La Columna del aficionado - Sospechoso de asesinato…




“Sospechoso de asesinato…”
Escrito por el Gordo Cebollas

El Zapatos Blancos me dejó de hablar.

Le dejé recados durante toda la semana, y pasé varias veces a ver si lo encontraba desayunando en el restaurant “El Milagro”, luego lo busqué en la cantina de Dona Flor, y hasta llamé al antro que suele frecuentar en Tijuana. Allí me contestaron que todas las chicas estaban con el pendiente, de que no se había aparecido en varios días. 

Eso me preocupó y se prendieron las alarmas en mi cabeza. 

Finalmente hablé con su Mamá, allí fue donde me enteré que está enojado conmigo, porque dice que le estoy dando mala fama, por lo que escribo acerca de él.

¿Yo, mala fama? ¿Está loco?…Si cuando lo conocí, los más conocidos en el barrio eran él y el chupacabras… 
¡Háganme el cabrón favor!…

Cuando conocí al Zapatos me cayó mal, era un tipo sangrón que se creía el más listo de todos. Ahora sigue igual pero es mi cuate, y además le estoy muy agradecido porque gracias a él obtuve mis tres últimos trabajos: primero me consiguió un trabajo de limpieza en Fox Deportes, donde me explicó que todos empezaban trapeando los pasillos, y terminaban narrando juegos de la Liga Premier. 

En ese trabajo duré medio día, porque un hondureño se ofendió porque entró al baño mientras lo estaba limpiando, y no le gustó la música que estaba  escuchando. El muy naco me reclamó en inglés y yo se la rayé en maya, y me entendió.

El otro trabajo que me consiguió fue en el Supermercado Vallarta, allí el Zapatos es muy popular con las cajeras, y gracias a sus contactos se enteró que estaban buscando un experto en frutas y verduras.
-Gordo tu mero mole, el andar acomodando melones y bananas- me dijo.
Allí llevo más de un año y no me quejo…

El tercer trabajo que me consiguió fue de su secretario personal, pero ese jale era de freelance, o sea temporal y sólo cuando me necesitara. 

A ese le renuncié hace unos días porque me traía muchos problemas con la Ruperta, nomás por que no le gusta que llegue pedo, y en esas juntas de negocios todo se negocia en las cantinas.

Precisamente anoche trabajé con el Zapatos y hoy por la mañana que me desperté en el sillón de la sala. Abrí los ojos, y allí estaba parada la Ruperta con los brazos cruzados y con cara de ultimátum:
-Tienes que elegir entre el Zapatos y yo- me dijo muy seria.

Y luego se encabronó, porque me quedé pensando. 

Pero era una decisión que no podía tomar a la ligera. 
-Pero… el Zapatos necesita mis consejos…- le dije.
-Es una mala influencia para ti –insistió.

Por fin le explique la situación a mi cuate para no vernos unos días, mientras todo se calmaba un poco, y entendió porque su mujer también lo quería correr de la casa y le dio a elegir entre ella y yo… ¡háganme el favor!…

¿Por qué hacen eso las viejas? ¿Por qué no saben convivir en paz con nuestros cuates ? Nos tratan de separar de nuestros amigos, pero si necesitan algo, o si necesitamos que nos echen una mano…, ¿A quién creen que le piden ayuda?

No pasó ni una hora de su regaño y entró a la sala como si nada hubiese pasado.
-Llama al inútil del Zapatos para que te ayude a arreglar el techo antes que llegue la temporada de lluvias….
Yo obediente me fui a buscar al Zapatos.

Regresé tres días después y encontré a mi vieja enchilada…
-¿Dónde te habías metido?
-¿No me mandaste por el Zapatos?
-Pos si, pero ya pasaron tres días…
-Pos fui a Tijuana a recogerlo y ya vez que es de corrida larga, tuve que esperar hasta que se le acabara el dinero… Allí lo traigo dormido en el coche, prepárate unas enchiladas picantes, pa agarrar fuerzas y poder subirnos al techo.
-¡Qué las enchiladas te las prepare tu abuela! – y la Ruperta se salió azotando la puerta. Dejándome confundido, porque que yo me acuerde a mi abuela la enterramos el año pasado…

Le prepare de desayunar al Zapatos y lo dejé en el techo, mientras yo iba al Home Depot por los materiales que faltaban. 
No lo hubiera hecho.

