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Foto: wuhanopentennis twitter |
Garbiñe Muguruza mantendrá el número 1 del mundo una semana más pese a no poder celebrarlo como ella quisiera. La española se despidió hace unos minutos del torneo de Wuhan tras caer en los cuartos de final ante Jelena Ostapenko (1-6, 6-3, 6-2) que no se arrugó en ningún momento pese a ser atropellada claramente en la primera manga ante la española. Encuentro de ida y vuelta entre dos grandes pegadoras que terminó llevándose al saco la pupila de Anabel Medina.
Decía Garbiñe después de clasificarse a estos cuartos de final que le esperaba un encuentro difícil pero que lo afrontaba con ganas, que le apetecía un desafío así. Aunque suena a obviedad, éste es el primer paso para empezar a ganar un partido de este calibre, aunque luego lo pierdas. La pista reunía a dos jugadoras tan explosivas y sensitivas que cualquier podía pasar, desde un partido corto, una batalla agónica o un tira y afloja donde los momentos de inspiración fueran la clave. Al final ganó esta última opción, siendo la primera manga un discurso único de la hispano-venezolana.
Puede parecer algo confuso y engañoso, de hecho lo es, ver a Muguruza firmar un 6-1 ante Ostapenko. La realidad, sin embargo, es que la caraqueña se mostró en todo momento más sólida y acertada durante el choque. Hubo varios juegos ajustados, bolas de break rescatadas, pero siempre un desenlace acorde a los intereses de la jugadora de Sam Sumyk. La versión estaba siendo brillante, un modelo muy completo que ya viene mostrando desde el pasado torneo de Wimbledon. Pero esto no aseguraba la victoria, la fortuna cosechada en la primera manga podría no presentarse en la siguiente.
Fue precisamente lo que vimos en la reanudación, con un encuentro que seguía regido por dos fuerzas muy similares pero donde no se dio tanta desigualdad en las ocasiones importantes. El marcador decía que era 3-2 con ventaja para la española, a tres juegos del triunfo, tan cerca y tan lejos que el destino no quiso que la número 1 del mundo sumara un juego más en este parcial. Una visita de Anabel Medina consiguió exprimir toda la seguridad que había perdida Jelena para que la letona empezara a tirar con más brío que nunca. La consigna era clara: “Si tú le pegas como sabes, si la mueves continuamente y si estás fresca de piernas, no hay manera de que pierdas”. Ostapenko saltó crecida y encadenó esos tres games que, pese a que tuvo que salvar bolas de ruptura, terminaron llevando su nombre. Hubo opciones de reengancharse, pero la diosa fortuna quiso que estas dos mujeres se fueran a un tercer set.
El fisio entró a pista para atender, como ya viene siendo habitual, el muslo izquierdo de Muguruza. Había molestias en su cuerpo y las primeras dudas en su cabeza, sobre todo si estudiamos la manera en la que terminó el segundo parcial. Si Ostapenko jugaba a tres tiros y seguía negociando de esa manera con las líneas, ¿qué podía hacer ella? Pues jugar a lo mismo, solo que con un poquito más de calma, disparando cuando la diana estaba libre y aguantando cuando la situación pedía sosiego. Con esas armas empezaba el último asalto con un 2-0 a favor de Garbiñe que, unos minutos después, se convertiría en 2-2. El partido estaba precioso para el espectador y más dramático que nunca para sus protagonistas. Cualquier podía ganar, ahí es donde reside la magia de este circuito.
Por si faltaban ingredientes, l dato marcaba que ambas eran de las mejores tenistas del año cuando se trataba de jugar un set definitivo: 18-7 para Jelena y 16-5 para Garbiñe. Así que, pasara lo que pasara, tendríamos una noticia esperada y otra no tanto. Sumyk bajó a pista pero no se encontró a una Garbiñe ofuscada y con una idea clara: “Esta pelota es muy rápida para mí, a menos hoy”. No le faltaba razón. A los dos juegos consecutivos de Jelena se sumarían otros cuatro más, seis seguidos para completar una enorme remontada ante la número 1 del mundo. Mañana, en semifinales, se medirá a Ashleigh Barty.
Fuente: Punto de Break
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