NOTA: Se le advierte al lector que este articulo desde Rusia, contiene descripciones de mal gusto, malas palabras, historias absurdas y muchas babosadas. Si Usted es una persona fina, culta y educada por favor absténgase de leer a este patán. La página de Red Deportiva Central no se hace responsable de las opiniones vertidas por este inconsciente, y de antemano pide sinceras disculpas a los ofendidos.
Hoy me levanté muy temprano y Sabrina (Una rusa traductora, guía, chofer y asistente), ya estaba esperándome en la puerta del hotel, en cuanto me vio, bajó del coche, se acercó y me plantó dos besos (al estilo ruso), provocándome la primera erección del día.
Subimos al coche y no podía quitarle los ojos de encima, venía preciosa con sus shorts beiges y su camisa de lino blanca, desabotonada justo para verle sus encantos… Para el kilometro tres pensé que me estaba enamorando de mi asistente.
El camino fue largo y lleno de curvas. Yo veía como pasaban los letreros pero no entendía nada. De pronto Sabrina que manejaba como una energúmena, me soltó la primera información del día: -Nos vamos a desviar para desayunar en el pueblo de Grekov -por el tono de voz no fue pregunta, sino una aseveración, así que solo atiné a mirar el paisaje, mientras ella sonreía complacida, que no repelara.
Después de una subida a una montaña rocosa, en medio de una vegetación cerrada, entramos a un pueblito de piedra con tejas rojas, y nos detuvimos en lo que creí era el centro del pueblo.
-Hemos llegado y espero que tenga hambre.
-Me estoy muriendo de hambre –Contesté.
Ella camino cruzando la calle empedrada y entró a un pequeña fonda, saludando a la dueña con familiaridad. Luego se sentó en una mesa preparada para seis personas frente a una televisión gigante, donde estaban repitiendo el primer juego de Rusia.
La tendera se acercó y sirvió dos tasas de café y nos dejo el pan recién hecho.
-¿Puedes pedir el menú? -Le dije a mi traductora. Y ella me contestó con una carcajada. Luego tradujo algo en ruso y escuche la carcajada de la tendera, desde la cocina.
-¿Qué dije tan chistoso?
-Que aquí, Olga decide lo que va hacer de desayunar, y si te gusta lo comes, y si no te quedas con hambre.
La mujer dijo algo desde la cocina, y yo pedí que lo tradujera.
-Dice que el general llega enseguida…
-¿Qué General? -Pregunté cuando entraba un General seguido de tres guarros que parecían asesinos a sueldo.
-Hola Papá- dijo Sabrina, mientras lo abrazaba.
El Viejo me miro con odio, y pareció preguntar quién era yo.
-Entonces Sabrina cambió al inglés y me presentó como su jefe mexicano que estaba escribiendo sobre la Copa del Mundo.
El Viejo General y sus tres asesinos parecieron relajarse, de que fuera sólo el jefe de Sabrina, y que además era de México, un país que podían desaparecer en una mañana, si se les antojaba.
Todos se sentaron más relajados y en un perfecto inglés comenzaron a hablar del partido de México, del Chucky, del Chicharo y de Layún.
Yo tenía al General a mi izquierda y Sabrina a mi derecha, y contestaba sus preguntas con mi inglés con acento Xochimilco, y parecía causarles gracias mi manera de hablar, porque me trataban como a un idiota.
-¿Y quienes son estos tres? –Le pregunté a Sabrina.
-Mis hermanos respondió sonriente. Olef trabaja en inteligencia del Estado, Antón es hacker y Misha es un asesino a sueldo, y todos trabajan para el bien de la Madre Patria.
Lo dijo con tanto desparpajo, que tomé su respuesta como una broma.
Olga se acercó con platos de madera repletos de salchichas, huevos revueltos con tocino, ensalada de papas, y un frasco de salsa picante.
Y dijo algo en ruso y todos voltearon a verme…
-Dice que hizo una salsa picante porque escuchó que a los mexicano les gusta el chile…-Esto ultimo lo dijo con una dulzura que me conmovió.
Yo le puse una cucharada de la salsa a mis huevos y apuré a metérmelos en la boca. No pasaron ni tres segundos cuando sentí el calor que se convirtió en fuego, seguido por una escaldada de tráquea marca: Llorarás...
Y para no dejar mal el nombre de México, le puse más salsa y me trague todos los huevos, pensando en las consecuencias, que me traería más tarde aquella imprudencia.
Luego sirvieron el vodka, las botanas, más salchichas y más papas. Para no hacer el cuento largo, vi los tres juegos con el General y sus tres angelitos.
Pero lo curioso fue el análisis del General en cada juego, voy a tratar de resumirlo en unas pocas palabras:
Juego de Portugal vs Marruecos, “Es como si un Coronel saliera a combatir a un grupo de guerrilla con resorteras. Corren como rateros y son tramposos, la única forma de ganarles es sorprenderlos, darles un madrazo y no dejar que se levanten.
Juego de Uruguay vs. Arabia Saudita, “Fue una batalla de tanques contra camellos, pero durante la batalla se dieron cuenta que los tanques no tenían municiones. Ganaron gracias a que el muerde-orejas traía escondida una daga”…
Juego de España contra Irán, “Fue como si se enfrentaran un gran ejército, armado hasta los dientes, contra un grupito de fanáticos que pelean con palos, pero hacen mucho ruido. Cuando los ruidosos logran desconcentrar al enemigo tienen un chance de sorprenderlo, por eso hay que golpear primero y luego seguir golpeando hasta que dejen de moverse”.
La verdad, la sapiencia de la estrategia militar aplicada a los juegos de hoy, no solo me sorprendió, sino que cambió mi punto de vista acerca del fútbol. Nunca se me había ocurrido ver los partidos, como pequeñas batallas donde la idiosincrasia y la estrategia jugaran un papel tan importante.
De pronto los hermanos se mostraron inquietos y Sabrina me sorprendió poniéndose de pie, anunciando que seguíamos el viaje, yo le pedí quedarnos un rato más, pero ella se mostró enérgica, y permitió que sus hermanos se burlaran de mi.
El General se acercó y me dio un apretón de manos que creo partió en tres partes mi dedo chiquito.
Salimos rápido, no sin despedirnos de Olga que nos alcanzó una canasta con provisiones (como un itacate) y nos enrumbamos ya de noche por la carretera…
-Eres una grosera –reclamé- no podías esperar un poco más, o de plano ¿No podíamos acaso quedarnos a dormir en el pueblo?
Ella respondió sin dejar de mirar a la carretera.
-Mis hermanos son como perros Dobermans, desconocen a sus amigos de noche y siempre van buscando sangre…
Me quedé callado el resto del camino con los ojos húmedos pensando que esa mujer me había salvado la vida, y sentí la segunda erección del día… creo que eso se llama amor…
Continuara…
El demoño
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