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Foto: ATPWorldTour twitter |
Los genios son capaces de pasar de la nada al todo en un pestañeo, y de sacar de su zona de confort a cualquiera. Es lo que hizo Juan Martín Del Potro ante un Alexander Zverev. El argentino se repuso a un mal inicio y acabó ganando a un Zverev muy frustrado e incapaz de responder a la mejoría del argentino en la tercera ronda del Masters 1000 Shanghai 2017 que pecó de novato. El argentino aleccionó al diamante teutón haciendo gala de una inteligencia más que notable en pista, al saberse reponer de un primer set realmente negativo para sus intereses. Zverev no supo adaptarse a la mejoría de un Del Potro que supo imponer su ley con un rendimiento brillante al servicio.
Y es que el rictus cansino del que hace gala el tandilense en algunas fases de sus partidos le hace presentarse como un jugador apático, una especie de elefante yendo a un cementerio. Así actuó en el primer set, donde se mostró despistado, falto de intensidad y sin ningún esquema en su juego. Fue una marioneta en manos de un Zverev repleto de confianza y que se sentía superior. Ahí es donde comenzó a fraguarse la remontada.
Juan Martín elevó sus prestaciones y comenzó a construir su remontada desde los cimientos, es decir, subiendo su porcentaje de primeros servicios. Adquirió confianza, incrementó su velocidad de piernas y tiró más duro con su drive. En el segundo set pasó de ser dominado a erigirse dominador del partido, sin que el alemán encontrara la manera de revertir la situación. Mantuvo el pulso gracias a su saque Alexander, pero vio cómo la lógica se imponía en el tiebreak y Del Potro forzaba la manga definitiva.
Siguió creciendo el nivel de juego del argentino, totalmente desatado y con gran capacidad para leer el partido. Utilizó con inteligencia el revés cortado y martirizó con su saque a Zverev. Entre el segundo y tercer set, el alemán tan solo ganó siete puntos al resto. Cifra escalofriante que pone a las claras la impotencia de un Zverev que pagó con su raqueta la frustración. Cerró el partido Del Potro con la sensación de sentirse inexpugnable, atacando con precisión y rememorando sus mejores tiempos.
Las sensaciones transmitidas por el argentino le convierten a candidato a todo, no ya en el Masters 1000 Shanghai, sino también en la carrera hacia Londres. Parte con gran desventaja pero si enlaza varias semanas jugando a este nivel será muy difícil pararle. Juan Martín Del Potro ha sido capaz de maniatar a Alexander Zverev, número 3 del mundo, y presenta sus credenciales a la gloria con un tenis mayúsculo. Su siguiente rival será Isner o Troicki.
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