Roger Federer avanza a la tercera ronda de Wimbledon al deshacerse de Dusan Lajovic

Foto: ATPWorldtour twitter

El siete veces campeón de Wimbledon avanza hasta la tercera ronda después de inclinar a Lajovic en tres mangas. Le espera Mischa Zverev.

Roger Federer dio un paso más en su camino en Wimbledon 2017 al superar con comodidad a Dusan Lajovic en segunda ronda (7-6, 6-3, 6-2). El suizo, que empezó con alguna que otra duda en el saque, supo luego sacar todo el talento que atesora y alcanzar la victoria que todo el mundo esperaba. Lo intentó el serbio, pero la dinámica del encuentro fue apagándole poco a poco hasta dejarle sin batería. La próxima cita del suizo será el sábado y compartirá mesa con Mischa Zverev.

De los dos ocho primeros puntos que se disputaron en el partido, Roger Federer tan solo pudo anotarse uno. No era ningún drama para el suizo, pero sí una manera algo inusual de empezar los partidos para él. Obviamente, no le hizo mucha gracia tantos despistes en el comienzo, así que decidió recuperar de inmediato la desventaja. Roger lo hace así, aquí parece que decida cuándo ‘sí’, cuándo ‘no’ y cuando ‘tal vez’. Alguna tarde sale más oscura de lo normal, pero es una entre cien. Como aquella ante Stakhovsky de 2013 que le hizo replantearse todo. Hoy enfrente no tenía un especialista en hierba pero sí un jugador aguerrido y, al igual que el ucranio, sin nada que perder. Un factor importante que te hace jugar un escalón por encima de lo habitual.

El serbio estaba muy metido en el partido y esos dos primeros juegos habían sido el aviso necesario para que Federer lo supiera. Hoy no sería un paseo ni una retirada prematura como ante Dolgopolov. Como ninguno quiso dar su brazo a torcer, el tiebreak se metió por medio para decantar la balanza y allí fue donde encontramos toda la desigualdad y la diferencia de nivel que hasta ahora nos habían ocultado. Ni un solo punto en la mochila de Dusan justo cuando la situación más lo requería, cuando tocaba refrendar el buen trabajo hecho hasta el momento. Justo ahí, el balcánico se quedó vacío y el helvético se llenó de inspiración.

Con el primer problema resuelto, el partido tomaba una perspectiva totalmente distinta. El colchón de la primera manga le servía a Roger para jugar más calmado y para permitirse algún que otro lujo. Por otro lado, el pupilo de José Perlas, que tan bien conoce al de Basilea de haberlo sufrido con numerosos jugadores en tiempos pasados, observaba atentamente cómo iba a reaccionar su chico después de llevarse ese primer palo en el combate. No le gestionó demasiado bien, pero tampoco se vino abajo. Simplificándolo todo al máximo, Roger metió más ganadores y cometió menos errores no forzados suficiente para firmar un 6-3 que le dejaba casi afincado en la tercera ronda.

Al igual que un sprint, donde a cada paso vas pagando el cansancio y guardas menos combustible en el depósito, el tercer y último set sería el que menos historia tendría de todos. Ahora sí, un paseo de Federer para lograr su victoria número 86 en Wimbledon y pensar ya en el próximo rival. En la grada, Stefan Edberg sonreía junto al padre del campeón de 18 Grand Slams, difícil no estar motivado con dos personas así dedicándote toda su atención. Pero atención será lo que Roger tendrá que poner el próximo sábado para medirse a Mischa Zverev, un prototipo de jugador totalmente distinto a lo que ha visto hasta ahora, uno que, si tiene el día, puede prometer una bonita guerra.


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