Nos sacamos la lotería sin comprar boleto…
Escrito por el Gordo Cebollas.
Ayer me encontré con el Zapatos Blancos en la cantina, se paró y me abrazó entusiasmado señalando la televisión en la pared.
-Ya tenemos equipo en los Angeles! Vienen los Rams!
-Ese no es mi equipo, además no te vas a ver bien poniéndote esos cuernos para salir a la calle… o le sabes algo a tu vieja?
-Que carácter … ya cásate! – me dijo en tono de burla.
-Porque crees que vengo a la cantina…
-Gordo quítate lo amargado, que aquí andamos festejando y no voy a dejar que nos pongas de malas con tu rollo negativo… Voy al baño a echar una firma, ya regreso.
Se paró y salió rumbo al baño tropezándose con todas las mesas.
Mientras en la tele anunciaban como última noticia, la llegada de los Rams a la ciudad de Inglewood. Ordené un trago doble y viendo las imágenes me quedé pensando…
“Cuando uno quiere, nadie tiene; y cuando no necesita, todos te ofrecen”.
Esto parece ser lo que pasa con la ciudad de Los Angeles y los equipos de la NFL, pasaron más de veinte años y le hacían feo constantemente, y en muchos lugares éramos el chiste de otras aficiones.
Ayer por la tarde se aprobó el regreso de los Rams, y se sigue negociando la opción de que lleguen los Chargers a la ciudad.
Por qué los Rams? Porque se dice que contaron con el apoyo del presidente de los Vaqueros de Dallas (y todas sus influencias), y que supuestamente como pago al favorcito, un amigo cercano del Sr. Jerry Jones se haría cargo de la construcción del estadio en Inglewood, que se estima costar arriba de los tres billones (con B) de dólares. La danza de los millones…
Parece que supiera de fútbol Americano, pero no. Todo esto lo escuché anoche en todos los canales de la tele, que anunciaban con bombos y platillos la llegada de la NFL al segundo mercado más grande del país. Nos sacamos la lotería sin comprar boleto, hasta en la buena suerte tienen mala suerte los jodidos…
A mí la verdad no me gusta el fútbol americano, y menos desde que se sabe que los jugadores se quedan “tocados” con tanto golpe en la cabeza. Por eso cuando mi sobrino Tobías vino a decirme que quería jugar en el equipo de la escuela, hablé fuertemente con su Mamá (mi Hermana):
-Que juegue canicas o rayuela…
-Pero gordo lo que necesita el niño es socializar con otros niños…
-Entonces dale lana y que dispare los helados a la salida de la escuela…
-Vamos no es tan malo que juegue - insistía mi hermana-
-Mira, el niño ya es feo y orejón, y encima lo vas a poner a que le golpeen la cabeza y que quede idiota?
-Bueno si lo pones así…
-Que se meta a atletismo, el cabrón corre como ratero…
-No le va a gustar que le diga que no.
-Pos que se vaya acostumbrando…
Este capítulo familiar no terminó de forma afortunada, Tobías entró al equipo de atletismo de la escuela, y en uno de los entrenamientos un compañero lanzó la jabalina sin ver que el orejón venía a toda carrera para impresionar a una gordita fea en la tribuna. La jabalina lo atravesó, como alambre de pollo, en el muslo de la pierna derecha. Desde ese día el niño además de feo y orejón anda cojo. Y mi hermana me dejó de hablar. En la parte positiva de la historia, la gordita se convirtió en su novia, hasta que se dio cuenta que estaba feo y cojo… Bueno igual nadie me quita de la cabeza que el fútbol americano es peligroso, y mejor cojo que idiota.
Pero veamos lo bueno, lo malo y lo feo de traer un equipo a Los Angeles.
Lo bueno supuestamente es que genera miles de trabajos, primero en la construcción y luego en la operación del estadio. Luego dicen que trae millones de dólares en negocios y atrae turismo.
Lo malo es que esos millones de dólares no lo vamos a ver nosotros, porque siempre nos toca la parte de los trabajos de mala paga, y las peores condiciones de trabajo. Los millones, y el poder detrás del dinero se lo quedan los dueños de la NFL, sus amigos y los políticos que los dejaron entrar.
