“Un minuto de silencio…”
Escrito por el Gordo Cebollas.
Hace dos años el hijo de Candelario, un amigo del trabajo, se alistó en el ejército.
Yo le pregunté si sabía porqué lo había hecho, pues en México le huimos a que nos vayan a encuartelar y aquí van de voluntarios…
-El muchacho es inteligente, y no tenemos dinero para pagar la universidad –me dijo- Es una buena manera de que siga estudiando. Además se siente orgulloso de ser americano y quiere servir a su país.
Yo no supe qué decirle, me quedé pensando que yo nunca había querido servir a mi país y menos sabiendo que todos los gobernantes son unos ladrones, corruptos, buenos para nada.
Se debe sentir bonito estar orgulloso de tu país pensé yo.
Y no me vayan a entender mal, yo quiero mucho a mi tierra, y sigo extrañando el mole de mi pueblo, y las fiestas patronales, y a la familia. Pero de eso a ir a pelear por un gobierno por el que sólo siento desconfianza, está cabrón.
Bueno sigo con mi historia. El hijo del Candelario se llamaba Antonio González, todos le llamábamos Tony de cariño porque lo vimos crecer desde morro.
Y digo lo llamábamos porque una mañana un par de soldados llegaron buscando a Candelario al Supermercado. Él al verlos ya sabía lo ocurrido, y se sentó encima de una caja de naranjas a llorar mientras los militares se acercaban. Su muchacho pisó una mina en Afganistán y perdió la vida enseguida.
Dos semanas después fuimos a enterrar al muchacho, y estaban sus compañeros militares despidiéndolo con el toque de trompeta, los disparos de fusiles y finalmente la entrega de la bandera a su padre.
Al final de la ceremonia me acerqué a mi amigo a darle el pésame y le pregunté:
-¿Cómo estás Cande? ¿Necesitas algo?
-No Gordito estoy bien. Estoy muy orgulloso de lo que hizo mi muchacho.
Me quedé pensando en lo que me dijo por varios días.
Memorial Day para mí era una feriado del calendario, donde me tomaba el día libre, hacíamos carne asada en la yarda con el Zapatos, mientras la Ruperta se iba de compras al Mall para agarrar las rebajas de ese fin de semana largo.
Pero desde que sucedió lo del muchacho del Candelario, esta fiesta cambió para mi. El año pasado lo acompañé al cementerio en esa fecha, y nos encontramos con miles y miles de banderitas americanas, una en cada tumba. Los familiares visitando a sus difuntos, y muchos jóvenes militares visitando a sus compañeros caídos en la batalla.
En las diferentes guerras, miles de soldados hispanos han muerto para defender los valores americanos (buenos o malos ese es el asunto para otra plática), muchachos mexicanos con toda una vida por delante, que entregaron sus sueños para que nosotros vivamos tranquilos y con libertades…
¿Qué libertades?
Pos la de hablar lo que quiera; la de vivir como quiera; la de rezarle al Dios que me de la gana; la libertad que da una mejor educación; además de saber que uno tiene derechos y que son respetados.
De donde vengo nunca tuve esos derechos…
Ese día lloré en la tumba del Tony, y lloré pensando en todos los chicos que han muerto y que seguirán muriendo en este mundo lleno de maldades.
Hoy en Memorial Day quiero recordar al sargento del Army Antonio González, el hijo del Candelario, y a todos los soldados americanos. Los saludo con cariño, con mucho respeto y que estén seguros que nunca olvidaremos su sacrificio, ni el de sus familias…
¡Happy Memorial Day…!
GC.
PD: Antes de la taquiza, levantemos nuestra cerveza y guardemos un minuto de silencio… por nuestros muchachos…
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