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Foto: Wimbledon twitter |
Pocas veces se ha visto una superioridad como la que hemos visto hoy en una final de Grand Slam. Sin alardes, sin artificios y haciéndolo fácil, demasiado fácil. Novak Djokovic parece que ha vuelto para quedarse y volver a ese tenis que le hizo estar en la cima de este deporte. Tras el excelso duelo ante Nadal en las semifinales de ayer, la expectación para el torneo bajó considerablemente; Kevin Anderson no es un jugador especialmente carismático, y dejó claro que no hay previsión de su eclosión inmediata por lo menos a corto plazo, y tendrá que esperar a una tercera ocasión para poder estrenarse en los Grand Slams.
La superioridad del serbio en este torneo puede llegar a generar hastío en rivales, prensa y aficionados, pero es preciso poner en relieve de lo que ha sido capaz de hacer Djokovic en este Wimbledon. Parece fácil lo que ha hecho, pero no lo es en absoluto. Se deshizo de jugadores de la talla de Kyle Edmund, Kei Nishikori o Rafael Nadal, y jugando en todos ellos a un nivel de tenis soberbio que se asemeja mucho al Nole visto hace tres años.
Sonrojante nivel el ofrecido por Kevin Anderson en los dos primeros sets, que ha llevado a cabo una auténtica ofensa al público asistente a la pista central del All England Club. Quien haya pagado la entrada y se haya encontrado con la apatía del bueno de Kevin, no estará nada satisfecho. El consolidado jugador sudafricano pone de manifiesto que nunca llegará al nivel de los mejores, y que si alcanza la élite será cuando el big three se retire, pero a sus 32 años parece que ese momento nunca llegará. En el tercer set si apareció una buena versión del de Johannesburgo, pero no pudo sacar nada positivo ¿A qué será posible este bajón? Puede ser el cansancio físico de sus dos larguísimos partidos ante Federer e Isner. Otros muchos habla de arrugarse en los momentos importantes, como ocurriese hace menos de un año en la gran final del US Open ante Rafael Nadal. Opinen vosotros mismos.
No sacó bien, no se movió con intensidad, jugó sin un esquema y se vino abajo a las primeras de cambio. Anderson no estuvo dispuesto a luchar, y faltó el respeto a todos los amantes del tenis. Djokovic lo aprovechó, y con una facilidad pasmosa cerró el partido por la vía rápida. Kevin no tuvo apenas opciones de romper el servicio de su rival, y su pasividad al resto fue memorable. Monólogo del de Belgrado, al que no le costó nada romper el servicio de Kevin. Presionó con solvencia e infundió miedo en cuanto metió varias seguidas. No se andó con remilgos y culminó el trabajo que para muchos estaba prácticamente hecho, y es que Djokovic era el gran favorito para la final de hoy.
6-2, 6-2 y 7-6 (3) en dos hora y 18 minutos de juego fue el resultado final de un partido que significó el decimotercer título de Grand Slam de Novak Djokovic, que nuevamente se vuelve a acercar a los números de Roger Federer y Rafael Nadal.
Fuente: Punto de break
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