Me costó mucho trabajo levantarme.
Tomé una ducha y mientras me vestía traté de hacer memoria de las cosas que tengo que hacer hoy: ¡Nada! No tengo nada que hacer… es mi día libre.
Me senté al borde de la cama, tome la guía de turistas de la mesita de noche y comencé a hojearla… Museos, galerías, parques, sitios históricos, teatros… la verdad no sé que quiero. ¿De qué tengo ganas?
Por fin decidí irme a tomar una baño de vapor, la guía recomendaba la Casa Saduni, en la calle Neglynaya número 14. El coche me dejó frente a un edificio del siglo XIX.
Cuando entré parecía haber retrocedido en el tiempo.
Me dieron unas toallas blancas y un número de locker para dejar mis cosas.
Cuando salí, me estaba esperando un ruso flaco que hablaba algo de español, me indicó pasar a una amplia habitación, donde me acomodaron en una mesa vertical y me comenzaron a dar azotes con ramas secas de abedul.
Luego me explicaron que es lo tradicional, luego al vapor, luego al agua fría, otra vez al vapor y finalmente a una alberca de agua tibia con hiervas…
Me sentí tan relajado que parecía me había fumado un churro…
Salí de allí buscando algo de comer. A dos cuadras me encontré con una tienda de la cadena Kroshka, que venden patatas rellenas de lo que pida el cliente.
Yo pedí una papa con trozos del salmón salado al aceite; y otra con queso de oveja con hiervas, y un té caliente…
Ya con la panza llena, tomé un taxi hacía el Mercado Vernisazh, una ciudadela de madera dos veces más grande que la Merced en México. Donde venden desde ropa y zapatos, hasta animales vivos y recuerdos de Rusia.
Eso si hay que regatear en cada puesto, porque los rusos están más cabrones que los de Tepito. Compras una muñequita Rusa por 300 rublos, y en la esquina, encuentras la misma chingada muñeca por 40 rublos.
Ya de regreso por la tarde, dejé las compras en mi habitación y baje al bar.
Me senté en la barra y ordené una Heineken, mientras escuchaba la plática de unos periodistas españoles (Los pinches gachupines no hablan, gritan los cabrones):
-¿Para qué coño se juega el partido del sábado? – Preguntaba el joven de la barba.
-¿Cómo, para qué? Para ver quien queda en el tercer lugar…-Respondía el viejo.
-Nadie quiere saber eso, los dos son unos perdedores y ya nadie le interesa lo que les suceda, hasta el siguiente mundial…
Pos tiene razón –pensé…
-¡Pero no es lo mismo irte tercero que cuarto! –insistía el viejo.
-Al mundial se viene a ser campeón, los demás quedan en el olvido… Si no dime: ¿Quién fue tercero en el mundial pasado?…
Yo no me acordaba….
-¡Hombre, el Inglaterra-Bélgica va a ser un partidazo!….
-¡Qué va! Los dos equipos están desmotivados, con ganas de regresar a casa, seguro van con muchos suplentes al juego…
-¿Y el honor? –Preguntó el viejo, levantando la voz.
-El honor es algo que se perdió en el tiempo... Ahora la victoria y la pasta es lo que manda en el juego…
Se tomaron el ultimo traguito de cerveza, y salieron del bar discutiendo acerca de los valores, la vida y el fútbol…
Me dejaron pesando en la validez del partido por el tercer lugar y pronto llegue a la conclusión, de que ese juego no sirve para nada.
Sería mejor si sacaran una lista de los mejores jugadores del mundial, y se hiciera un “Juego de las Estrellas” entre Europa con América… Y el que gané se queda con la sede del siguiente mundial. Van a ver si no da raitings…
Yo voy mañana al estadio, y no porque me interese el juego, sino por que ya me está entrando la nostalgia de que se acaba la copa del mundo, y tendremos que esperar otros cuatro años para Qatar.
Hablando de Qatar 2022 ya vieron que va estar un 25% más caro que en Rusia.
Un paquete para tres juegos en la primera ronda, más un hotelucho y vuelo, está rondando los 6,000 dólares el más barato.
Además recorrieron el mundial hasta Noviembre, porque en Julio hace mucho calor. Y lo más jodido es que las autoridades no quieren permitir la venta de alcohol en ninguna parte, y los de la FIFA están negociando, con la presión de los patrocinadores.
Un mundial en medio del desierto, si nada que tomar…
¿A quién chingaos se le ocurre?
El Demoño.
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