Roger Federer se las arregla para ser de nuevo superior a su rival y seguir adelante en Wimbledon

Foto: Wimbledon twitter

En un partido de mucho saque y poco ritmo, Roger Federer se las arregló para ser de nuevo superior a su rival (7-6, 6-4, 6-4), en este caso Mischa Zverev, y así avanzar hasta la segunda semana de Wimbledon por decimoquinta ocasión en su carrera. No está mal para un hombre que acumula 19 participaciones en La Catedral del tenis y que está buscando a los 35 años su octava corona en esa hierba que tan bien conoce. Precisamente en su camino se cruzará la próxima semana alguien que conoce muy bien: Grigor Dimitrov. No hace falta ni decir que se viene uno de los mejores duelos de toda la edición.

Era Zverev (y todavía sigue siendo) uno de los mayores especialistas del vestuario contemporáneo sobre hierba. Ahí están sus resultados, aunque todavía siga en busca de su primer título como profesional. Con Federer cuatro veces había intentado dar la sorpresa, dos de ellas en la hierba de Halle. La primera, por su bien, mejor no recordarla; la segunda, hace unas semanas, más peleada pese al mismo desenlace. Hoy volvería a ser un partido de valientes, uno en los que habría pocas oportunidades que abarcar. El comienzo nos hizo pensar que sería un paseo tras ver a Federer dominando de entrada con un 4-1 que asustaba, pero nos equivocamos. ¡Y tanto que nos equivocamos! El marcador giró en una igualdad inesperada, incluso sobrevoló una bola de break a favor del alemán para sacar con 6-5 a su favor. Pero ya saben, aquí si perdonan se paga y Zverev terminó deshinchándose al ver como el primer set se iba lejos de su alcance.

De todas formas, un tiebreak solamente es un tiebreak, había tiempo de volver a meterse en la batalla… o de ver cómo terminaba de perderse por completo. No fue Mischa un hombre que bajara la cabeza, por actitud y porque su habilidad con el saque y la volea le dan cierta facilidad para ir cosechando sus juegos al servicio, pero hoy no iba a ser suficiente. El 6-4 del segundo volvía a subrayar ese pequeño escalón (gigante escalón) que existí entre los dos cada vez que llegaban a un momento cumbre del encuentro, donde realmente se ganan los partidos. A veces era al final, como en el primer set, o a veces al principio, como sucedió en el segundo. La realidad era que el de Basilea ya mandaba dos parciales a cero y aquello ya no se le iba a escapar.

En el tercer asalto nos regalaron un bonito pulso de magia, talento e inspiración en la red, volando ambos lo más rápido que podían hacia la cinta y dejando que allí sus manos bordaran el resto. Alguna gran Willy acabó con la ovación del respetable, disfrutando de este último partido individual masculino de la jornada. No hubo más secretos que el de ir completando los juegos hasta llegar a meta. Federer volverá a estar un año más entre los 16 mejores de Wimbledon y allí se encontrará, después del ‘Middle Sunday’ de mañana, con su amigo Grigor Dimitrov. Dos perfiles similares en un torneo que ambos conquistaron como juniors. Ya entre los mayores, uno o levantó siete veces y el otro pisó unas semifinales en 2014. El contraste suena diabólico, pero esto es Wimbledon y cualquier cosa puede pasar. Todo excepto una cosa, que el suizo y el búlgaro no nos regalen un partidazo.


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