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Foto: ATPWorldTour twitter |
Hablar de Roger Federer es hablar de historia viva de nuestro tenis. Quizás puede que sea el capitulo más brillante de este deporte, para otro quizás no, pero el suizo se ha convertido por méritos propios en el mejor tenista de todos los tiempos. El helvético ha sido capaz no sólo de ganar un sinfín de títulos, sino además de lograr todos sus éxitos practicando un juego elegante, sin grandes aspavientos y haciendo gala de su enorme talento torneo a torneo que disputa. Pese a comenzar la temporada como un torbellino en cuanto a juego se refiere, el actual número uno del mundo no se encuentra al nivel tenístico que demostró a estas alturas la temporada pasada, y en ocasiones sufre más de lo esperado para solventar determinados encuentros.
En semifinales, Roger se veía las caras con uno de esos rivales un tanto incómodos que ningún tenista quiere enfrentar cuando está a un gran nivel, el croata Borna Coric. El jugador nacido en Zagreb tiene unas características de juego espectaculares, lo que sumado a su enorme potencia al golpeo de bola le hace ser todo un quebradero de cabeza para sus rivales. En este torneo de Indian Wells, ya ha conseguido vencer a jugadores de la talla de Albert Ramos, Roberto Bautista o Kevin Anderson. Hoy ha puesto en apuros a un tenista de la talla de Federer y es por eso que Coric se ha ganado el respeto de todo el mundo del tenis a partir de ahora. Con un marcador de 5-7, 6-4 y 6-4, Roger accedió nuevamente a una final de Masters 1000.
Cuando sobre la pista se juntan dos jugadores con patrones de juego claramente ofensivos, es evidente que el partido pueda decidirse por pequeños detalles. Ambos sacadores de gran nivel, el resto dista de ser su mejor faceta. Los breaks, por tanto, se preveían tan escasos como importantes. El partido arrancó como se esperaba. Ninguno de los jugadores sufría en exceso en sus turnos de servicio, y los puntos cortos eran la tónica dominante. En el undécimo juego llegó el primero de los muchos despistes que terminarían por sentenciar a Federer. Un despiste en forma de rotura, suficiente para que el jugador croata se apuntara el primer parcial por un trabajado 7-5 en 46 minutos de partido.
La pérdida de la primera manga no le sentó nada bien al suizo, que tuvo muchos problemas para mantener su servicio al comienzo del set. El croata consiguió romperle el servicio al comienzo del set y cogía una brecha en el marcador que no iba a soltar hasta el octavo juego, cuando Coric servía para el 5-3 y vio como Federer soltaba dos latigazos con su revés y ponía el 4-4 en el luminoso. El público se animaba y es que veía que Roger volvía a meterse de lleno en el partido y esos ánimos hicieron que el suizo fuera a por más y consiguiese una nueva rotura al instante y consiguiera igualar el partido a un set (4-6).
La fórmula del éxito se repitió en el tercer set. El tenista helvético avanzaba sin alterarse lo más mínimo, fiándose de su servicio y de su capacidad de ataque en el momento justo para terminar ganando el partido. No fue una tarea fácil para Roger, y es que Coric al igual que hiciera en el segundo set, aprovechó la primera oportunidad de break que dispuso para volver a ponerse por delante y volver a poner en dificultades al maestro.
Pero volvió a aparecer de nuevo el gen ganador de Federer. El helvético sacó a relucir ese aura de campeón para devolver el break y establecer la igualada en el set, volviendo a romper el servicio de su rival en el octavo juego, logrando finalizar el set y finiquitando el encuentro por un parcial de 6-4.
Fuente: Punto de break
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