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Foto: ATPWorldTour twitter |
Gael Monfils dormirá una noche más sin conocer la sensación que te da el superar a Novak Djokovic en un partido profesional. Catorce derrotas en catorce enfrentamientos es el oscuro balance que el parisino arrastra en su rivalidad ante el serbio. Hoy, sobre la hierba de Eastbourne, Gael celebrara por primera vez en su carrera el ver su nombre en una final sobre hierba, lástima para él que al otro lado de la red se encontrara su bestia negra. El de Belgrado demostró que un H2H tan colosal no se da por casualidad y levantó su segundo título de la temporada (6-3, 6-4), el número 68 de su exitosa trayectoria en la élite.
Sí, ya sé que tan solo es un ATP 250, que Novak era el único top15 inscrito en el cuadro y que en su camino al trono solo se ha tenido que enfrentar a Pospisil, Young, Medvedev y Monfils. Como ya habrá mucha gente que se encargue de restarle mérito a la conquista, nosotros nos vamos a dedicarnos a valorarlo como es debido. Lo primero porque era su primer torneo de hierba desde hace un año y eso, por mucho Djokovic que seas, siempre es complicado de gestionar. Lo segundo porque, pese a que no haya tenido los rivales más peligrosos enfrente, se las ha arreglado para ser siempre competitivo, no ceder un solo set e ir de menos a más según avanzaba la semana. Y lo tercero, en lo que al tema mental se refiere, lo difícil que habrá sido ver cómo los Federer, Nadal o Murray entrenaban ya en Wimbledon y él, mientras tanto, todavía tenía deberes pendientes en Eastbourne. Pero ninguno de estos aspectos ha sido capaz de frenar al balcánico.
Lo tenía todo en su contra este sábado Monfils, así que mejor morir con las botas puestas. Esto es lo que pudimos extraer de la estrategia del francés viendo lo que sucedió en la primera manga. Es cierto que su Novak se mostraba mucho más sólido, que empezó el partido ya con break a su favor y que luego sumaria un segundo para cerrar con 6-3, pero fue el de París quien más tiró, quién más riesgos tomó y quien puso el verdadero obstáculo en una tarde nublada con especial protagonismo para las gaviotas. Todo esto de poco le sirvió, pero al menos hoy no ser iría con la incógnita en la cabeza de qué hubiera pasado de no haber especulado, algo de lo que había abusado en anteriores citas.
No empezó tan desigual el segundo asalto pero la cabeza de Monfils, pese a que ya no es un junior, sigue mostrando esa gran debilidad cada vez que se acerca los momentos importantes. Para muestra, este segundo set, cuando flojeó al sacar para empatar a cinco, un lance que nunca se llegó a producir. El balance de 6-20 en finales era un dato más que alarmante para darle todavía más favoritismo a Djokovic en la tarde de hoy.
Será el segundo título del año para un Novak Djokovic distinto, alguien que pasa por una etapa de transición. Si nos hubieran dicho que el de Belgrado llegaría a Wimbledon con solo dos coronas y ambas en torneos de ATP 250, nadie lo hubiera creído. Pero es la realidad y el serbio debe aceptarla. Por primera vez le vemos levantar un trofeo en hierba que no sea en Wimbledon y por primera vez le vemos celebrar un trofeo desde la treintena. Su carta de presentación en el tercer Grand Slam del año sigue bañada en un mar de dudas, aunque después de lo visto esta semana, al menos tenemos asegurado una versión competitiva y ambiciosa de Novak. En el All England Club necesitará algo más que eso para ganar.
Fuente: Punto de Break
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