Lo que parecía un trámite se convirtió en un ejercicio de supervivencia. El C.D. Guadalajara resistió 78 minutos con el arco en cero, obligando al Barcelona a sufrir hasta que Andreas Christensen y Marcus Rashford evitaron la prórroga en los minutos finales.
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| Foto: barcelonanewsroom_ |
La Copa del Rey siempre guarda trampas para los gigantes, y anoche el FC Barcelona estuvo a punto de caer en una de ellas. En una noche gélida en el Estadio Pedro Escartín, el vigente campeón tuvo que sudar sangre para vencer 0-2 al Club Deportivo Guadalajara, un equipo de la Primera RFEF que dignificó la competición con un planteamiento defensivo casi perfecto.
Hansi Flick, consciente de la carga de partidos, presentó un once con rotaciones, pero la apuesta casi le sale cara. Durante la primera mitad, el Barcelona fue dueño de la posesión pero esclavo de su propia lentitud. El Guadalajara, ordenado y solidario, no solo cerró los espacios, sino que se atrevió a contragolpear con peligro bajo la batuta de Ramírez y Cañizo, quienes pusieron en aprietos a la zaga culé.
El empate sin goles al descanso encendió las alarmas. El "David" de la historia se estaba creyendo capaz de tumbar a "Goliat", y la grada local rugía con cada despeje como si fuera un gol.
La segunda parte fue un monólogo de ansiedad azulgrana. Flick, viendo que la eliminatoria peligraba, tuvo que mantener a sus pesos pesados en el campo. El reloj avanzaba y el fantasma de la prórroga —o peor, de los penales— empezaba a sobrevolar el Pedro Escartín.
La resistencia alcarreña se quebró finalmente al minuto 78. No fue una jugada de fantasía, sino la fuerza bruta en el juego aéreo lo que desatasó el partido. En un córner cobrado con tensión, Andreas Christensen se elevó por encima de la marca para cabecear el 0-1. El grito de gol del banquillo barcelonista sonó más a desahogo que a celebración.
Con el Guadalajara volcado buscando la épica del empate, aparecieron los espacios. Ya en el minuto 90, Marcus Rashford, quien ha sido la pieza diferencial en este tramo de la temporada, recibió un pase filtrado de Lamine Yamal. El inglés no perdonó: regateó al lateral Dani Vicente y definió cruzado para el 0-2 definitivo.
"Ha sido un partido muy difícil, el césped y el rival nos lo pusieron complicado. En la Copa lo único que importa es pasar", admitió Andreas Christensen al finalizar el encuentro.
El Barcelona avanza a octavos de final, pero se lleva de Guadalajara una advertencia clara: para revalidar el título, tendrá que jugar con mucho más fuego que el mostrado esta noche.
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