Roger Federer alcanza una final más al vencer a Denis Kudla

Foto: ATPWorldTour twitter

Otra victoria de Roger Federer en hierba y van… 20. Exactamente veinte, una serie que empezó justó en el pasto que esta semana pisa el tenista de Basilea. Su última víctima ha sido Denis Kudla en semifinales del ATP 500 de Halle (7-6, 7-5) en un duelo apretado donde el actual número 1 del mundo volvió a ser más fuerte en los puntos clave, una determinación extrema, a veces algo arriesgada, que le han llevado a luchar por el título germano por duodécima ocasión en su carrera. El defensor del trono ya está en la última pantalla y solo le falta conocer quién será su rival de mañana: Roberto Bautista o Borna Coric.

En principio, el número 109 del mundo no debería darle muchos problemas al campeón, mucho menos en semifinales Pero claro, llegaba Kudla con la moral por los aires y a las puertas de meterse en la primera final profesional de su carrera. Un premio gordo que podía tocarle a los 25 años de edad y en una superficie en la que nunca hubiera imaginado. Pero el destino quiso que la opción saltase en Halle y con Roger Federer al otro lado de la red. Difícil desafío que solamente se aprueba teniendo todo de cara. Y cuando digo todo, es todo, incluso la suerte. Poca punta se le puede sacar al sistema y la actitud del americano en el primer set, muy acertado con su servicio y con la valentía suficiente como para no amilanarse ante el campeón. Ambos perdonaron bolas de break, así que el desempate con 6-6 acabaría poniendo orden. Se lo llevó el suizo, fácil, 6-1, aunque las cosas no estaban yendo tan bien como parecían.

Para empezar, el set había comenzado muy de cara para el de Basilea (2-0), pero rápidamente iba a perder esa ventaja. Luego claro, no es plato de buen gusto que el 109 del mundo te haga partido, pero esto es hierba y cualquiera tiene acceso al a batalla. Por último, el rey del ranking se mostraba concentrado y al mismo tiempo enfadado, cargado de errores no forzados y con algún que otro despunte inusual, como lanzar un par de pelotas con rabia hacia la grada. ¡Menos mal que iba ganando! La cuestión es que la cara de Roger era de pocos amigos, de no estar disfrutando. También la de Ljubicic, deseoso de que su pupilo acabase cuanto antes aquella función y pudiera descansar el máximo tiempo posible para la final. Si es que había final, claro.

La tensión se mantuvo en el segundo set hasta el punto que parecía que fuese Kudla quien iba ganando. Mal lo tuvo que pasar el suizo cuando sacando con 3-4 abajo, apareció un 0-40 de la nada para hacer saltar las alarmas. El saque, los nervios del norteamericano y ese factor extra que siempre acompaña a los grandes campeones hizo que el de Basilea salvara aquella bomba. Aún así, el partido seguía siendo frío, inestable y muy poco positivo. De hecho, lo mejor que se podía sacar sería una victoria… y eso fue lo que se llevó. Rompiendo los esquemas justo cuando el momento lo requería con 5-5, para luego cerrar al servicio una actuación gris con final feliz. Será la duodécima final para Roger en Halle, la número 149 de su carrera. Otra semana brillante que queda a un solo broche de que sea perfecta.


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