbiñe asciende al puesto número cinco del ránking WTA.
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Foto: Wimbledon twitter |
Fuente: Punto de Break
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