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Foto: J. Crosnier/FFT |
A veces parece haber fuerzas superiores que empujan a jugadores hacia la gloria y les sujetan cuando parece que pueden derrumbarse. Esa sensación dio Stan Wawrinka en su duelo contra Andy Murray en semifinales de Roland Garros 2017, sacando su ya clásica versión de los partidos más importantes de Grand Slams. Alternativas constantes en el marcador, despliegue infinito de golpes y todo tipo de situaciones psicológicas vivieron los protagonistas de uno de los mejores partidos en lo que va de año.
Solo podía quedar uno y fue el suizo, merced a su carácter ganador y fortaleza física y mental. Y es que fue el de Lausana el que más tenis puso sobre la arcilla parisina, asumiendo la batuta del partido desde el inicio y atacando con tanta frescura e insistencia como en sus mejores actuaciones. Ni siquiera en los momentos críticos vividos en el tercer y cuarto set, Wawrinka se hundió moralmente, poniendo de manifiesto su estatus superior en ese aspecto desde hace unos años.
La primera manga fue un toma y daca constante entre dos hombres con estilos contrapuestos. Murray parecía ser consciente de lo largo que sería el partido, y buscó ir entrando poco a poco en él a través de sus defensas. Wawrinka no dio lugar a la especulación, atacando cada bola y terminando el set con la friolera de 22 golpes ganadores y 23 errores no forzados, por los 9 y 10, respectivamente, que registró el británico. Cifras clarividentes de lo que se vio en pista en un set que se llevó Andy con mucho oficio y aplomo en la muerte súbita.
Todo cambió en el segundo set. El esfuerzo mental realizado por el escocés pareció pasarle factura y aguntó hasta el 3-3 antes de ver cómo se le escapaba Wawrinka en el marcador, totalmente inspirado y atacando a tumba abierta. Murray era un muñeco en manos de Stan, que se divirtió con él hasta el 3-0 del tercer parcial. Después de seis juegos consecutivos en su haber, el de Lausana asistió impávido a la resurrección de su rival.
Agilizó el bueno de Andy sus piernas y comenzó a discutirle la iniciativa de los puntos a su contrincante, hasta hacerle perder los nervios con defensas numantinas y golpes muy atinados cada vez que entraba en pista. Cogió ventaja en el marcador y encaró con confianza un cuarto set que pasará a la historia de este torneo. Y es que el duelo entre ambos fue sencillamente memorable.
Wawrinka se aferró con uñas y dientes a la pista y a pesar de algunas dudas, logró mantener equilibrado el marcador hasta el final. Las prestaciones de ambos eran máximas, con intercambios de todo tipo y condición donde proliferaron las dejadas y subidas a la red con golpes sutiles. Stan fue mejor en el tiebreak y ahí se llevó el triunfo moral. Voló en la quinta manga sobre un desanimado Murray, que no tuvo margen de maniobra ante el tornado de tenis que se le vino encima.
Mayúsculo resultado para Stan Wawrinka, que terminó el encuentro con sensaciones inmejorables y se planta así en la que será su cuarta final de Grand Slam. El rival está por determinar pero sea Thiem o Nadal, ambos son conscientes de que en las tres anteriores, el suizo ha salido victorioso. Hay motivos para pensar que Wawrinka puede volver a reinar en París, sobre todo si juega como lo ha hecho ante Murray.
Fuente: Punto de Break
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