Cuando regresé habían coches de policía y ambulancias en la puerta de mi casa, y los bomberos estaban tratando de bajar al Zapatos del techo. 
El Zapatos estaba echado al sol durmiendo la cruda.

Mientras las noticias de Univisión del mediodía, ya habían dado la nota que había un muerto en el techo de una casa en Huntington Park. 

Peor aún el reportero de “Al rojo vivo” de Telemundo no queriendo quedarse atrás en la competencia por la nota, llamó a los vecinos para rezar por el muertito, y las imágenes de la tele salían decenas de mujeres llorando y rezando con velas en las manos, y los bomberos encabronados apagaban las velas mientras esperaban la llegada de los de la morgue. 

Yo llegué y me identifique como el dueño de la casa, fue entonces cuando el jefe de la policía gritó:
-¡Detengan al asesino!

Todos corrían hacia mi, y del susto corrí en dirección contraria, cuando pasé al lado de la casa vi la manguera, y se me ocurrió abrir el agua para alejar a los policías y periodistas que se acercaban amenazantes. 

Luego dirigí la manguera al techo y el jefe de policía gritó:
-¡Está tratando de destruir la evidencia!.
¡Cuál puta evidencia!, estaba tratando de despertar al Zapatos.

Cuando le atine en la jeta, sintió que se ahogaba, movió el cuerpo de forma violenta y rodó por los tejados, hasta que encontró el borde y voló azotando en frente de todos de tal manera que yo me dispuse a entregarme a la policía por el asesinato del Zapatos frente a las cámaras de televisión.

-¡Asesino!  -gritó la vecina al ver que el Zapatos no se movía.
Yo levanté las manos mientras un policía cerró el agua y comenzó a leerme mis derechos o a mentarme la madre, no sé porque yo no entiendo inglés. 
Mientras yo miraba con preocupación al Zapatos que estaba hecho bolita y no se movía.

Me pusieron las esposas y el reportero de Telemundo dando codazos se abrió paso mientras hablaba a cámara: 
-María Celeste acabamos de ser testigos de un horrendo crimen en vivo y en directo desde la Suidad de Los Angeles, y antes que la polecia lo detenga nosotros tenemos la exclusiva (el güey hablaba con faltas de ortografía y didáctica):

-Dígame señor asesino…¿Por qué lo mató? ¿No sabe que eso es pecado? ¿Tiene miedo de irse al infierno? ¿Es usted terrorista?
-¡Ay no mame! -le conteste.

El periodista dio un paso atrás y mientras se persignaba gritó mirando a la cámara:
-¡Está poseído por el demonio!  - haciendo una cruz con el micrófono y la pluma que llevaba en la otra mano. 
-¡Ese lenguaje es del maligno!… -decía sin dejar de actuar para la cámara y comenzó a rezar como si se enfrentara a fuerzas del mal en una película de acción del Santo contra las momias...

-¡Se está moviendo! -gritó una niña.
El Zapatos se puso de pie e ignorando todo el jaleo entró a la casa desapareciendo por unos momentos, ante los aplausos y vivas de los vecinos. 
Al poco rato salió con dos chelas en las manos y preguntó:
-¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto jaleo?

Los curiosos, periodistas y policías se mostraron contrariados al ver que no había crimen que perseguir, y fueron abandonando el frente de la casa, mientras comentaban el guamazo que se había puesto el Zapatos, y cómo de milagro no se había matado.
-Yerba mala nunca muere…-comentó mi vecina antes de cerrar su ventana.

En eso llegó la Ruperta y nos encontró tomando unas cervezas en el porche, miró el techo y vio el hoyo que no se había reparado…
-¡No hay cena hasta que tapen ese hoyo!.

Cuando el Zapatos escuchó eso se le antojo ir de regreso a Tijuana, mientras yo me tuve que subir a arreglar como pude el techo. 

Al día siguiente igual tuve que llamar a un rufero para que arregle el hoyo y me costó setenta dólares, de haber sabido que era tan barato lo hubiese llamado desde el primer día y hubiese evitado salir en todos los noticieros con cara de menso… 
Ya aprendí.

GC

PD: El Zapatos sacó algo bueno de todo esto, alguien lo vio por la tele cayendo desde el techo y azotando como res, y le pareció que poseía un talento natural para trabajar con ellos… Esta semana el Zapatos empieza a trabajar en los Estudios Universal como extra, aventándose de un edificio de cinco pisos en llamas, a ver como sale de esa… 
Yo ya compré mi boleto.


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