![]() |
Foto: rolandgarros twitter |
Cuatro juegos pudo materializar un buen especialista en tierra batida como Guido Pella en su enfrentamiento ante Rafael Nadal. El mallorquín se deshizo muy cómodamente del argentino en otra de esas tardes tan rutinarias y a la vez extraordinarias que conforma Nadal en las primeras semanas de Roland Garros. Sin fisuras, con momentos de verdadera estupefacción por no fallar apenas pelotas en cada punto, y por encontrar mejores sensaciones con su servicio, el número 1 del mundo cerró el encuentro por 6-2 6-1 6-1.
Se escoja el tramo del encuentro que se escoja para realizar un posible resumen audiovisual del encuentro, se vería a un Nadal muy conciso y potente, destacando entre sus virtudes en el día de hoy lo lineal de su actuación. Empezó notable y discurrió y finalizó a un nivel muy similar. Fue uno de esos partidos en los que el tenista español suele sacar lecciones positivas por el valor de hacer las cosas bien de principio a fin, por mantener concentración; feeling con la pelota y movilidad siempre en el mismo lugar.
Arrancó el español conectando muchísimas derechas. Tanto tras resto como tras saque, la segunda pelota es vital para comprobar qué nivel de dominio y de sometimiento es capaz de imponer Rafa a su rival sobre tierra batida. No estuvo el día especialmente soleado pero sí que estuvo Nadal lúcido de piernas y de manos para acompasarlas, pudiendo generar efectos y golpes ganadores a lo largo y ancho del partido. Para Pella fue muy difícil poder entrar en el partido. Fue, siempre, muy superado.
Una estadística mostrada por la realización compartía el porcentaje de derechas que Nadal golpeaba tras su servicio, y el dato asustó. De cada diez saques que conectó el español, nueve segundos golpes con los que encaraba el punto correspondía a una derecha suya. La importancia de dirigir el punto con el segundo tiro desde su drive es capital para entender su tremendo dominio. Y así fue. Como perfecto elemento explicativo del choque, dicho dato abrumó a Pella y abrumó a la Chatrier.
Lo segundo más importante, radicó, como se intridujo al inicio de esta crónica, en mantener ese feeling durante todo el partido. Se dibujaron más nubes en el cielo desde el segundo set pero no sólo no bajó el pistón el manacorí, sino que enlazó cuatro o cinco juegos del mejor nivel. Pella, que no paraba de correr porque sus golpes no hacían daño y venían devueltos como vendavales, comenzaba a decaer en ánimo y en resistencia física. Nadal, concentrado y sereno, cerraba un partido muy cómodo. También muy reconocible de los caminos de Rafa hacia el título.
Fuente: Punto de Break
0 comentarios:
Publicar un comentario