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Foto: WTA twitter |
Se avecinaba una prueba de intenso fuego. Sin nunca alcanzar unas sensaciones y con falta de conocimiento al disputar por primera vez los octavos de final en el Mutua Madrid Open, Garbiñe Muguruza saltaba a la pista Manolo Santana para enfrentarse a Daria Kasatkina. Por cuarta vez se veían las caras y sus enfrentamientos previos habían sido frenéticos y con una dulce sinfonía apelando la épica junto al saber superarse en cada momento sobre el terreno de juego. La rusa accedió a los cuartos con un 6-2, 4-6, 6-3 en una lucha infernal.
Primeros compases de conocimiento en horas donde la pista se situaba más pesada, el sol cada vez acechaba menos y la oscuridad arreciaba Madrid. La oportunidad para que la primera brecha se llevara a cabo fue para la tercera jugadora del planeta. La tenista rusa acompañó con dobles faltas pero la española no pudo quebrar. Acto seguido, el servicio de Garbiñe fue totalmente sufrido. Ambas sabían que el break iba a dañar mucho a la oponente pero mejorando su servicio cuando lo necesitaba salvó sus intereses.
El juego de fondo con sus golpes liftados no dejaban que Muguruza pudiera realizar su juego directo ya que le obligaba a dar dos pasos hacia atrás y tenía muy difícil enamorar con sus ofensas. La rusa, hizo mucho daño pudiendo quebrar porque la ganadora de dos Grand Slam perdió la concentración y por lo tanto cerró la manga con un 6-2. Con los puntos largos, la jugadora local se veía inferior sobre la cancha y estaba comprobando que el partido táctico de Daria estaba siendo efectivo. Socorrió a Sam Sumyk para poner un nivel más alto y poder saber cómo se ha visto desde fuera además de intentar poder llevar a cabo las indicaciones de su técnico.
Los consejos hicieron mella en el juego de Garbiñe. Quiso jugar más contra el revés y también optó por participar con mayores ángulos para sacar a Kasatkina de su zona de confort. Aquel instante fue válido al lograr el primer break para ella en todo el partido. Aprovechó la opción para situarse por delante con el público queriendo poner su granito de arena. Aun así, la intensidad ofrecida por la jugadora de 21 años no descendió. Aquel infortunio no dejó ningún resquicio de preocupación en su tenis y continuó su lucha volviendo a acechar a su oponente obteniendo un fluido juego. Su drive cuando se metía en pista era muy sólido y el envite se le ponía de cara disponiendo de un break.
A la hora donde la igualdad regresó, la personalidad de ambas se escenificó. Muguruza, pudo dar más límpia a la bola aunque por momentos la ansiedad hizo que cometiera errores claros. La rusa, por su parte, vivió un amargo momento viendo como la jugadora que iba empujada por el público servía con 5-4, en busca de llevarse el segundo set. Cuando la situación se encaminaba hacia un favorable recorrido, la presión ascendía. La primera opción de set lo desechó estrenando la faceta de doble falta, acto seguido falló un golpe pero forzó la última manga con un último punto trabajado buscando ángulos que finalizó con un revés paralelo.
Los primeros compases del parcial definitivo fueron intercambios con cada una intentando comprender el juego que querían imponer. Sabían los pequeños detalles que cambiaban esta cita y la lucha desde el fondo volvió a ser protagonista. En el segundo turno de servicio para la española los problemas llegaron. Los errores volvieron a acechar el buen hacer que hizo y la rusa marchó al 1-4. Pudo revertir la situación salvando ocho opciones de quiebre en un juego que sobrepasó los 15 minutos. Acto seguido, llegó el quiebre que hizo saltar al público a base de lucha y coraje. Aun así, la igualdad no se llegó a consagrar y la rusa sirvió para llevarse el partido alzando los brazos tras dos horas y 28 minutos a la primera opción que tuvo. En cuartos de final se medirá a la checa Petra Kvtiova.
Fuente: Punto de Break
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