“Nos quitaron el fútbol y el sexo”.
Escrita por el Gordo Cebollas.
Cuando me pasé de este lado de la frontera buscando el sueño americano, era porque no existía el sueño mexicano.
Para nosotros los mexicanos jodidos la vida era un eterno sobrevivir a las broncas, pagar la renta y ajustar para el gasto. Al del gas le quedábamos a deber siempre, y si el gachupín de la tienda de la esquina ya no quería dar fiado, nos quedábamos sin comer.
Lo malo era cuando alguien se enfermaba, o algo peor cuando alguien de la familia se moría, ahí si que la cosa se ponía dura, porque muchas veces pasó que no había ni para enterrar el muerto, y ni modo de dejarlo sentado en la mecedora.
Cuando era niño los únicos que tenían televisión eran Don Pancho, el dueño de la cantina “La Aurora” y el alcalde del pueblo el señor Emanuel Rocha, y allí se juntaban los adultos a ver los juegos de fútbol. Todos los demás teníamos radios donde pasaban los juegos, o las noticias, y por las tardes escuchábamos las historias del Monje Loco.
Unos años después mi abuelo decía que el pueblo había tenido una epidemia de “Televisioncitis” y el síntoma más claro era que habían antenas en casi todos los techos: Antenas grandes y brillantes, o pequeñas y raquíticas; y hasta había unas en forma de ganchos de ropa. En muchas casas no había pa comer pero tenían una televisión de blanco y negro, sacada en abonos de “La Moderna”, la tienda propiedad del alcalde. Así todos veíamos las teleseries, el fútbol y a Capulina.
Luego a mi jefe se le ocurrió que teníamos que salir de San Miguel Chucuri y nos íbamos a la Capital en busca de fortuna. Pos nos fue peor.
Vivíamos todos en un cuarto con baño compartido en una vecindad del centro.
La única mejora que tuvimos fue que teníamos una televisión a colores, de trece pulgadas. Y las pocas alegrías que teníamos era ver el fútbol, las peleas de box de los sábados y ver a Chabelo, los domingos por la mañana.
Después de unos años y apenas estaba mejorando un poco la cosa, al méndigo de mi padre se le metió en la cabeza, que había que buscar norte.
Mi madre le dijo que si sabía contar, no contara con ella y para evitar el escándalo en la familia mi padre dijo que los hombres de la casa, o sea él y yo, nos íbamos a los States a buscar un mejor futuro, y luego mandábamos traer a las mujeres: a mi Mamá, la abuela Matilde y mi Hermana Carmela.
Y nos fuimos pal norte.
Pa decirlo suavecito: la vimos negra. Trabajamos como animales y no alcanzaba para nada. Eso si, mandábamos un dinerito cada semana a la familia; y de allá para acá ni las gracias daban.
Cuando escuchábamos de México era sólo porque necesitaban más dinero.
Los únicos ratos felices que recuerdo eran cuando veíamos juegos de fútbol, comiendo una carne asada en la yarda de la casa de Huntington Park.
¿Porqué conté toda esta historia? Pos para que vean que el fútbol siempre fue el motivo de las alegrías y casi la única distracción para mi familia.
De pronto el fin de semana pasado nos quitaron el fútbol. Yo me enoje con la Ruperta porque pensé que se había olvidado de pagar el cable, pero no. Me sacó el recibo de pagado… ¿Y entonces? Llamé a los de la compañía (Uverse ATT), y me dijeron que los de Univisión les habían cortado la señal, que me quejara con ellos. Luego hable a Univisión a un teléfono que me habían dado los cableros. La respuesta fue que la culpa era de los de ATT porque no querían pagarles igual que a los canales gringos…
¡Señores de Univisión o de Uverse de ATT, a mi me vale madres sus problemas! ¡Si yo pago al día, quiero mis partidos de fútbol el fin de semana!.
Y que los de Univisión no se hagan las victimas porque ya nos abrieron otro canal de deportes (UDN) que si queremos verlo lo tenemos que pagar aparte, y viene con todo y comerciales. ¡No tienen ABUELA!
¿No que Univisión ayuda al pueblo? ¿quiere justicia para los inmigrantes? ¿ y nos trae las novelas de Televisa para que no extrañemos tanto?
Pos el que nos quiten la señal no habla bien de ellos, cualquiera fuese el motivo. Nos están privando a millones del único entretenimiento que tenemos después de andar trabajando largas jornadas, y a ellos no les importa.
Arreglen sus problemas sin afectar a los usuarios, y no nos avienten de un lado al otro como si fuésemos mexicanos que no tenemos derechos en este país…
Tache a Univisión…
Tache a Uverse de Att…
Ahora sólo nos queda ver la programación puertorriqueña de Telemundo, y sus transmisiones de los juegos por argentinos que no les gusta el fútbol mexicano… ni modo… las veremos sin volumen.
¡Estoy enojado! Y ya no quiero decir más…
GC
PD: Mi cuate el Zapatos Blancos consultó con el abogado James Franco, y están investigando si procede una demanda de un bonche de mexicanos, que no tenemos sexo porque nuestras viejas están deprimidas por no poder ver sus novelas.
¡Gracias otra ves Univisión!
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