Angelique Kerber alcanza la final de Wimbledon al derrotar a Jelena Ostapenko

Foto: Wimbledon twitter

Experiencia, madurez, inteligencia y mesura. Son los valores que suele llevar por bandera Angelique Kerber y que transmitió con maestría en una deslucida semifinal de Wimbledon 2018. Y es que un partido que se presuponía tremendamente igualado, acabó siendo una demostración de carácter y juego de contraataque de la germana. Jelena Ostapenko tiene un tenis de cara o cruz, y para que salga cara requiere de una máxima concentración y clarividencia de ideas; fue imposible alcanzar dichos factores ante una alquimista de la táctica.

Podía pensar que jugar sobre hierba beneficiaría a la tenista que más iba a atacar, pero Kerber ha alcanzado un estatus superior en este torneo, mediante el cual escoge a la perfección qué golpe ejecutar en cada momento. La de Bremen fue consciente de la importancia que tenía no jugar pasiva, y hacer sudar mucho a la letona hasta que pudiera desplegar su arsenal de golpes incisivos. Movió la pelota con maestría, sacó de su zona de confort a Jelena e hizo cambios de ritmo y alturas con tremenda precisión.

No estuvo especialmente viva de piernas la buena de Ostapenko, algo desesperada al ver enfrente un auténtico muro que era imposible penetrar. No se atrevió a ganar la red y los golpes cortados y defensas numantinas de Kerber le impedían coger confianza. El primer set acabó siendo una concatenación de errores no forzados por parte de Jelena, incapaz de encontrar fisuras en su rival. El desasosiego invadió a la letona, incapaz de apoyarse en el servicio para encontrar la luz al final del túnel.

Tuvo que verse al borde del precipicio en el segundo parcial para ofrecer su mejor versión. Y es que con 5-1 en el marcador, Ostapenko se soltó. Comenzó a moverse con más velocidad y, sin miedo a la derrota, rememoró en su mente la remontada de escándalo que logró en la final de Roland Garros 2017 ante Halep. Pero no estaba por la labor de Kerber de dejar escapar su ventaja, y apoyándose muy bien en el servicio pudo cerrar el partido por un marcador de 6-3 6-3.

Angelique Kerber ya es finalista con todo merecimiento de Wimbledon 2018 e intentaré quitarse la espinita que supuso ser subcampeona del Grand Slam londinense en 2016. Se despide Jelena Ostapenko con muchas lecturas que extraer de este partido, en el que ha hecho gala de un tenis demasiado impetuoso y carente de esquema táctico. Triunfo del juego más estratégico y el tenis polivalente, materializado en una tenista alemana que quiere volver a degustar la gloria.


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