Durante décadas, el fútbol en México fue narrado, jugado y dirigido casi exclusivamente por hombres. Las mujeres que amaban el deporte lo practicaban en las sombras, en ligas amateurs, enfrentando prejuicios y una falta crónica de apoyo. Sin embargo, el panorama actual en 2025 es radicalmente distinto. El fútbol femenil en México ha dejado de ser una nota al pie de página para convertirse en un protagonista vibrante de la cultura deportiva nacional, impulsando una transformación que va mucho más allá de la cancha.
El punto de inflexión innegable fue la creación de la Liga MX Femenil en 2017. Lo que comenzó como un proyecto incierto, para finales de 2025 se ha consolidado como una de las ligas femeninas más seguidas y pasionales del mundo.
El alcance actual del circuito es tangible y contundente. Ya no es sorpresa ver estadios de primera división —como el Universitario, el BBVA, el Akron o el Azteca— abrir sus puertas para partidos de fase regular y Liguilla, registrando asistencias que rivalizan, y a veces superan, a las de la rama varonil. La afición ha respondido, creando una identidad propia y una lealtad feroz hacia clubes que han invertido seriamente en sus proyectos, como Tigres, Rayadas, América, Chivas y Pachuca.
A nivel comercial y mediático, el crecimiento es exponencial. Las transmisiones televisivas y digitales han multiplicado su alcance, atrayendo patrocinadores que ahora ven en el fútbol femenil un mercado robusto y en expansión. Deportivamente, la liga ha elevado su nivel técnico y táctico, nutriéndose no solo de talento nacional surgido de unas fuerzas básicas cada vez más estructuradas, sino también atrayendo a jugadoras internacionales de alto calibre que ven a México como un destino competitivo y atractivo para desarrollar sus carreras.
Más allá de los goles, los récords de asistencia y los títulos, la verdadera revolución del fútbol femenil mexicano radica en su impacto sociocultural.
Visibilidad y Representación: Hoy, las niñas mexicanas crecen viendo a referentes como Lizbeth Ovalle, Kenti Robles o Charlyn Corral en espectaculares y en televisión en horario estelar. "Si puedes verlo, puedes serlo". La existencia de estas ídolas profesionales valida los sueños de nuevas generaciones, demostrando que el deporte de alto rendimiento es un camino viable y respetado para ellas.
Rompiendo Estereotipos: Cada partido disputado es una refutación directa a los viejos estigmas sobre la fragilidad o la supuesta falta de habilidad atlética de las mujeres. El fútbol femenil es fuerza, es inteligencia táctica, es resiliencia y es pasión desbordada, redefiniendo la noción misma de feminidad en el deporte.
Profesionalización y Oportunidades: La industria del fútbol femenil ha abierto un abanico de oportunidades laborales. No solo para futbolistas, sino también para directoras técnicas, preparadoras físicas, médicas, árbitras y periodistas deportivas. Está creando un ecosistema donde la experiencia femenina es valorada en roles de liderazgo y toma de decisiones.
Empoderamiento Colectivo: La cancha se ha convertido en un espacio seguro de expresión y empoderamiento. Las jugadoras han utilizado su plataforma para alzar la voz sobre temas cruciales como la equidad salarial, el respeto a la diversidad y la lucha contra la violencia de género, convirtiéndose en agentes de cambio social.
A finales de 2025, el fútbol femenil en México no es una moda pasajera; es una realidad estructural. Aunque persisten desafíos significativos —especialmente en la reducción de la brecha salarial y la homogeneización de la infraestructura en todos los clubes—, el camino recorrido es monumental. El fútbol ha demostrado ser una herramienta poderosa para que las mujeres ocupen el espacio público que les corresponde, reescribiendo la historia del deporte nacional con cada balón que rueda.
%2012.27.10%E2%80%AFa.m..png)
No hay comentarios:
Publicar un comentario