Real Madrid vence el en partido más fácil del año

Foto: Real Madrid twitter
En los primeros segundos de partido se vio que las internadas de Lucas tenían un efecto casi violento sobre una defensa que se estremecía. En el minuto 2 ya marcó el primero el Madrid con jugada suya para James. En el 10 llegó el segundo, el décimo de James este año, con centro hermoso de Coentrao.

Tony Adams decidió entonces que se había equivocado y retiró a Male por Uche en el... minuto 17.

Cuando el Madrid se iba relajando apareció Morata, que marcó otros dos goles de carrerilla. Primero tras jugada de Danilo, en un gol tan limpio que pareció de entrenamiento; después tras una contra de Asensio y tras rodear con su recorte la cintura de Hongla como un sastre.

El 0-4 indignó al público local, que comenzó a gritar «Jugadores mercenarios» con un sentido un poco desfigurado de lo que debe ser un mercenario. ¿No sería más bien «jugadores mercedarios»?

El partido estaba para firmar tablas y dejarlo ahí, aunque los jugadores del Madrid tenían el día para mejorar los números. Como si un hacker ruso (el hacker ruso que todo lo puede) les hubiera abierto los registros estadísticos de su ficha personal durante un rato.

Lucas pudo marcar otros dos antes del descanso. ¿Qué les diría Tony Adams a sus jugadores en el vestuario, en el caso optimista de que exista algún tipo de comunicación no meramente mímica entre ellos?

La segunda parte fue lo mismo, pero a alguna marcha menos. El ritmo era cada vez más lento, como de canción del último disco de Julio Iglesias. No había faltas, no eran necesarias las tarjetas. Ni árbitro hacía falta. Parecía haberse firmado un un pacto de «goles por tobillos». Era el momento de dar descanso al Madrid B con el Madrid C, pero ya no hay más y salió Benzema por Asensio, que no tuvo su noche más brillante. Le pasa como a Casemiro, que juega mejor cuanto más serio es el partido. Benzema aportó su clase y cierta estilosa gafancia. Danilo falló otro gol imposible, Ramos otro, luego Morata... Preciosos ataques de fogueo. El partido no tenía ya sentido, y se notaba en que el griterío era insoportable y desorganizado, que es lo que pasa cuando el partido no es serio.

Para darle una última razón de ser entró Isco, casi a petición de un público que al menos pudo disfrutar de su caminar. Isco, respetuoso con el armisticio, no hizo ni media ruleta.

El último cambio fue para Mariano, un poco tarde ya. Se juntaron en el campo Morata, Benzema y él. ¿Un experimento de Zidane? Después de hacer coincidir a los dos pivotes defensivos colocaba juntos a los tres nueves. La noche daba para extravagancias.

El Granada luchó por marcar su gol en esos minutos. Llegó con ilusión en alguna ocasión de Adrián Campos y Angban, pero no había manera.

El Madrid hizo bien en no forzar la máquina ni en buscar más goles. Había disfrutado el partido más fácil del año en el momento de mayor exigencia. 

Fuente: ABC

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