El Real Madrid consigue la orejona 11 para su vitrina

Foto: Futbol Picante twitter
Por undécima ocasión, el Real Madrid es campeón de Europa. Quizás no haya sido de la forma más brillante, ni tampoco con la superioridad de otras ocasiones, pero el Real Madrid es el Real Madrid, y cuando juega una final de Copa de Europa, de Champions League, la gana, aunque sea en los penaltis. 

Ante el Atlético de Madrid, el conjunto merengue puede que no fuera ni mejor ni peor que su rival, y puede que no mereciera más el título, ni menos, pero un mal penalti marca el destino, un mal penalti de Juanfran y la imposibilidad de pararlos, porque lo de Oblak en la tanda fue llamativo. Pero el caso es que por una cosa, por otra, el Real Madrid es nuevamente campeón de Europa, tras un partido disputado, peleado, bastante a contraestilo por ambos conjuntos, igualado, y que se resolvió en los detalles.

Ese sello del Real Madrid, antes de los penaltis, también queda patente. Como queda patente el sacrificio, el trabajo y el mérito del Atlético de Madrid, un equipo capaz de casi todo sin quizás tener tanta capacidad como otros para hacerlo. 

En líneas generales, el Real Madrid realizó una buena primera parte. Mejor que la del Atlético y suficiente para poner de cara la final. Además del juego a balón parado, movió la pelota con velocidad, presionó bien arriba y ocupó los espacios mejor... hasta que se acomodó. 

En un cuarto de hora el equipo de Zidane gozó de tres ocasiones peligrosas a balón parado, y así de hecho consiguió su gol tras una inteligente falta botada sobre Bale para que este peinara y apareciera 'Míster Final', Sergio Ramos, para hacer dudar a Oblak y lograr el 1-0. Eso sí, en fuera de juego tras ver la posición de su cabeza adelantada a Savic. 

Tardó en reaccionar el equipo de Simeone, desconocido hasta entonces. Y a contraestilo, recurriendo al dominio de la pelota, a la posesión, el Atlético empezó a dar síntomas y latidos de vida. No gozó de ocasiones realmente claras, pero al menos se quitó de encima esa sensación de dominio cómodo del Real Madrid y empezó a pisar terreno rival con cierto sentido, sobre todo gracias a Filipe Luis por la izquierda, que hizo sufrir a un Carvajal con amarilla, y gracias a Griezmann, cuyos movimientos daban sentido y profundidad a las posesiones a veces inocuas del equipo rojiblanco.

La segunda mitad tomó la herencia que le dejó el tramo final de la primera. El Atlético salió mejorado y el que salió dormido fue el Real Madrid, que tardó en enterarse de qué iba esa nueva película del partido. 

Arriba el equipo colchonero seguía merodeando el área de Keylor, y en una combinación de Griezmann con Fernando Torres Pepe picó y no leyó el movimiento de El Niño. Se lo tragó y le hizo un penalti al delantero atlético que su compañero francés desperdició estrellándolo al larguero. 

Si tras unos buenos 20 minutos el Real Madrid se apagó en la primera parte, algo parecido empezó a ocurrirle al Atlético, al que le seguía faltando cierta profundidad pese a las aportaciones de Carrasco (entró por Augusto y explotó la banda de Danilo, que había entrado por un lesionado Carvajal)) y claridad salvo cuando llegaban los laterales, Filipe y Juanfran. Por contra, el Madrid empezaba a entrar más en contacto con la pelota y de hecho disfrutó de oportunidades de sobra para matar la final. Benzema se estrelló con Oblak, Cristiano desperdició varias y empezaba a dar síntomas de no dar pie con bola y de fatiga, y el Real Madrid dejó ir el verdadero momento para rematar la Champions.

Y como el destino es caprichoso, el Atlético, ya fuera porque se la debía desde hace dos años a su vecino o ya fuera porque Gabi nunca se apaga y entiende a la perfección el encuentro, encontró el gol. El capitán conectó con Juanfran y el balón al área desde el costado lo aprovechó Carrasco para hacer el empate con 10 minutos por delante.

El Atlético, que había jugado a contraestilo todo el encuentro, obligado a ir a por el partido, se echó atrás con el empate. Y en esos 10 minutos volvió a tener ocasiones el Real Madrid, aunque menos claras. 

El partido llegó a la prórroga con la sensación de que el Atlético llevaba algunos elementos de ventaja: el físico (el Madrid había agotado los cambios), el ánimo, la justicia por la final de Lisboa... pero en el campo el Real Madrid seguía siendo el Real Madrid, y seguía teniendo argumentos de sobra para hacer daño. 

El Atlético, más entero, tampoco es que estuviera para tirar cohetes ni para recorrer kilómetros. Pero en Carrasco encontró una vía de peligro y penetración constante. Con todo, en la segunda mitad el Real Madrid quiso más que el Atlético, que parecía conformarse con el empate y llegar a los penaltis. 

Y tuvo ocasiones, a pesar de tener a varios jugadores fundidos. Pero finalmente el partido no se desequilibró, y se agotó en los penaltis, en los que Juanfran la envió al palo y en los que los madridistas no fallaron ante un Oblak estático.

Fuente: eldesmarque

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Síguenos en facebook

Síguenos en Twitter

Atletismo Fénix

Atletismo Fénix