La final del mundial de clubes…


La final del mundial de clubes…
Escrito por el Gordo Cebollas

Llegué a casa con la ilusión de tener un rato de paz, y poder ver la grabación del partido del Barcelona y el River Plate. Como me tocó el turno de la noche en la bodega del trabajo, no vi el juego y evité por todos los medios enterarme del resultado para ver cada minuto de la final como si fuese en vivo. 

Mi sorpresa fue mayúscula cuando abrí la puerta de mi casa y vi a mi hermana Clotilde y a su hijo Tobías. El niño corrió a mi encuentro y antes de que yo pudiera decir nada gritó:

-Me debes tres dólares, te dije que el Barcelona iba a ganar, y le metió tres goles a los argentinos… un dólar por cada gol… me debes tres dólares…

Así nomás en los primeros diez segundos de nuestro encuentro, ya me había echado a perder el partido y la mañana… Méndigo niño feo, gordo, orejón y tonto por no decir algo más feo... 

Luego corrió a la sala agarró el control de la tele y se sentó en mi sillón favorito para ver el partido…
-Mamá me traes unos huevos rancheros, antes de irte?
-Si mi amor – le contestó su madre (mi hermana), desde la cocina.

Si yo le pidiera a mi mujer el desayuno sentado en la sala, seguro que me mandaba a limpiar el patio y recoger la basura, así que opte por volverme invisible, para que no me molesten…
-Tu no quieres nada? –preguntó mi hermana-…
-No gracias, ya tomé café…
-Nada más?. Por eso estas bajando de peso…
-Falta que le hace –remarcó mi mujer, apareciendo en la cocina- el mes pasado volvió a subir de peso con tanto pan dulce y Cocas que se traga…

Yo me mordí la lengua para no caer en la provocación.
-Yo lo veo desmejorado –dijo mi hermana- deberías prepararle un chicharrón en salsa verde y unos frijolitos para desayunar, y unas tostadas de pata para que vea el juego… acaba de llegar de trabajar el pobrecito…

Vi las intenciones de la bruja de mi hermana, y volví a quedarme callado, mientras la gorda de mi mujer seguía al ataque…
-Si se come todo eso se muere de un infarto, el médico ya le prohibió la grasa, las harinas, el café, el tabaco y el alcohol… y ya le dije a tu hermanito que no le busque porque no hay conque pagar el entierro…
-Pos ya haremos una colecta entre los dueños de las cantinas que éste ha hecho millonarios – remató mi hermana con una sonrisa en la cara-
-Bueno que no tienen nada mejor que hacer, que andar fregando al de al lado?- dije yo, ya enchilado. 
-Que bueno que lo dices- contestó mi hermana- porque mientras ves el fútbol te encargo al Tobías, y nosotras nos vamos de compras al Walmart y al Tarjet…
-Target querrás decir… (corregí yo) …con G de gata…
-No Tar-jet suena como a tienda cara, como si fuese francesa… Tarjet!
-Buena idea, me cambio rápido y nos vamos. –Dijo mi mujer que ya salía rumbo al cuarto a cambiarse… y en busca de mi tarjeta de crédito.
-Necesitas algo de la tienda?
- Un six de cervezas, unas papitas Lays, unos Tostitos sabor de queso, y si no es mucha molestia una Cocas para hacer unas cubas al rato…
-Esta loco si crees que te voy a comprar toda esa basura… tu mujer tiene razón, no te cuidas…
-Cuidarme de qué! Yo peso 180 libras de puro músculo y la gorda de mi mujer cada que pasa de las cuatrocientas libras rompe la balanza, y ya se echo tres. La que tiene que dejar de tragar es ella… 

Además si de algo me voy a morir es de coraje…
-Que carácter hermanito…. Da gracias que tienes esa mujer que te aguanta todo…

Dios las cría y ellas se juntan –pensé en silencio- La Clotilde le sirvió los huevos rancheros al Tobías en la mesa del centro y el marranito se arrodilló en el piso y comenzó a comer…
-Ya pon el juego- me ordenó con la boca llena-
-Tu cierra el hocico y si encuentro un pedazo de huevo en mi alfombra te mato!

Mientras las dos gordas salían rumbo a destrozar mi crédito, yo me proponía a ver el juego, ya encabritado.
-Cuidas al Tobías, y si se queda con hambre… hay chilaquiles en el refri…
-Humm – se saboreó el marranito…
-Empaca tus cosas –ordenó mi mujer- y dejé los regalos de navidad encima de la cama, hay que envolverlos y ponerles unas tarjetas con los nombres…
-Regalos… que regalos?

Salieron ignorando mi pregunta…
-Muévete para allá chamaco…!

Recupere mi sillón y prendí la tele, puse el juego y con la idea de dormir un rato… si ya me habían echado a perder el juego, cuando menos iba a disfrutar esas horas de tranquilidad para echar una jeta, antes del viaje a México…
-Tu no hagas ningún ruido, que voy a descansar un rato…
-Tío cuando roncas no dejas ver la tele…

Saqué un billete de cinco dólares y se lo di. El gordito sonrió con un pedazo de huevo entre los dientes…

Yo me quedé dormido de inmediato, no vi ni las alineaciones del juego, al fin ya me sabía el resultado…

GC.



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