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foto @Yankees (X) |
Lo que debía ser una noche más de competencia en Camden Yards terminó siendo una auténtica pesadilla para los Orioles, que fueron humillados 15-3 por unos Yankees encendidos desde el primer lanzamiento. El equipo de Nueva York conectó seis jonrones solitarios y acumuló 18 imparables para borrar del mapa a Baltimore, que lució superado en todos los aspectos.
El inicio del encuentro fue un vendaval: Trent Grisham, Aaron Judge y Ben Rice abrieron el juego con vuelacercas consecutivos, y Cody Bellinger sumó otro cuadrangular en esa misma primera entrada. Para entonces, Kyle Gibson, en su primera apertura de la campaña, ya estaba contra las cuerdas. Permitió cinco jonrones en menos de dos innings y fue retirado en la cuarta entrada tras recibir nueve carreras y 11 hits. Fue una noche para el olvido para el veterano, que terminó con una efectividad abultada y sin respuestas.
La ofensiva de los Yankees no tuvo freno. Ben Rice repitió cuadrangular en la segunda, mientras que Austin Wells cerró la exhibición ofensiva con un batazo más en la novena entrada. Todos los jonrones fueron solitarios, pero el daño colectivo fue devastador.
En la lomita, Carlos Rodón tuvo un desempeño dominante. El zurdo retiró a los primeros 15 bateadores que enfrentó y llevó un juego perfecto hasta la sexta entrada. Terminó con dos carreras permitidas y apenas dos hits en poco más de seis entradas de labor, dejando sin opciones a la ofensiva local.
Baltimore, completamente desconectado, no conectó su primer hit hasta el sexto inning, cuando Jorge Mateo pegó un doble que rompió el dominio de Rodón y permitió la primera anotación tras una base por bolas a Emmanuel Rivera. El segundo hit llegó hasta el séptimo episodio y el marcador ya era irremontable. En total, los Orioles solo lograron tres carreras y cometieron tres errores defensivos, dejando serias dudas sobre la solidez de su rotación y su defensa.
El bullpen tampoco logró detener la hemorragia: Matt Bowman y Charlie Morton fueron castigados, y ni siquiera el debut de Maverick Handley, quien ingresó como receptor en la sexta entrada, sirvió como consuelo.
Con esta dolorosa derrota, los Orioles caen a un preocupante récord de 11-18. Mientras tanto, los Yankees siguen afianzando su poderío ofensivo, con una alineación que castigó sin piedad y una rotación que luce cada vez más sólida.
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