Es su hábitat natural, donde se siente muy cómodo y donde juega sin presión permitiendo que su tenis fluya libre como manantial de agua. Atesora diez torneos en su palmarés, siendo ganados la gran mayoría de ellos sobre la tierra batida, posiblemente debido al gran número de torneos que disputa sobre esta superficie. La sobrecarga de partidos que atesora hace que deba replantearse muy seriamente esta estrategia en futuro, ya que siendo un jugador top ten parece que ha de poner la mira en Masters 1000 y Grand Slam, si no quiere llegar a la recta final de la temporada con mucha fatiga muscular, algo que le ha ocurrido en estos dos últimos años.
A pesar de esto, Dominic Thiem no cambia en tierra batida y sigue ganando y disfrutando cada vez que salta a una pista. Está a tan sólo un partido de igualar las semifinales alcanzadas el año pasado, gracias a un recital de juego frente al japonés Kei Nishikori, al que venció por un contundente 6-2, 6-0 y 5-7 y 6-4 en dos horas y 28 minutos de juego.
Un partido sencillamente perfecto. Eso es lo que hizo Dominic Thiem con total aplomo, sin despeinarse sobre una Philippe Chatrier llena para ver uno de los grandes partidos de la jornada dominical. Es tal la confianza que atesora en su juego, que el austriaco se permitió barrer de la pista a todo un clásico del circuito, como es Kei Nishikori, sin ningún tipo de alarde y haciendo ver que puede jugar aún mejor y que quiere al fin demostrar de una vez por todas que está capacitado de poder ganar Roland Garros, y es que en estos últimos años se ha hablado que el austríaco puede ser el relevo ideal para Rafa Nadal en el trono parisino.
Demostraciones de este cariz son las que hacen pensar en Thiem como un líder en un futuro próximo. Sacó muy bien, desbordando al japonés incluso con su segundo servicio, y no dio concesión al resto, consiguiendo numerosas roturas a lo largo de todo el encuentro. Buscó continuamente mover la pelota e hizo cambios de ritmo magistrales con dejadas. El revés de Dominic fue un guante y encontró las líneas con él, sometiendo al de Shimane a un castigo permanente y muy duro. Tan sólo en el tercer set pudo aguantar el japonés las embestidas de Thiem que por tercera vez consecutiva accede de ronda en cuatro sets.
6-2, 6-0, 5-7 y 6-4 en apenas dos horas y 28 minutos de juego, y vía libre para los cuartos de final. Allí espera Alexander Zverev, que llega con muchas tras acabar con Karen Khachanov en cinco disputados sets. Se vaticina un partido interesante, pero si Thiem mantiene este nivel, se antoja complicado que el germano pueda frenarle. Veremos que sucede dentro de dos días en lo que será un auténtico partidazo.
Fuente: Punto de break
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