“¿Boletos de 800 dólares?…”



“¿Boletos de 800 dólares?…”
Escrito por el Gordo Cebollas.

Ayer llegué a las oficinas de Red Deportiva Central, y me sorprendió que ahora son dos pisos en un hermoso edificio en Los Angeles, con muchos jovencitos trabajando en sus computadoras nuevas.
-¡Oye Lupe, como está creciendo el negocio!- le dije yo a la secretaria.
-Es que ya llegamos a los tres millones de subscripciones y ahora los patrocinadores  hacen fila para ver al jefe…
-Que bueno saberlo para pedirle un aumento de salario- dije yo, medio en broma.

Lupe puso cara de estreñimiento y me miró con rabia.
-¡No lo vayas a poner de malas!… hoy es mi cumpleaños.
-¡Felicidades!- le dije.
-¿Qué quieres?
-Ver al jefe…
-¿Para qué?
-Para que me de la asignación de la semana…
-Para que, si igual escribes lo que quieres…
-Bueno si, pero ya que estoy aquí, le quiero pedir aumento de sueldo…
-¡Lo vas a poner de malas!… ¿No puedes esperar a mañana?

Pensé que no quería ponerme a la Lupe en contra por arruinarle su cumpleaños, y si podía esperar un día más…
-Ok, regreso mañana…
-Gracias Gordito… mira te regalo estos boletos para el juego de México- Jamaica. Me los mandaron por mi cumple. Son cuatro boletos, cuatro salchichas y cuatro cocas, Además un estacionamiento… ¡Vete a divertir un rato!…
-Oye Lupe no tienes porque dármelos…
-Yo no pensaba ir, y además no hay mejor aficionado que tú... 

Se paró de su silla me dio un beso y me acompañó hasta los elevadores, como para que no me regresara.

No debí aceptar los boletos, ahora les explico porque…

Cuando llegué a casa para cambiarme y ponerme la verde, la Ruperta vio los boletos.
-¿Vamos a ir al fútbol está noche?
-¡Pero si a ti no te gusta el fútbol!
-No me gusta, pero quiero ver al papasito de Rafa Márquez… ¿Cuántos boletos tienes? –me los arrancó de las manos- ¿Cuatro? ¿Va a querer ir tú? Bueno… si, para que nos manejes –se respondió sola- Dame un segundo y organizo todo.
Y se salió a la yarda con el celular.

Yo había pensado en ir al fútbol con el Zapatos y mis cuates, ahora Ruperta y sus amigas habían decidido darme el trabajo de chofer designado… 
En fin, invitó a la Margot (Margarita) y a Sue (Susana), ya ven que les da por ponerse nombres en inglés, a la Ruperta le llaman… Ruperta.

Todo el méndigo camino con los freeways atorados y ellas hablando de la novela de Univisión, de que si Colunga algún día se iba a casar; de los enredos de la familia de Joan Sebastian, y luego repasaron a los Rivera (que son como los Kardashian de los nacos). 

Estaba a punto de bajarme del coche pero vi el estadio y me calme un poco.

Cuando entrabamos al estadio la Ruperta, que no se le escapa nada vio los boletos de los hotdogs y las cocas, extendió la mano y se me quedó mirando. 

Se los di sin rechistar y se encaminó hacia el puesto de hotchos (así les dicen a los perros calientes en mi barrio). Las amigas pasaron a mi lado, mirándome de reojo con desprecio. Pero estoy seguro que detrás de esas miradas solo hay el deseo salvaje de darme un arrimón. Así son las viejas de envidiosas entre ellas.

La verdad en el estadio los tacos son pinches, los petzelts un asco, la única opción son los nachos, pero la línea estaba muy larga.

Me compre una chela y me fui a sentar a mi lugar.

Al poco rato llevaron las gordas, con salchichas, nachos, palomitas, cacahuates, parecía que venían a acampar por tres días en el estadio. Y empezó la tragadera mientras veían a los jugadores durante el calentamiento.

