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Foto: ATPWorldTour twitter |
Tenemos que hablar de Andy. El jugador británico tiene un juego que se amolda perfectamente a la hierba, ostenta una gran capacidad de contraataque y se afana cada año en mejorar a pesar de que las cosas no vayan como él mismo quisiera. Como quien espanta una mosca que ronda en una apacible noche de julio, como quien solventa un molesto y sencillo trámite burocrático cuando desearía estar divirtiéndose con sus amigos. Con esa suficiencia mayúscula solventó Andy Murray su compromiso ante Stan Wawrinka en la primera ronda del torneo de Eastbourne por un inapelable 6-1 y 6-4 en una hora y 18 minutos de juego.
Así pues, cada año es un reto para el de Dunblane, y su rendimiento depende en gran medida de las sensaciones adquiridas durante los torneos previos. El pasado año antes de viajar a Wimbledon, el jugador británico cayó en primera ronda de Queen's ante Jordan Thompson y este año el ex número uno del mundo le apeteció cambiar, y además de jugar en Queen's, decidió aceptar una wildcard para jugar en Eastbourne, para llegar algo más rodado para la gran cita de Wimbledon. Hoy Andy se presentaba en este torneo con la exigencia de conseguir una victoria, tras la decepción que tuvo hace una semana ante Nick Kyrgios. Hoy al fin lo ha conseguido a fuerza de sufrir, y ante un Wawrinka que estuvo lejos de su mejor nivel.
No es tanta la diferencia entre ambos jugadores, ni siquiera sobre esta superficie. Tanto Murray como Wawrinka han sufrido muchísimo a causa de las lesiones, algo que les ha llevado a salir fuera del top 100 tras muchos años en la élite. Hoy se demostró que Stan no parece haberse recuperado física ni mentalmente de estar muchos meses fuera y lo pagó muy caro. Impreciso, lento de piernas y falto de intensidad. Wawrinka no encontró ni siquiera en su saque, un argumento para mantenerse en la pomada e ir entrando en calor. Desde los primeros compases del encuentro, se apreció que no era su día. No veía huecos ante un Murray muy concentrado, y esto provocaba que el helvético se precipitara constantemente con numerosos errores no forzados.
El escocés olió sangre y fue ese jugador rocoso pero a la vez ofensivo, que sale a la luz cuando juega con demasiada intensidad e ilusión. Una muralla inexpugnable que no solo repelió las acometidas de Wawrinka, sino que le atacó con mucha fiereza desde el fondo de la pista y desde la red. El suizo pudo hacerse con un solo juego en la primera manga, pero mejoró algo más sus prestaciones en la segunda manga, pero lejos de inquietar el buen hacer de Murray, que en segunda ronda espera a su compatriota y amigo Kyle Edmund.
Fuente: Punto de break
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