Y lo feo es que la ciudad de Inglewood es una zona de gente jodida, de trabajadores de sueldo mínimo, y de minorías broncas. Ninguno de estos vecinos del estadio tienen el dinero para comprar un boleto, ni siquiera en la zona más barata del estadio. Ellos serán los mudos testigos del lujo, el poder y la arrogancia de los que lleguen a su pueblo, a ver juego pagando boletos de cientos de dólares. Y recogerán las migajas en los estacionamientos vendiendo playeras piratas o dulces para poder pagar una hamburguesa que les calme el hambre.
Ustedes creen que la gente común puede ver a los Lakers, Clippers o a los Dodgers en el estadio? No puede ni acercarse, porque les afean el paisaje a los aficionados ricos… Y lo peor es que ya ni por la tele, porque si no tienes el cable caro no ves béisbol; y si no pagas extra por el canal de Lakers, no los puedes ver; Y si no tienes 80 dólares por pelea tampoco tienes al Canelo, que está en pago por evento.
En la cantina entró un vendedor de camisetas que decía: “En los Angeles todos somos Carneros”, tiene toda la razón, somos una bola de carneros que vamos a caer en el juego sin darnos cuenta, y nos vamos a emocionar con un equipo impuesto, que no es el nuestro. Y cuando veamos a las estrellas de Hollywood en el flamante estadio, lo olvidaremos todo, perdonaremos todo, soñaremos con un día estar sentados al lado de J Lo, o de Leonardo Di Caprio, y el brillo de ese sueño nos hará olvidar nuestra realidad de una vida miserable.
Yo por eso me aficioné al deporte del tubo, porque voy con billetes de a dólar y las bellas deportistas muestran sus habilidades gimnasticas, su flexibilidad, su condición física y su ritmo cachondo, esas atletas son las verdaderas heroínas anónimas del barrio… y se acomodan a la economía del pueblo.
El Zapatos regreso del baño con su camiseta de los Carneros, yo traté de olvidarme un rato de mi enojo, y pedí otra ronda de tragos. Pensé que si no puedo cambiar las cosas, con un par de tequilas la vida no se ve tan mal…
GC.
NOTA: Pasé a la redacción de la Red Deportiva Central para dejar mi nota, y me encontré con el jefe Don Rubeleone que me preguntó amablemente:
-Qué chingaos andas haciendo aquí… apenas ayer te publiqué.
-Hace dos días - Aclaré yo.
-Bueno bueno, a que debemos el honor de tu visita…
-Traje otra columna sobre los Rams…
-Fútbol americano? Cacho!!! Donde está Cacho Reyes? Lo llamas le ordenó a la secretaria.
-Lo tuyo es el soccer, y las historias con el amigo ese tuyo…
-El Zapatos Blancos
-Ese el zapatero.
Llegó Cacho Reyes, un monote de casi dos metros que parece un refrigerador, y que fue línea defensiva de los Pumas.
-Mande Jefe…
-El gordo ya te quiere quitar la chamba, anda escribiendo sobre americano, por favor revísalo… -Se metió a su oficina y cerró la puerta, y me dejó sólo con la mole, que estaba furioso por mi invasión en su territorio deportivo.
Cacho lo leyó lentamente gruñendo varias veces…
-Pinche comunista – dijo, y siguió leyendo.
Yo lo miraba en silencio esperando la tacleada en cualquier momento.
-Te falta decir que la liga hizo un esfuerzo para que todos se quedaran donde estaban, y el único que aceptó el trato fueron los Raiders, que agarraron la lana y se quedaron en Oakland; y que los Chargers tienen un mes para decidir si comparten el estadio nuevo con los Rams, o se quedan en San Diego.
-Si Señor Cacho…
-Cuando termines se lo dejas a la secretaria… y no quiero que vuelvas a escribir de americano… Lo tuyo son las telenovelas… escuchaste?
Asentí con la cabeza, y lo vi alejarse de mal humor… bueno es su problema no el mío… telenovelas… hijo del maíz… Si no estuviera tan grandote le rompía su mauser…
Allá voy de regreso a la cantina…
Hasta la próxima.
GC.
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