-¡Ya vio comadre!… que piernas tiene el Memo…
-Te conformas con poco, mira al negrito. A ese no le falta nada…
-Miren –gritó la Ruperta- Allí está Rafa…
-¡Rafa!!!!! –gritaron las tres como si fuesen grupis adolescentes.
-¡Qué pompas! ¡Qué piernas! ¡Qué hombre! –suspiraba la Ruperta como si yo no estuviera sentado a su lado.
-¡Yo al número 13 de Jamaica si le daba chance! –dijo la Margot…
-Nos vamos de fin de semana… tú te llevas al 13, yo al negrito y la Ruperta al Rafa.

Yo no quise preguntar para qué iba yo, porque seguro me tocaba ir de chofer.

-¿Por qué corren tanto?… se van a cansar antes de que empiece el juego.
-Se llama calentamiento –les aclaré.
-Si yo ya lo siento… -dijo la Margot.
-¡No sea cochina comadre!…
-Fue un chascarrillo… -las tres reían a carcajadas…
-¡Golosa! –le dijo la Ruperta con cara de pícara.

Las tres seguían hablando tonterías, riendo y pataleaban tratando de llamar la atención de los jugadores. Yo no sabía si estaba encabronado o avergonzado, el colmo fue cuando las sacaron en la pantalla gigante y las tres hicieron corazones con sus manos, mientras gritaban el nombre de Rafa. 

Decidí irme por otra cerveza y no regresé todo el partido.

La Ruperta armó tanto desmadre en la tribuna, que fue nombrada la aficionada del juego y la hicieron bajar al campo después del juego a tomarse fotos con los jugadores. Por supuesto bajaron detrás de ellas las amigas, que para ese momento estaban bastante jarras, metiéndole mano al  número trece de Jamaica y a Rafa, para ver si todo estaba en su lugar.

Tengo un recuerdo de esa noche vergonzosa, en la sala de mi casa, la foto de Ruperta dándole un beso a Rafa, que tiene cara de asco y está tratando de evitar los bigotes de la gorda de mi mujer…

Hablando del juego, los más de ochenta y dos mil mexicanos asistentes y treinta jamaiquinos que estaban en el estadio, consumieron una cifra récord de cerveza en el Rose Bowl. El juego sólo fue un buen pretexto para festejar los goles del Chicharo y de Oribe Peralta, en un juego vistoso que ganó México dos-cero.

Tres horas antes del juego Venezuela dio la sorpresa ganándole al Uruguay uno-cero y con el resultado del juego de México, los charrúas se quedan fuera del torneo.

Finalmente quiero quejarme porque cada vez hay más reventa en los juegos de México, pedían hasta 800 dólares por un boleto, ¿De dónde sacan tanto boletos los revendedores? ¿Es ésta una muestra de que no ha cambiado en nada la corrupción de la FIFA? ¿Quién se queda con todo el cash del pago de los estacionamientos, a 40 dólares por coche? ¿Por qué siguen vendiendo cerveza después de haber acabado el juego? 

Lo cierto hay algunos que no siguen las reglas, lavan dinero y no pagan impuestos, además algunas autoridades que se los permiten… De otra manera no se lo explica uno.

Muchas preguntas que esperan respuestas…

GC

PD: Ya no quiero hablar de soccer. Mañana por la noche vamos al juego del hijo del Ingeniero Cacho. Todo está listo, el iglú lleno de chelas y el Zapatos ya imprimió los boletos para las apuestas en las tribunas. Además como sorpresa el Zapatos invitó a las bailarinas del Table para que vengan a animar a los padres de familia, y de paso repartan volantes de antro, con la promesa que el diez por ciento de la recaudado el viernes, será para comprar uniformes para el equipo de los Angels, porque los pobres escuincles siguen jugando con camisetas que les quedan chicas… 

Una buena causa.


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