Los Dodgers vienen de atrás para lograr un angustioso triunfo

Foto: AP
En un partido de inseguridad extrema, con el suspenso en cada lanzamiento, los Dodgers dejaron de sufrir frente al pitcheo de Max Scherzer, sacado de escena por el jonrón de Joc Pederson, y con una arremetida de cuatro carreras frente a cinco relevistas asustados en el séptimo episodio, y se alzaron con una angustiosa victoria por 4-3. Necesitando del kilometraje extra del rematador Kenley Jensen, y del ingreso a las brasas del zurdo Clayton Kershaw para sacar los dos últimos outs. 

Los Nacionales, con Scherzer defendiendo brava y eficazmente durante seis entradas una pequeña ventaja de 1-0, parecían encaminarse a la ansiada victoria que los empujaría a la serie por el banderín de Liga, pero su pitcheo de relevo fue emboscado en ese tenebroso séptimo inning quedando atrás 4-1, y aunque reaccionaron con par de carreras producto del jonrón Chris Heisey, haciendo regresar la inseguridad estrechando la pizarra, no lograron salir del agujero y murieron. 

Hit abridor de Murphy contra Hill en el fondo del segundo inning dibujó la primera amenaza del juego. Después de ponche a Rendón y boleto a Ryan Zimmerman, el hit impulsador de Danny Espinoza adelantó a los Nacionales 1-0. Muy temprano para preocuparse podía pensarse, pero con Max Scherzer manejando esa pequeña diferencia, era natural fruncir el ceño y comenzar a mirar borroso el futuro. Hill volvió a meterse en líos en el tercero por cohete abridor de Trea Turner, robo de segunda, extensión a tercera con fly de Harper, base intencional al temido Daniel Murphy a continuación del ponche a Werth, y con hombres en segunda y tercera, al realizarse exitosamente el segundo robo de los Nacionales, el relevista derecho Joe Blanton dominó a Rendón para congelar el peligro.

EL MANEJO DE SCHERZER

Scherzer, sin alardear, trabajó cuatro ceros obviando boletos a Yasmani Grandal y Justin Turner, pero en el quinto se metió en el pozo de las serpientes, logrando salir ileso apoyándose en la confianza que le proporciona su control. Sin out, Reddick le disparó el primer hit de los Dodgers, y Joc Pederson continuó con otro. El ponche a Grandal tranquilizó a la multitud, pero el hit de Andrew Toles llenó las bases. El silencio en las tribunas era espeso cuando el emergente André Ethier tomó turno. Scherzer se galvanizó ponchándolo y cerró puertas obligando a Utley a roletear al short sobre el primer lanzamiento. Fue un cero grandioso, y una vez más, los Dodgers mostraron su inutilidad con las bases llenas, de 9-0 en la serie.

A un lado de la frustración en un momento tan importante, se demostró la vulnerabilidad de esa diminuta ventaja, incluso en manos de un pitcher del calibre de Scherzer. Los Nacionales malograron una excelente posibilidad de estirar la ventaja en el cierre del sexto, cuando con dos outs, al impulso de un doblete conectado por Zimmerman al rincón izquierdo, Jason Werth, circulando por boleto, fue enviado imprudentemente al plato para morir consecuencia de un tiro con apropiado relevo y suficiente tiempo. Fue un cero doloroso que hizo gemir Washington.

LA ERUPCIÓN DE LOS DODGERS

En el séptimo, los Dodgers sacaron del baúl su capacidad de agresión: Joc Pederson estremeció a Scherzer colocando una pelota encima de la pared izquierda. El mánager Dusty Baker consideró que el brazo de su pitcher estelar había trabajado hasta la frontera del desgaste y recurrió al bullpen. Fue entonces que Ardió Troya: cinco relevistas fueron incapaces de evitar una arremetida decisiva de los Dodgers, pese a la falla de Charlie Culberson en tres intentos de toque para poncharse después de base a Grandal y hit de Howie Hendrick. Roletazo productor del emergente Carlos Ruiz entre short y tercera y triple de Justin Turner, llevando al plato dos carreras más, establecieron una diferencia de 4 por 1 a favor de los Dodgers.

El suspenso regresó a caballo casi de inmediato. En el cierre, con Grant Dayton en la colina de los Dodgers, base a Danny Espinoza y jonrón del emergente Chris Heisey, aproximaron a los Nacionales 4-3, y el hit de otro emergente, Clint Robinson, explotó a Dayton, forzando a Dave Roberts a utilizar anticipadamente a su fiero rematador Kenley Jensen. Después de un out, el hit de Bryce Harper colocó hombres en las esquinas con las tribunas rugiendo, pero Jensen apagó la llama de la rebelión con ponches a Werth y Rendón, este último con las bases llenas entre el ruido del masticar de uñas.

Entre el caos y la locura, Jensen se alargó hasta el noveno inning, pero al flaquear su control, fue reemplazado por Kershaw, quien completó el necesario apriete de tuercas retorciendo el cuello de los Nacionales.


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