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Foto: Noticias Caracol |
Cuando alguien está tocado por una varita mágica no es fácil ganarle. Eso habrá pensado Rafael Nadal durante todo el encuentro de cuartos de final del Masters 1000 Roma 2017 que le ha enfrentado a Dominic Thiem. A pesar de la confianza que podía tener el balear después de haberse impuesto en los precedentes inmediatos (finales de Barcelona y Madrid), poco pudo hacer Rafa ante el vendaval de tenis que se le vino encima.
Un cierto cansancio de piernas y de mente acumulado por las intensas semanas impidió alguna reacción sobrenatural del español ante un Thiem sencillamente impecable. Desde el inicio de partido se vio que el austriaco iba a tumba abierta a por el partido, desatado en sus golpes y asumiendo muchos riesgos en cada tiro. No estaba dispuesto a caer por tercera vez consecutiva y fue capaz de sacar su mejor tenis ante el rival más complicado, como es Nadal en tierra batida.
Al igual que sucediera en Madrid, el austriaco tomó ventaja en los primeros compases del partido pero su caudal de tenis no paró. La potencia de los golpes de Dominic fue netamente superior al de otros partidos y eso se notó en la incapacidad absoluta del español por tomar la iniciativa de los puntos. Nadal remaba de fondo de pista y asistía impávido a los cañonazos de Thiem desde cualquier zona de pista.
Llegó a tener Thiem una ventaja de 5-1 en el marcador del primer set pero salieron a relucir los intangibles de Nadal que con más corazón que cabeza y amparado en una cierta relajación del séptimo mejor jugador del mundo, se colocó 5-4. El espectador medio podía esperar un desplome del bisoño jugador austriaco pero nada más lejos de la realidad. La contundencia con la que cerró la primera manga puso de manifiesto que Thiem tenía uno de esos días que todo jugador sueña.
El español intentó asumir riesgos pero se percibió su falta de frescura mental y física en la ausencia de variaciones de alturas o velocidades. Cuando hay un jugador que machaca desde fondo de pista como lo hizo Thiem, buscar alternativas como golpes cortados o dejadas habría de ser una obligación para el rival. Sin embargo, Rafa llegaba tarde y el ir siempre a remolque le obligó a jugar bolas neutras en muchos momentos importantes, que no hicieron más que reafirmar la confianza de Thiem.
La segunda manga fue un duelo de poder a poder hasta que en el séptimo juego, Dominic diera un golpe sobre la mesa con un juego perfecto en el que hizo break. No hubo dudas para cerrar el partido. Nadal lo intentó todo y asumió riesgos con golpes paralelos pero se mostró incapaz de leer el servicio del austriaco y acabó rindiendo pleitesía a un hombre que llegará a Roland Garros con la confianza que da el haber ganado al rey absoluto de la tierra batida.
Fuente: Punto de Break
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