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foto @PSG_inside (X) |
París vivió por fin su noche soñada. El Paris Saint-Germain conquistó su primera UEFA Champions League con una victoria apabullante por 5-0 sobre el Inter de Milán en el Allianz Arena. En una de las actuaciones más dominantes jamás vistas en una final europea, el equipo dirigido por Luis Enrique aplastó sin miramientos a un conjunto italiano completamente superado. Désiré Doué, con apenas 19 años, fue el gran protagonista de una noche inolvidable.
Esta consagración llegó sin las figuras galácticas que marcaron épocas recientes —ni Messi, ni Neymar, ni Mbappé—, pero sí con un colectivo afinado a la perfección. Dembélé fue el motor ofensivo, Vitinha el metrónomo incansable, Donnarumma la muralla bajo palos, y Marquinhos el comandante de una defensa inexpugnable. Todo ello, bajo la batuta táctica de un Luis Enrique que escribió una página de oro en su carrera y en la historia del club parisino.
El PSG impuso condiciones desde el primer minuto. Con un fútbol de alta presión, posesión elaborada y transiciones explosivas, ahogó al Inter y encontró la recompensa temprano. Al 12’, una genial asistencia de Vitinha rompió líneas y dejó a Doué en el área. El joven francés, lejos de dejarse llevar por la ansiedad, asistió con frialdad a Achraf Hakimi, quien marcó a puerta vacía ante su exequipo. Fue su novena contribución ofensiva en esta edición de Champions.
Ocho minutos después, el propio Doué aumentó la ventaja. Dembélé rompió por izquierda y asistió al galo, que controló de pecho y remató de volea, con desvío de Dimarco incluido. Con 21 años, en ese momento, se convirtió en el jugador más joven en marcar en una final de Champions... aunque ese récord le duraría poco.
La primera parte terminó con una única ocasión clara del Inter: un cabezazo de Marcus Thuram que pasó cerca del arco defendido por Donnarumma. Pero era evidente que el conjunto italiano no encontraba caminos ante una defensa sólida y un mediocampo que lo superaba en todo.
El Inter intentó reaccionar con cambios al arranque del segundo tiempo, pero el PSG no tardó en liquidar la contienda. Al 63’, tras una rápida transición que pasó por Dembélé y Vitinha, Doué firmó su doblete con una definición quirúrgica al primer poste. El golpe fue definitivo.
Pocos minutos después, Kvicha Kvaratskhelia se unió a la fiesta. Asistido por Dembélé, el georgiano venció con frialdad a Sommer para el 4-0. La guinda llegó al 86’, cuando el juvenil Senny Mayulu, con apenas 19 años, cerró la goleada y le arrebató el récord a Doué como el anotador más joven en una final de Champions.
Nunca antes una final de Champions League había terminado con una diferencia de cinco goles. Y hacía más de seis décadas que un equipo no anotaba cinco tantos en la máxima cita europea: la última vez fue en 1962, cuando el Benfica venció 5-3 al Real Madrid.
Luis Enrique no solo le dio al PSG su primer título continental, también se convirtió en el segundo entrenador en ganar dos tripletes —liga, copa y Champions— con dos equipos distintos, igualando a Pep Guardiola. Fue una clase magistral de dirección técnica, en la que anuló completamente a Simone Inzaghi y su Inter.
Lejos quedaron los primeros meses de dudas en la temporada, cuando el PSG tambaleaba incluso en fase de grupos. En Múnich, ese mismo equipo brilló con luz propia, construyó una sinfonía de fútbol ofensivo, madurez táctica y contundencia. El Allianz Arena, escenario de su derrota más amarga en 2020, se convirtió ahora en su altar sagrado.
Desde Nottingham Forest hasta Chelsea, pasando por Marseille y Dortmund, todos los clubes que llegaron sin Champions a una final en Múnich se coronaron. Y ahora, el PSG escribe su nombre en esa lista. Al ritmo de los ‘olés’, París por fin levantó la ‘Orejona’ y se proclamó, sin discusión, nuevo rey de Europa.
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