Adiós a la magia: el Arsenal elimina al Real Madrid y apaga la mística del Bernabéu

foto @gabimartinelli (X)

 

No hubo noche mágica. Esta vez el Santiago Bernabéu fue testigo de una despedida amarga y sin épica. El Real Madrid cayó 1-2 ante el Arsenal (1-5 global) y quedó eliminado en cuartos de final de la UEFA Champions League, sellando así el fin de una era con Carlo Ancelotti al frente. Los londinenses, por su parte, regresan a unas semifinales del torneo por primera vez desde 2009, con una exhibición táctica y emocional que enterró la esperanza blanca.

Desde el arranque, el Madrid buscó encender la chispa con un tanto de Mbappé al minuto dos, anulado por fuera de juego. Fue apenas un espejismo. El Arsenal respondió de inmediato con intensidad y llegadas claras, incluida una pena máxima que Bukayo Saka erró con un fallido Panenka que Courtois desvió con autoridad. La jugada pareció dar vida a los blancos, pero fue solo resistencia temporal.

El Madrid, lejos de su identidad, se mostró plano y previsible. Un penalti inicialmente señalado sobre Mbappé alimentó por unos minutos el sueño de la remontada, pero el VAR corrigió el error. Sin ideas ni precisión en el último tercio, el equipo se desinfló mientras el Arsenal crecía con solidez y carácter. En la segunda parte, el vendaval inglés fue certero: Saka se redimió con una delicada vaselina para el 0-1 y aunque Vinícius igualó tras un error de Saliba, Martinelli sentenció en el tiempo añadido con una contra letal.

La derrota dejó al Bernabéu en silencio y a un equipo abatido que no supo responder a la exigencia del momento. Ni la mística, ni la historia, ni las individualidades salvaron al vigente campeón. Mbappé, Vinícius y Rodrygo quedaron señalados; Modric y Ceballos, relegados al banquillo; y Ancelotti, sin respuesta táctica ni emocional, pareció cerrar su ciclo europeo en la capital española.

El Arsenal, en cambio, demostró estar hecho para grandes noches. Sólido en defensa, con un centro del campo dominante y un plan de juego bien ejecutado, superó por completo al Real Madrid en la eliminatoria. Mikel Arteta diseñó un equipo sin complejos, con temple y convicción, capaz de controlar el ritmo y apagar el corazón competitivo merengue.

El Madrid se queda con una Liga que se le escapa y una final de Copa del Rey por disputar. Pero la Champions, su hábitat natural, ya no será parte del camino. El verdugo fue un Arsenal maduro y efectivo, que se alista ahora para medirse al PSG en busca de la gloria europea. Mientras tanto, en el Bernabéu solo queda el eco de lo que alguna vez fue una certeza: que allí, las noches mágicas eran rutina.