Rafael Nadal espera rival en la final de Shanghái tras vencer a Marin Cilic

Foto: SH_RolexMasters twitter

Y van 16. A este paso, a Rafa Nadal se le va a olvidar lo que era perder, pero es que el español no sabe hacer otra cosa que ganar. Su última víctima, un Marin Cilic que pudo haber hecho mucho más daño en las semifinales del Masters 1000 de Shanghai pero que terminó claudicando ante la constancia y la entereza del número 1 del mundo (7-5, 7-6). Fue el clásico partido de favorito contra aspirante en el que el primer parcial siempre resulta definitivo para quien se lo termina llevando. Ese fue el español, no sin antes salvar tres bolas de set en contra. Una losa que el croata no supo quitarse y que envía al de Manacor a décima final de la temporada.

No es que el primer set fuera a ser importante, es que lo que era cada punto. El primer juego, con Marin al servicio, no se cerró hasta cumplirse los diez minutos de reloj. Clavados. El público se frotaba las manos al ver que hoy se iban a divertir y la verdad es que la pauta se mantuvo en los siguientes games. Media hora de partido y apenas 2-2 en el marcador, ya con las primeras situaciones de quiebre y algunos intercambios de película. Era Cilic el que más sufría para defender su territorio, pero se veía fuerte al sacar siempre antes que su rival.

El contexto le hizo colocarse 5-4 arriba con la posibilidad de cerrar aquel capítulo al resto. No había podido hasta el momento hacerle cosquillas a su oponente, pero quién sabe si llegaría ahora la inspiración. La cuestión es que Nadal falló más en ese juego que en todo el set completo y del cielo bajaron tres bolas de set, tres balas que se metieron en la raqueta del balcánico y que acabarían, una tras otra, lejos de la diana. Una oportunidad tan grande o la coges, o te come. Quizá por eso no volveríamos ver a Marin ganar un juego más en este set.

Igual con otro jugador no, pero con Rafa, si la dinámica está de su parte, tengan por seguro que la va a estirar hasta que pueda. Para ejemplo las 15 victorias que lleva de manera consecutiva. El segundo asalto empezó con un Marin repleto de dudas, como si no supiera si luchar o rendirse, perfecto para que el balear volviera a meter la aguja arañando un nuevo break. Todo marchaba a las mil maravillas para el pupilo de Francis Roig con 3-2 y ventaja hasta que, de manera inesperada, el propio Nadal se dejó una puerta abierta por la que Cilic se atrevió a pasar. Más que una puerta era una rendija, pero suficiente como firmar las tablas y seguir en la disputa.

Pero entonces, con 4-4, pasó algo muy raro. Los dos siguientes juegos se ganarían al resto con muchas dudas del hombre que servía. Los nervios del noveno y el décimo juego, nada nuevo bajo este sol. Sin embargo, del 5-5 al 6-6 navegarían en barcos completamente diferentes, con una comodidad portentosa para sacar adelante sus saques. Curioso contraste que nos iba a regalar un tiebreak donde el español partía como favorito. Demasiada tensión en contra de Cilic, demasiada dinámica a favor de Nadal. Decimosexto triunfo consecutivo y décima final del calendario. Mañana, Federer o Del Potro para poner la guinda.


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