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Foto: Wimbledon twitter |
Llegó la hierba, la superficie que el intermitente y dubitativo Grigor Dimitrov estaba esperando para reconducir su temporada, pero no será así. Un rival dormido por las circunstancias pero con hambre de recuperar un estatus cedido, el suizo Stan Wawrinka, lo tiró a la lona en la superficie que menos rendimiento le saca a su juego. En una tarde en la que la Pista Central se volcó con el de Lausana, y tras perder el primer parcial por 6-1, Stan Wawrinka sumó una victoria muy importante (1-6 7-6 7-6 6-4) en su progreso físico y anímico para volver, en Wimbledon, al lugar que le pertenece.
La victoria tuvo que ver con el aspecto mental, teniendo en cuenta que el tenista búlgaro tiene problemas para rendir bajo presión y llegaba a este punto de la temporada con la necesidad de corregir desde ya una mitad de año muy negativa. Enfrente, un Wawrinka que entiende Wimbledon sin excesiva presión, con la mente tranquila por progresar sin prisas y entendiendo este Grand Slam como una oportunidad para sumar nada más que cosas positivas. Si se añade al cóctel que jugar en un pista grande y ante un rival del top-10 significa para Stan un reto que le estimula más que le hace temblar, la sorpresa no es tanta.
Lo cierto es que Dimitrov arrancó como un auténtico tiro. El de Haskovo se apoyó en una efectividad extraordinaria con el servicio para sumar casi un 75% de primeros servicios, y eso le ayudó a dañar mucho la movilidad de Wawrinka, el gran debe del helvético, por partida doble: en estos momentos su ritmo competitivo y físico no está al 100% y sus apoyos y sus caderas no son las más indicadas para flexionar y salir sobre césped, tampoco sus palancas, necesitadas de largo de pista para implorar y dominar.
Ese fue el contexto que se fue construyendo en el primer parcial. la derecha invertida plana y deslizante de Grigor fue percutiendo en la zona del revés de Stan, quien respondía con tímidos efectos cortados defensivos. Decidida la segunda manga, el partido pasó a otro plano cuando los servicios se igualaron. Ahí estaba el partido con el que Wawrinka podía entrar en una lucha mental por amenazar la irregular mentalidad de su oponente. Wawrinka subió su determinación con el saque y Dimitrov, por delante en el marcador, comenzó a sentir responsabilidad, cayendo hasta un 53% de primeros saques. Llegados a la muerte súbita, la mentalidad de uno y otro se adueño del partido. En las alturas, bajo presión, Wawrinka supo encontrarle la vuelta al relato. Un revés paralelo espectacular de Stan, vibrante y mágico, igualó el choque.
Una vez empatado el choque, Stan dio un paso al frente y la grada se decantó, lo que puso a Dimitrov contra todos los elementos. Y lejos de rebelarse, Grigor perdió iniciativa y cedió protagonismo. Los intercambios cogían claro color suizo, quien no estaba brillando pero si compitiendo de manera fiable. Un nuevo tie break iba a ser el preámbulo de una victoria muy relacionada con el contexto anímico expuesto en el primer párrafo. No solo Stan se hizo con la tercera manga, sino con el devenir y el transcurrir de lo que estaba por venir.
Wawrinka entró de lleno en el encuentro, y obligó a Dimitrov a hacer muchas más cosas. Allí donde las muñecas se agarrotan y las dudas aparecen. El break no llegaba y con 5-4 y con el turno de servicio siempre necesitado de igualar, Dimitrov se quedó parado. Cometió errores que desgraciadamente le pertenecen y Wawrina alzó los brazos con todo el público a su favor. La primera gran victoria en su posible resurrección.
Fuente: Punto de break
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