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foto AP Foto/Frank Franklin II |
Boston recibió el golpe más duro posible. La superestrella de los Celtics, Jayson Tatum, sufrió la rotura del tendón de Aquiles derecho durante el Juego 4 ante los Knicks, una lesión que no solo lo marginará del resto de los playoffs, sino que también lo dejaría fuera durante toda la temporada 2025-2026.
La escena fue tan impactante como reveladora: Tatum cayó sin contacto alguno cuando restaban menos de tres minutos en el último cuarto. Se quedó tendido en el suelo con un gesto de dolor desgarrador, fue retirado de la cancha en silla de ruedas y las alarmas no tardaron en sonar en todo Boston.
Este martes, el club confirmó que el jugador ya fue sometido a una cirugía “exitosa” y aunque no hay un plazo definido para su regreso, se espera una recuperación total. La gravedad del diagnóstico se compara con la lesión que sufrió Kevin Durant en las Finales de 2019, quien tardó más de un año en volver.
Tatum, de 27 años, estaba firmando una actuación brillante con 42 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 4 robos en el Madison Square Garden, su mejor partido de estos playoffs. Su caída no solo marcó un punto de inflexión en el juego, también sacudió el rumbo del proyecto más ambicioso de la franquicia.
Para los Celtics, las implicaciones son enormes. En lo inmediato, el equipo está contra las cuerdas: los Knicks lideran la serie 3-1 y, aunque el Juego 5 se jugará en el TD Garden, la ausencia de su principal figura convierte la remontada en una empresa épica. En la historia de la NBA, solo 13 equipos han logrado revertir un déficit de 3-1 en 293 intentos.
Pero las consecuencias van más allá de esta postemporada. El futuro de los Celtics se torna incierto en varios frentes. El equipo ya estaba comprometido financieramente, con una nómina que supera los 225 millones de dólares para la próxima campaña y una carga fiscal proyectada que podría elevar el gasto total a más de 500 millones, una cifra sin precedentes en la historia de la liga.
Tatum acaba de firmar una extensión de cinco años y 314 millones de dólares, mientras que Jaylen Brown, su ladero, está en el primero de un contrato de 304 millones. A eso se suma que Kristaps Porzingis y Jrue Holiday también figuran con salarios elevados: el letón cobrará 30 millones en su último año, y al base se le adeudan 104 millones por las próximas tres temporadas. En este contexto, la gerencia podría verse obligada a tomar decisiones drásticas en verano.
Hasta hace unos días, Tatum parecía indestructible. No solo lideraba a los Celtics en puntos (28.1), rebotes (11.5) y asistencias (5.4) durante los playoffs, sino que había disputado más partidos (706) desde su debut en 2017 que cualquier otro jugador en la NBA. Su durabilidad era una de sus fortalezas, hasta que la fortuna cambió en un segundo.
Los Celtics, actuales campeones, enfrentan ahora la posibilidad real de quedar eliminados sin su líder, en una serie que parecía el primer paso hacia el ansiado bicampeonato. Además, lidiarán con este desafío sin contar al 100% con Jaylen Brown, quien arrastra molestias en la rodilla, ni con Porzingis, aún afectado por una enfermedad que lo sacó de ritmo en la recta final de la temporada regular.
Pese al panorama adverso, el equipo intenta sostener el espíritu. “Tenemos suficiente en este vestuario. Creo en mis muchachos”, aseguró Brown. El técnico Joe Mazzulla, en tanto, expresó el sentir colectivo: “Es duro ver salir así a un tipo como Tatum”.
La lesión de Tatum no solo representa la posible eliminación en la actual postemporada. Marca también un punto de quiebre para la planificación futura de una franquicia que apostó todo por esta generación de jugadores. Los Celtics entran ahora en un periodo de transición forzada, con decisiones financieras y deportivas de enorme calado por delante.
El miércoles, en Boston, el TD Garden volverá a encenderse. La serie sigue viva, al menos desde lo deportivo. Pero emocionalmente, el golpe ya se siente como definitivo.
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