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miércoles, diciembre 10, 2025

¿RÉCORDS IMPOSIBLES?

 



Dicen que los récords están hechos para romperse. Que la evolución del entrenamiento, la tecnología y la nutrición hacen que los atletas de hoy sean más rápidos y fuertes que los de ayer. Sin embargo, en la historia del deporte femenino existen cifras que desafían esa lógica. Son marcas tan absurdas, tan dominantes, que parecen congeladas en el tiempo.


En esta entrega de Deporte en Rosa, abrimos el libro de historia para analizar esas hazañas que, pasan los años, y nadie se atreve ni siquiera a tocar.


Aquí presentamos 4 récords femeninos que difícilmente veremos caer en nuestra vida.


1. El "Golden Slam" de Steffi Graf (Tenis, 1988)

Ganar los cuatro Grand Slams (Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open) en una carrera es el sueño de cualquier tenista. Ganarlos todos en un mismo año es una proeza. Pero lo que hizo la alemana Steffi Graf en 1988 es sencillamente ridículo.


No solo ganó los cuatro grandes torneos, sino que también se colgó la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Seúl. 5 títulos mayores en un año calendario. Ni Serena Williams, ni Federer, ni Djokovic, ni Nadal han podido igualar esta perfección. En la era moderna, con la exigencia física del calendario, parece imposible que alguien vuelva a dominar todas las superficies sin fallar una sola vez.


2. Los 10.49 segundos de Flo-Jo (Atletismo, 1988)

Florence Griffith-Joyner no corría, volaba. En los trials olímpicos de Indianápolis en 1988, la estadounidense detuvo el cronómetro en 10.49 segundos en los 100 metros planos.


Para ponerlo en perspectiva: en más de 30 años, las mujeres más rápidas del mundo apenas han logrado acercarse a los 10.54s (Elaine Thompson-Herah en 2021). Esas pocas centésimas de diferencia son una eternidad en el atletismo. La marca de Flo-Jo sigue siendo el Everest de la velocidad, una cifra mítica que muchos expertos consideran inalcanzable bajo condiciones normales.


3. La racha de 111 victorias de UConn (Básquetbol Universitario)

En el deporte de equipo, perder es parte del juego. Un mal día lo tiene cualquiera... menos las Huskies de la Universidad de Connecticut. Entre 2014 y 2017, este equipo de básquetbol femenil encadenó 111 victorias consecutivas.


Pasaron 867 días sin conocer la derrota. Durante esa racha ganaron dos campeonatos nacionales de la NCAA y trituraron a sus rivales por un promedio de victoria de más de 30 puntos. En el deporte moderno, mantener ese nivel de concentración y dominio durante tres años seguidos es una anomalía estadística que quizás nunca volvamos a ver.


4. Los 17 Goles de Marta en Mundiales (Fútbol)

Marta Vieira da Silva es, para muchos, la reina indiscutible del fútbol. Y tiene un dato para probarlo. La brasileña es la máxima goleadora en la historia de las Copas del Mundo, y no solo hablamos de la rama femenil.


Con 17 goles, supera al máximo goleador varonil (Miroslav Klose, con 16). Lo impresionante de este récord es la longevidad: Marta ha anotado en 5 ediciones distintas del mundial. Con el nivel defensivo actual aumentando en el fútbol femenino, ver a una sola jugadora marcar tal cantidad de goles en el torneo más difícil del planeta se antoja, cuanto menos, titánico.


¿Cuál te parece el más difícil?

El deporte siempre nos da sorpresas, pero estas mujeres pusieron la vara en la estratosfera. ¿Crees que veremos caer alguno de estos récords pronto? Déjanos tu opinión en los comentarios.

Más que un Juego: La Revolución Imparable del Fútbol Femenil en México



 

Durante décadas, el fútbol en México fue narrado, jugado y dirigido casi exclusivamente por hombres. Las mujeres que amaban el deporte lo practicaban en las sombras, en ligas amateurs, enfrentando prejuicios y una falta crónica de apoyo. Sin embargo, el panorama actual en 2025 es radicalmente distinto. El fútbol femenil en México ha dejado de ser una nota al pie de página para convertirse en un protagonista vibrante de la cultura deportiva nacional, impulsando una transformación que va mucho más allá de la cancha.


El punto de inflexión innegable fue la creación de la Liga MX Femenil en 2017. Lo que comenzó como un proyecto incierto, para finales de 2025 se ha consolidado como una de las ligas femeninas más seguidas y pasionales del mundo.


El alcance actual del circuito es tangible y contundente. Ya no es sorpresa ver estadios de primera división —como el Universitario, el BBVA, el Akron o el Azteca— abrir sus puertas para partidos de fase regular y Liguilla, registrando asistencias que rivalizan, y a veces superan, a las de la rama varonil. La afición ha respondido, creando una identidad propia y una lealtad feroz hacia clubes que han invertido seriamente en sus proyectos, como Tigres, Rayadas, América, Chivas y Pachuca.


A nivel comercial y mediático, el crecimiento es exponencial. Las transmisiones televisivas y digitales han multiplicado su alcance, atrayendo patrocinadores que ahora ven en el fútbol femenil un mercado robusto y en expansión. Deportivamente, la liga ha elevado su nivel técnico y táctico, nutriéndose no solo de talento nacional surgido de unas fuerzas básicas cada vez más estructuradas, sino también atrayendo a jugadoras internacionales de alto calibre que ven a México como un destino competitivo y atractivo para desarrollar sus carreras.


Más allá de los goles, los récords de asistencia y los títulos, la verdadera revolución del fútbol femenil mexicano radica en su impacto sociocultural.


Visibilidad y Representación: Hoy, las niñas mexicanas crecen viendo a referentes como Lizbeth Ovalle, Kenti Robles o Charlyn Corral en espectaculares y en televisión en horario estelar. "Si puedes verlo, puedes serlo". La existencia de estas ídolas profesionales valida los sueños de nuevas generaciones, demostrando que el deporte de alto rendimiento es un camino viable y respetado para ellas.


Rompiendo Estereotipos: Cada partido disputado es una refutación directa a los viejos estigmas sobre la fragilidad o la supuesta falta de habilidad atlética de las mujeres. El fútbol femenil es fuerza, es inteligencia táctica, es resiliencia y es pasión desbordada, redefiniendo la noción misma de feminidad en el deporte.


Profesionalización y Oportunidades: La industria del fútbol femenil ha abierto un abanico de oportunidades laborales. No solo para futbolistas, sino también para directoras técnicas, preparadoras físicas, médicas, árbitras y periodistas deportivas. Está creando un ecosistema donde la experiencia femenina es valorada en roles de liderazgo y toma de decisiones.


Empoderamiento Colectivo: La cancha se ha convertido en un espacio seguro de expresión y empoderamiento. Las jugadoras han utilizado su plataforma para alzar la voz sobre temas cruciales como la equidad salarial, el respeto a la diversidad y la lucha contra la violencia de género, convirtiéndose en agentes de cambio social.


A finales de 2025, el fútbol femenil en México no es una moda pasajera; es una realidad estructural. Aunque persisten desafíos significativos —especialmente en la reducción de la brecha salarial y la homogeneización de la infraestructura en todos los clubes—, el camino recorrido es monumental. El fútbol ha demostrado ser una herramienta poderosa para que las mujeres ocupen el espacio público que les corresponde, reescribiendo la historia del deporte nacional con cada balón que rueda.