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Foto: WTA twitter |
Después de la lección de Karolina Pliskova ante Venus Williams, otra mujer de armas tomar ha decidido seguirle la estela en el Grupo Blanco. Ha sido Garbiñe Muguruza, la número 2 mundial, quien se ha deshecho de Jelena Ostapenko (6-3, 6-4) en el segundo partido del torneo en un duelo de máxima igualdad en el primer set y de marcadas diferencias en el segundo parcial. De menos a más, la hispano-venezolana fue creciendo sobre el cemento del WTA Finals de Singapur hasta imponerse a una rival que ye la había ganado en su último enfrentamiento. Buen comienzo, buenas sensaciones y buena actitud de cara al siguiente duelo ante Pliskova.
Medirte ante una jugadora que te ganó la última vez siempre motiva. Mucho más si esa derrota se produjo hace poco tiempo y muchísimo más si en juego está al última corona del curso, una que puede darle el trono mundial hasta a siete jugadoras. Por supuesto, una de ellas es Garbiñe Muguruza, alguien que ya sabe lo que es gobernar el circuito desde todo lo alto y que quiere volver a saborear las alturas. El comienzo ante Ostapenko fue explosivo, aunque sin continuidad. La caraqueña lograba romper pero en un par de juegos encontraba de inmediato la respuesta de la letona. Si volvía a romper, Jelena rompía, así hasta llegar al 5-3 y un juego crucial para dar un golpe sobre la mesa. El juego donde el descontrol se volvió calma y la pupila de Sam Sumyk amarró la manga inicial.
A Ostapenko le faltaba algo, llámalo acierto, llámalo suerte, llámalo Anabel Medina en su banquillo. Con la valenciana lejos ya de su equipo técnico por motivos profesionales, la tranquilidad y eficacia en su juego ha dado un ligero paso atrás, algo que hoy se vio ante Muguruza. Su nuevo entrenador intentaba guiarla y motivarla rumbo a una remontada que ya conseguía hace unas semanas en Wuhan. No veríamos hoy esa reacción, todo lo contrario. El segundo asalto fue todavía más de cara para una Muguruza que con doble break se escapaba a su ritmo y colocaba el 5-1 con todo de cara. La de Riga, desesperada, tiraba su raqueta y amenazaba con el llanto. La situación, definitivamente, le estaba superando.
Era mucha la distancia de por medio para que Garbiñe se permitiese un tropiezo, mucho menos en Singapur donde, en caso de empate a victorias, el número de juegos perdidos puede ser crucial a la hora de avanzar hasta semifinales. Aun así la letona remó y sumó tres juegos consecutivos, pero no fue suficiente. Completó su tarea Garbiñe, con susto final incluido, aunque con muchas certezas sobre la mesa y abordando a su rival con esas transiciones defensa-ataque que tan bien ha incorporado a su estrategia esta temporada. Cuatro juegos cedía Pliskova esta mañana y siete ha cedido Garbiñe horas más tarde. La líder del Grupo Blanco se decide en 48 horas de reloj.
Fuente: Punto de Break
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