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| Foto: AustralianOpen twitter |
El búlgaro dio una lección de madurez e inteligencia en pista a Kyrgios, al que ganó por 7-6 (3) 7-6 (4) 4-6 7-6 (4).
Estilos contrapuestos, caminos diferentes pero un mismo destino: la gloria. Grigor Dimitrov y Nick Kyrgios derrochan talento por los cuatro costados y parecen abocados a sumar títulos de Grand Slam. Cada uno está en el camino de pulir defectos y, sobre todo, aceptarse a sí mismos con ellos y saber gestionarlos. La Rod Laver Arena presenció un espectáculo mayúsculo en el que la tensión se podía cortar en el ambiente. La oportunidad de disputar unos cuartos de final del Open de Australia 2018 bien merecía los vaivenes emocionales que marcaron el devenir del encuentro.
La exhibición al servicio del australiano no tuvo límites. Consciente de la necesidad que tenía de acortar puntos, Kyrgios se afanó con sus servicios y redujo sus excentricidades, haciendo gala de una actitud ganadora. Salvó tres bolas de break en el primer set y llegó con optimismo a un tiebreak que se le escapó gracias al despliegue de madurez de Dimitrov. Agresivo, intenso de piernas y clarividente de cabeza, el búlgaro tomó la delantera.
No era más que el inicio. Todos parecían tener claro que el encuentro marcharía por los derroteros del drama y la máxima tensión. Nick comenzó con sus habituales soliloquios pero no supusieron su desconcentración. Tuvo el coraje de remontar un marcador en contra de un break abajo con su rival sacando para llevarse la segunda manga, pero en la muerte súbita volvió a cometer algún error a destiempo y vio cómo Dimitrov daba un golpe moral que se antojaba definitivo para los detractores del joven aussie.
Y muy posiblemente hace un tiempo así habría sido. Pero sería una necedad negar un avance notable de Kyrgios como jugador. Redobló sus esfuerzos apoyado en el servicio y el sueño de hacer una remontada heroica llevado en volandas por su público. El sueño parecía poder tornarse en realidad cuando tomó ventaja en los primeros compases del tercer set y la mantenía con aplomo. Melbourne era un manojo de nervios que Kyrgios no pudo desatar.
El cuarto parcial se resume en un intercambio de breaks más por nervios incontrolables del que lo encajó que por mérito del que lo hizo. Dimitrov sacó se puso por delante tras errores infantiles de su rival y llegó a gozar de una ventaja de 5-3 en el marcador; en ese momento, los fantasmas acudieron a la mente de un hombre que está en el camino de asumir el rol de ganador. Se volvió a equilibrar el resultado y en el cuarto tiebreak del encuentro, Grigor se puso el mono de trabajo y demostró estar listo para grandes cotas de éxito.
Grigor Dimitrov ya está en cuartos de final del Open de Australia 2018 y da la sensación de que este duelo podría producirse en los próximos años no ya en octavos de un Grand Slam sino con un título de por medio. Nick Kyrgios está en el buen camino y no ha de desfallecer por haber sucumbido ante un jugador cada vez más cerca del olimpo. Kyle Edmund espera al búlgaro por un puesto en semifinales.
Fuente: Punto de break
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