Garbiñe muestra firmeza, concentración y garra en su victoria ante Yanina Wickmayer

Foto: Wimbledon twitter

Garbiñe Muguruza realizó uno de esos encuentros que deberían servir como punto de partida y que durante toda esta temporada no han tenido ese significado. Su continuidad, firmeza, concentración y hambre ante Yanina Wickmayer fueron todas de gran valor, realizando un gran encuentro y alcanzando así la tercera ronda del torneo. La española dominó el marcador en la primera manga y siempre aguantó la presión, la trasladó a su rival y terminó lográndolo en la segunda (6-2 6-4)

En términos de movilidad, perseverancia en la persecución de la pelota, sus porcentajes con el servicio... Muguruza salió, permaneció y terminó con un tenis muy sólido, reconocible, sin mayores aspavientos ni vaivenes, enfocada en el objetivo y con las cosas muy claras, jugando siempre con la jugada en la cabeza, sin complicaciones. Con la ventaja inicial, la que relaja su mano y le concede un plus de tranquilidad, Garbiñe ejerció de crack.

Con el paso de los minutos, su juego fue afianzándose, dejando toques de calidad, muy segura en cada jugada, cerrando en la red cuando la rival quedaba en posiciones forzadas. Todo claro, con el canon bajo el brazo. Bajo la atenta mirada de Conchita Martínez, Garbiñe fue muy superior y aunque el choque se igualó en la segunda manga, respondió al reto, mantuvo la compostura, y si bien tuvo algún problema, con 4-4 y 0-40, con tres breakpoints para Wickmayer, Muguruza se rehizo, respiró profundo y sacó el juego adelante para cerrar al resto.

Con 6-2 y 5-4, puso toda la atención al resto, flexionó las piernas y resumió a la perfección la frustración de su oponente, muy errática en los intercambios y mentalmente muy fuera del partido. Cuando Garbiñe conjunta serenidad, buena toma de decisiones, defensa activa y mentalidad firme, las victorias salen solas. Hoy fue uno de esos días.


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