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Foto: rolandgarros twitter |
Novak Djokovic y Jaume Munar se enfrentaron en la pista central de Roland Garros para dirimir lo que posteriormente fue un atractivo partido, decidido en favor del serbio por 7-6 6-4 y 6-4. El exnúmero 1 del mundo recurrió a varias virtudes de su repertorio, entre ellas la experiencia, la mano y la concentración para, activándolas por separado y en diferentes tramos, sacar adelante su compromiso ante el joven talento español. Novak compartió dominio con igualdad para sumar en cada circunstancia.
Una de las lecturas que se pueden sacar del actual momento de Djokovic es que debe ajustar su agresividad con la consistencia requerida. A mayor riesgo y mayores 'manotazos', más posibilidad de fallar, una ecuación que los mejores tenistas del mundo logran reducir con frecuencia partido tras partido. Ante un jugador como Munar, con capacidad para poner pelotas en pista y crear contragolpes interesantes gracias a su revés paralelo, el serbio entendió, o tuvo que lidiar con ello, cómo sería el choque.
Haciendo la goma entre el ganador y el no forzado, Djokovic discurrió por el partido en mitad de una batalla igualada principalmente en los dos primeros sets. Y el primero sirvió como momento de inflexión. Djokovic dominaba con 5-3 pero cuando sacaba para cerrar perdió su servicio y tuvo que reiniciarlo todo para clausurar en un tie break que, ahí sí, sólo tuvo un dueño. A nivel rítmico y táctico, Djokovic fue de menos a más en su implicación. Se vio por momentos al serbio tirando de calidad técnica para solventar puntos pero no tanto para trabajarlos a largo plazo, lo que le costó poder recuperar algunos intercambio bien acelerados por el mallorquín.
En un ritmo elevado de juego, Djokovic encontró inspiración en los ángulos cortos, sobre todo con su derecha invertida. Nole siempre se ha caracterizado por jugar con la pista muy abierta y dominar con su revés para quitarle tiempo a su rival cuando abría con el paralelo, pero pudo verse más suelto a Nole cuando, con pelota algo más corta, podía perfilarse para generar ángulos cortos con su drive. Y cuando Nole se preocupó por proponer retos ténicos y búsqueda de ángulos y líneas, la exigencia se multiplicó para el jugador español.
La segunda manga sí que tuvo tramos muy buenos de tenis. Munar, a pesar de caer en la muerte súbita de la primera manga, continuaba con una predisposición muy buena, y subió el nivel de intensidad. Probó más cosas cuando estaba con los pies en parado y no preparó tanto la posición del tiro posterior; se fue directo a por la pelota y encontró una buena respuesta ante el reto que de por sí significaba un súperclase como Djokovic. No obstante, para ese momento, Nole, con el primer set bajo el brazo, no bajó la guardia, construyendo con solidez un buen juego de fondo.
En el tercero sí que hubo más diferencia, principalmente por un tema de cansancio físico y mental. Munar falló mucho más de la cuenta, y Djokovic logró afianzar un buen porcentaje de primeros con los que asegurar sus turnos al servicio, suponiendo un buen final para el serbio, que prosigue con su evolución. Cogió ritmo, tuvo que ajustar cosas para enderezar el rumbo y cerró el encuentro en tres mangas. Para Munar, una oportunidad fantástica para calibrar su juego. Un Roland Garros muy positivo para él.
Fuente: Punto de break
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