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foto @PSG_inside (X) |
En una noche pensada para el recuerdo en el Emirates Stadium, fue el Paris Saint-Germain quien escribió su propia historia. Con un gol tempranero de Ousmane Dembélé y una actuación monumental de Gianluigi Donnarumma, el conjunto parisino se impuso 0-1 al Arsenal en la ida de las semifinales de la Champions League, y quedó a un paso de regresar a una final europea.
Luis Enrique y su equipo golpearon cuando el ambiente aún vibraba con la emoción del público local. Apenas al minuto 4, Khvicha Kvaratskhelia desbordó con clase por izquierda y sirvió a Dembélé, quien conectó un zurdazo seco que rozó el palo antes de besar la red. Un silencio sepulcral cayó sobre el Emirates, que esperaba una noche mágica, pero recibió un baldazo de realidad.
El Arsenal, que venía de eliminar al Real Madrid con autoridad, intentó reponerse con la energía de Bukayo Saka y Martinelli, pero el PSG mostró una solidez poco habitual en su historia reciente. Marquinhos lideró una defensa infranqueable, mientras Donnarumma comenzaba a convertirse en el protagonista del partido.
En el arranque del segundo tiempo, el Arsenal creyó haber encontrado el empate: Mikel Merino conectó de cabeza tras un balón parado, pero el VAR silenció la celebración al detectar un fuera de juego milimétrico. El golpe fue más psicológico que táctico, y los franceses lo aprovecharon para retomar el control del duelo.
Donnarumma, imperturbable, detuvo con reflejos felinos las mejores ocasiones de Trossard, Saka y Martinelli, frustrando cada intento del conjunto inglés. El arquero italiano recordó por momentos aquella histórica noche en Wembley cuando guió a Italia al título europeo.
Pese a las urgencias del Arsenal, el PSG no se desesperó. Con inteligencia, enfrió el ritmo, sostuvo la posesión cuando fue necesario y esperó su momento para sentenciar. Barcola y Gonçalo Ramos estuvieron cerca de ampliar la ventaja, pero el poste y el travesaño negaron el segundo.
El equipo de Mikel Arteta, que apostó por variantes ofensivas, terminó desdibujado, sin chispa ni claridad en los metros finales. El PSG, en cambio, mostró una versión sobria y eficaz, la que tantas veces le había sido esquiva en noches grandes.
Ahora, los parisinos viajarán al Parque de los Príncipes con una ventaja mínima, pero cargada de significado. El Arsenal necesitará una remontada heroica si quiere volver a una final europea después de 19 años. Mientras tanto, el PSG vislumbra Múnich con ambición y la ilusión de alcanzar su segunda final de Champions, esta vez sin Neymar ni Mbappé, pero con un bloque que parece haber madurado justo a tiempo.
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