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| Foto: mirror.co.uk |
José Mourinho se ha labrado un prestigio de líder mesiánico en el selecto mercado de las instituciones futbolísticas ricas en crisis de identidad. El primer club que le llamó para encargarle que le devolviera la reputación perdida fue el Real Madrid en 2010. Le sucedió el Chelsea, que le contrató en 2013 con el encargo de reconducir un proyecto que navegaba sin rumbo. Ahora le llama el Manchester United, que viene de completar su temporada menos goleadora (49 tantos) desde el curso 1989-90, ha vuelto a quedarse fuera de la Champions por segunda vez en tres años, y solo puede jactarse del dudoso récord de haber sido el líder de la Premier en número de pases hacia atrás. El vestuario del United acabó al límite del motín después de dos cursos bajo la dirección de Louis van Gaal, destituido este lunes por la tarde.
“¡José Mourinho! ¡José Mourinho!”, coreaban los hinchas de los red devils que salían del Metro y marchaban por la Wembley Way, el sábado pasado, camino de la final de la Copa de la FA. Eran el reflejo del estado de ánimo generalizado en la sociedad más rica del fútbol mundial, la que más aficionados reúne y la más exitosa en Gran Bretaña en las últimas dos décadas.
Ni la victoria (1-2) sobre el Crystal Palace, el primer título en tres años, aplacó el malestar de la hinchada con Van Gaal. Mucho menos se alivió el deseo de la directiva, ansiosa por remover a un mánager culturalmente incomprensible para los futbolistas y los aficionados británicos. El domingo por la mañana, cuando un reportero se encontró en Manchester con el técnico, solo pudo extraerle una confesión de dos palabras. “It’s over”. “Se acabó”. Fue suficiente. Ayer el club anunció oficialmente el despido.
El fichaje de Mourinho por el United culminará el proceso más prolongado de la historia de las negociaciones entre un técnico y un club. Jorge Mendes, el agente de Mourinho, se ha pasado los últimos 15 años urdiendo vínculos con el United para pavimentar el camino. Primero, con Alex Ferguson, el mánager y factótum entre 1986 y 2013; después con Darren Ferguson, agente de jugadores e hijo del mánager; luego con Peter Kenyon, director general hasta 2006; y finalmente con Ed Woodward, el nuevo director general.
Cuentan los colaboradores de Mourinho en Gestifute, la empresa de Mendes, que el técnico no pudo reprimir el llanto el día que descubrió que Ferguson no le había elegido como sucesor, en 2013. Los dirigentes del United nunca estuvieron del todo convencidos del encaje de un hombre tan desaforado en un club de pretensiones tan magníficas. Solo tres años de crisis han hecho posible el acercamiento, y no sin mucha cautela.
Mourinho y el United firmaron un preacuerdo en febrero. Según este documento, el club se aseguraba la lealtad del técnico mientras peinaba el mercado, a cambio de unas cantidades. Si no le firmaba el contrato definitivo antes del 1 de mayo —como así sucedió— le pagaría unos 6,5 millones de euros; si a 1 de junio sigue sin firmarle, deberá abonarle otros 13 millones de euros.
La prensa inglesa anuncia que la presentación es inminente. Será el primer paso en un verano repleto de traspasos y comisiones. Los agentes del mundillo aseguran que se está gestando una serie inaudita de operaciones de compras y ventas. El Guardian publicó que un dirigente del United aseguró que había que “limpiar” el “90% de la plantilla”.
Los equipos dirigidos por Mourinho en las últimas cinco temporadas se gastaron casi 500 millones de euros en fichajes para lograr una Liga, una Copa del Rey, una Premier y una Copa de la Liga. Los títulos son aleatorios. El derroche, en situaciones desesperadas, es inevitable.
Fuente: elpais
