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Foto: TodaPasion twitter |
El tenis se vuelve un poquito más complicado de lo que ya es cuando la meteorología se mete donde no le llaman. En el Masters 1000 de Roma la lluvia jugó su papel en la noche del viernes y condicionó la hoja de ruta de Novak Djokovic y Juan Martín Del Potro en su partido de cuartos de final. Era el serbio quien dominaba antes de aplazarse (6-1, 1-2) y fue el serbio quien terminó zanjando la pelea por 6-1 y 6-4. Más tarde de lo que le hubiera gustado, pero sin llegar a pasar más tiempo en pista del justo y necesario.
Del ‘partido’ del viernes no hay mucho que contar. Quedará siempre la anécdota de un Del Potro comenzando el duelo con break a favor e incapaz de volver a sumar un juego más en todo el set. En su cabeza cobraba especial importancia el inicio y fue justo ahí donde cumplió, hasta que el chacal de antaño volvió a rugir cuando menos se le esperaba. Maniató al argentino con su revés y le castigó duramente con su derecha, además de sacar un notable alto en su asignatura al resto. Quedó eclipsado el de Tandil y se marchó al banco con cara de pocos amigos, aunque tampoco había tenido opción de hacer mucho más. En la reanudación volvió la calma, hasta que la tormenta se la llevó.
Un día después, cerca de las 14:00 de la tarde, los dos guerreros volvieron a saltar a la pista con media tarta en el estómago de Novak y el doble de hambre en el de Del Potro. Ya con el sol en todo lo alto, el partido no tardó en romperse de nuevo. Djokovic apretó con 2-2 y se apuntó un nuevo break que parecía definitivo. Más que por el resultado, por las armas que se veían sobre el albero. Ese revés del argentino era un agujero demasiado goloso para que el de Belgrado no encontrara montones y montones de azúcar. Arrancando por ese flanco fue recuperando sensaciones de campeón, ahogando a su rival y demostrando que eso de competir todavía no se le ha olvidado.
Novak se vino arriba y alentó a la grada a que le empujaran a su octava semifinal en el Foro Itálico. Mientras tanto, Juan Martín maldecía por toparse de nuevo con ese hombre al que venció con honor en los Juegos Olímpicos el verano pasado pero que se había convertido en pesadilla más tarde en Acapulco e Indian Wells. No estaba siendo una mala temporada para el argentino, solo que la barrera de los top10, en especial la del balcánico, le estaba resultando demasiado costosa de solventar. La tercera cita del curso entre ambos tocaba en Roma, en tierra batida, un lugar donde Novak pudo apretar más todavía ese H2H particular (13-3) para firmar la primera de las dos victorias a las que opta este sábado.
Con las semifinales ya definidas, Djokovic espera en el último turno del día a Dominic Thiem, el hombre que llega en una nube tras tumbar al máximo favorito en cuartos de final. Será un encuentro especial, ya sea por el cansancio que pueda acumular el número 2 del mundo o por el balance de 4-0 a su favor con el austriaco. Abran bien los ojos porque todavía faltan los dos platos más fuertes por servirse.
Fuente: Punto de Break
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