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| Foto: ATPWorldTour twitter |
En un auténtico infierno y con temperaturas cercanas a los 40ºC, Novak Djokovic salió vencedor en un encuentro donde Gael Monfils sufrió los estragos del intenso sol que hacía y desde mediados del segundo set y tras sufrir un golpe de calor, no pudo recuperarse. 46 63 61 63 para Nole, que ya está en tercera ronda del Abierto de Australia.
Era un partido importante para Djokovic ya que era la primera gran prueba de fuego para demostrarse a sí mismo de que estaba al nivel para competir con gente de nivel. Aunque al serbio siempre se le ha dado bien históricamente el francés (14-0 en el H2H), un tipo como Monfils en una segunda ronda es un hueso muy duro de roer. Es quizá por eso que Nole salta a pista nervioso e impreciso. Sus golpes no parecen estar calibrados y su saque hace aguas. En un abrir y cerrar de ojos, Djokovic se ve 0-3 abajo y se le ponen las cosas realmente complicadas.
Pero una vez liberados esos nervios, Novak se centra y decide adoptar una estrategia algo más conservadora, esperando más el fallo de Gael. Es aquí donde vemos los primeros peloteos largos de los dos y los puntos más espectaculares de la primera manga. El serbio logra recuperar la distancia perdida e igualar a 3 pero su saque vuelve a jugarle malas pasadas y vuelve a entregarlo en el momento crucial que el francés aprovecha para apuntarse el primer set.
Al de Belgrado le queda aún por aclimatarse a su nueva mecánica de saque, que parece incomodarle en ciertas ocasiones haciéndole más vulnerable de lo que ya conocemos de él. Otro que cambió su mecánica de servicio para este 2018 es Monfils, que deja atrás su apoyo inmóvil sobre las dos piernas juntas para usar una palanca moviéndose sobre su pie derecho, que se desplaza de atrás hacia adelante. En líneas generales, a los dos se le vio por debajo de su nivel en cuanto a servicio. Se nota que tienen que trabajar aún más en su nuevo servicio.
El segundo set comienza con más muestras de esa batalla intensa de la que ofrecieron al final del primer set y eso tuvo sus consecuencias en forma de golpe de calor para Monfils. Tras un largo peloteo, el francés petó y no hubo punto desde entonces en el que no se apoyara sobre su raqueta y rodillas, buscando una bocanada de aire que le recuperase del infierno que vivía en la Rod Laver Arena bajo 38 grados de temperatura y casi 60 sobre el cemento. "Estoy exhausto", le decía el francés en el intercambio al juez de silla, que no tenía intención de mandar cerrar el techo. Las condiciones ahí abajo no eran humanas y tras el final del segundo set, Gael se fue al vestuario a cambiarse de ropa y evitar los rayos de sol durante unos minutos.
El horror continuó para Monfils, que no era capaz de superar la situación en la que se encontraba. El suelo de la pista ardía, literalmente, y otros tenistas en las redes sociales hablaban de lo que suponía jugar en estas condiciones. Caía una auténtica lluvia de fuego y hacer práctica deportiva de alta competición a esta temperatura supone riesgos serios para la salud del deportista. El francés seguía con el cortocircuito en su cabeza y no dejó de acumular dobles faltas (hasta 12 en estos tres primeros sets), permitiendo que esta tercera manga fuese fácil para el serbio.
Aunque podía parecer que esta cuarta manga iba a ser un paseo para Djokovic, lo cierto es que Monfils se recuperó y empezó a correr cada punto como si no hubiera pasado nada. De hecho, fue capaz de conseguir algunos puntos imposibles tras un largo peloteo que levantaron al público. Novak se armó de paciencia y se mantuvo concentrado para saber cuándo atacar en el momento justo en el que el francés abriera mínimamente la puerta, algo que ocurrió en el octavo juego. Djokovic aprovecharía esa oportunidad para lograr el break que le daba el billete para la siguiente fase.
Con esta victoria, Djokovic accede a la tercera ronda del Open de Australia donde se encontrará con Albert Ramos. Esperemos que para entonces, las temperaturas ofrezcan una tregua a los tenistas.
Fuente: Punto de break
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