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Foto: Roland Garros twitter |
La tenista letona Jelena Ostapenko, de tan solo 20 años y dos días, venció a la teórica favorita, la rumana Simona Halep, por un marcador final de 4-6 6-4 6-3, y se convirtió este sábado en la nueva reina de París. Halep, cabeza de serie número tres del cuadro femenino, jugó de forma inteligente durante la mayor parte del encuentro, cometiendo muy pocos errores no forzados, luchando cada bola y aguantando las duras embestidas de la letona. Sin embargo, eso no fue suficiente para superar la valentía, potencia y garra de la letona, una de las grandes revelaciones del circuito femenino, que desde el próximo lunes figurará en el puesto número 12 del ranking mundial.
El encuentro, disputado en la Philippe Chatrier bajo un sol de justicia, prometía ser una dura batalla, mental y física, desde el primer punto. Y lo cierto es que no defraudó a sus espectadores. Ambas jugadoras salieron a la pista con ganas de darlo todo y complicarle la vida a su oponente. Los nervios y la igualdad protagonizaron el inicio del encuentro. Jelena, una máquina de hacer puntos ganadores, salió como una apisonadora y rompió el servicio de Simona a base de palos en el primer juego del partido. Sin embargo, la rumana le devolvió la rotura enseguida. A partir de ahí, ambas jugadoras comenzaron a combinar los golpes ganadores con los errores no forzados, los puntos de saque con los breaks, los nervios con la templanza. Con 5-4 en el marcador a favor de Halep, la rumana logró agarrarse como una fiera a la pista y romper el servicio de la impaciente letona, muy irregular al saque y algo fallona, para llevarse el primer set. Y así, sólida al resto y cometiendo tan solo dos errores no forzados en toda la manga, Halep se metía medio partido en el bolsillo y acariciaba la corona.
La segunda manga volvió a ser un derroche de poderío físico, garra y roturas de servicio por parte de ambas jugadoras. Halep tuvo que hacer frente a las embestidas de una peleona Ostapenko de principio a fin. Lo hizo con un gran juego de fondo, defendiéndose muy bien, variando alturas y trayectoria de la bola y, en definitiva, agarrándose a la pista de forma inteligente. A la letona le empezó a pesar la presión de jugar su primera final de Grand Slam y observó impotente cómo la rumana se adelantaba rápidamente 3-0 en el marcador, poniendo algo de tierra de por medio. Parecía que el partido iba a terminar de un momento a otro, pero Ostapenko empezó a apretar los dientes y logró romper el saque de la rumana para igualar la contienda. Tirando de nervio y ganas de batalla, Ostapenko, pupila de Anabel Medina, se llevó la segunda manga por 6-4, tras romperle el saque en blanco a una nerviosa Halep y ganar a continuación el suyo propio a base de constancia y veintidós winners, muchos de ellos logrados con la derecha. Un drive, por cierto, más potente que el del mismo Andy Murray, número uno del circuito masculino.
La tercera manga sería, por tanto, la encargada de decidir el encuentro. Con 2-1 a su favor en el marcador, Halep logró hacerse con una importante rotura de servicio que le dio la confianza necesaria para afrontar la recta final el partido. La letona, por su parte, comenzaba a hacer aspavientos y a mirar a su banquillo en busca de inspiración, pero no parecía dispuesta a bajar los brazos. Por eso mismo, luchó hasta devolverle el break a la rumana. A partir de ahí, continuaron la falta de regularidad al servicio, los misiles por parte de Ostapenko y la sólida respuesta de Halep, que pudo mantener a su rival por detrás de la línea de fondo la mayor parte del tiempo. Con 3-3, la benjamina del partido le rompió el saque a su rival a base de desquiciantes embestidas y, al cabo de unos minutos, se puso 5-3, a solo un juego de la victoria. Finalmente, la rumana no pudo tirar de veteranía para ganar el encuentro y volvió a entregar su saque, el partido y el torneo en el siguiente juego. Ostapenko se jugó el punto de partido con un tremendo revés paralelo que entró y la convirtió en la nueva reina de París. Con esta victoria, la letona se convierte en la jugadora más joven en ganar este torneo desde que lo hiciera la croata Iva Majoli en 1997.
Para Ostapenko, esta era su octava participación en un torneo grande y la primera vez que se plantaba en una gran final. La rumana, en cambio, se plantaba por segunda vez en la última ronda del evento parisino. Hace tres años ya lo intentó, sin demasiado éxito, ante la rusa María Sharapova. Y esta vez tampoco pudo ser, por lo que se vio incapaz de poner el broche de oro a una sensacional temporada sobre tierra batida que la llevó a firmar una semifinal, una final y una victoria en los tres eventos sobre arcilla previos a la cita parisina. El número uno mundial, por tanto, tendrá que esperar para la rumana.
Fuente: Punto de Break
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